El timple canario entre la tradición y la modernidad
- Apenas hay maestros luthiers de timple y sus enseñanzas se transmiten oralmente
- Han ido introduciendo nuevos materiales como la fibra de carbono, las mallas de acero o el aluminio
Si pensamos en folklore canario el primer instrumento que se nos viene a la cabeza es el timple. Y aunque cada vez son más los que se interesan por aprender a tocarlo, su construcción artesana pende de un hilo. Apenas hay maestros luthiers de timple y sus enseñanzas se transmiten oralmente. David Sánchez es uno de ellos y gracias a sus manos este pequeño instrumento de cuerda vive una auténtica segunda juventud.
Él se ha atrevido a ir más allá con sus creaciones. Ya que cuando ofrece nuevas posibilidades al instrumento normalmente los músicos lo agradecen, “porque ellos también están explorando nuevos territorios”, indica.
100 horas de trabajo para cada uno
Más de 100 horas de trabajo lleva cada timple. En su taller la base sigue siendo la madera pero además ha ido introduciendo nuevos materiales como la fibra de carbono, las mallas de acero o el aluminio.
De su cabeza salen espectaculares diseños que tienden puentes con otras disciplinas, como la Escultura o la Arquitectura, y eso siendo totalmente autodidacta.
“Cuando yo empecé siempre se iba a rebufo de otras disciplinas“
Aunque es el símbolo sonoro de Canarias hay muy poco material bibliográfico. “Cuando yo empecé siempre se iba a rebufo de otras disciplinas, como la guitarrería o la violería, y el timple está un poco en pañales” asegura David.
Los conocimientos se transmiten oralmente, no hay nada escrito
Porque en las islas no hay formación escrita para los luthieres. Los conocimientos se transmiten oralmente con el consiguiente riesgo de que se pierdan. Tradición y modernidad para seguir preservando uno de los símbolos de identidad de las islas Canarias, quelo nuestro.
El timple está presente en todas las islas, como parte integrante esencial de las agrupaciones del archipiélago. En sus inicios era un instrumento de acompañamiento en las parrandas de tocadores, ahora se ha convertido en uno de los símbolos de identidad de las Islas Canarias.