Enlaces accesibilidad
Guerra en Ucrania

Zoryana, de dentista a miliciana en 24 horas: "Vi que repartían armas y no me resistí a defender mi país"

Por
Un militar explicando el fincionamiento de un fusil a una voluntaria
Un militar explicando el funcionamiento de un fusil a una voluntaria

Zoryana tiene 29 años, hace una semana estaba trabajando en su propia clínica dental en Kiev y ahora viste ropa militar con un fusil colgando por la espalda. Su proyecto y su plan de vida estallaron con la llegada de la invasión rusa de Ucrania. Despertó el pasado jueves con el sonido de las sirenas de emergencia; al darse cuenta de que la guerra había comenzado, decidió ponerse en marcha hacia el oeste para buscar un refugio a sus padres y su hijo pequeño.

Tardaron muchas horas en llegar a la zona fronteriza donde, en cuestión de horas, comenzaron a llegar miles de personas huyendo de los bombardeos, decidió que tenía que actuar. "Quiero salvar a mi familia, pero no puedo quedarme quieta viendo cómo nos quitan nuestra tierra", asegura a RTVE.es.

Dos días antes del avance de las tropas rusas hacia la capital, Volodymyr Zelenski hizo un llamamiento a filas a los reservistas durante un periodo especial de tiempo, después de que el Senado ruso hubiera autorizado el traslado de tropas a Donetsk y Lugansk, las dos regiones a las que Vladímir Putin ha reconocido la independencia de Ucrania.

En cuestión de horas la invasión rusa comenzó y el Gobierno ucraniano respondió declarando la ley marcial y repartiendo armas entre la población civil. "Vi que repartían armas y no me resistí a defender a mi gente", relata con una mirada cansada de no haber dormido en toda la noche. Ella quiso volver a la capital para defender su ciudad.

Zoryana, milicia voluntaria en las filas del ejército ucraniano

Zoryana, milicia voluntaria en las filas del ejército ucraniano Foto cedida por Zoryana

"Las noches ya no existen", explica con voz extenuada. "Pero estoy dónde tengo que estar. Estoy tranquila porque estoy cumpliendo con mi deber", asegura refiriéndose a su decisión de unirse al frente. Según el Ministerio de Defensa ucraniano se han repartido, solo en Kiev, 25.000 armas.

"Hicieron un llamamiento solo a los hombres y nos presentamos también las mujeres"

Reconoce que no hay muchas mujeres entre las filas del ejército. El gobierno hizo un "llamamiento solo a los hombres de entre 19 y 60 años, pero nos presentamos también las mujeres". "Nosotras también queremos estar", asegura enseñando su fusil. "No lo pensé ni un segundo porque sabía que me necesitaba mi país". Asegura que hace tiempo que tenía la sensación de que algo iba a pasar, por lo que la guerra no la coge por sorpresa. La población estaba mentalmente prevenida. "Quiero aportar a la liberación de nuestro territorio y lucharé hasta el final", añade.

Muchos jóvenes, sin experiencia militar, han decidido alistarse al ejército. "Yo odio las armas, pero creo que tenemos que hacerlo porque si no, nuestro ejército perderá frente a Rusia", explica Vladimir, un joven de 23 años, que lucha en los alrededores de Kiev. Estaba terminando sus estudios en Ingeniería, y de un día para otro, se encuentra empuñando un arma. "Estoy aquí porque quiero ayudar a nuestros soldados a defender Kiev", zanja. No se imaginaba dejar la universidad por un campo de batalla.

Son muchos los civiles que se han ofrecido como voluntarios, no solo para alistarse al ejército, sino que para ayudar. Es el caso de Victoria que está en Ternopil, una localidad en el oeste de ucrania. "Aquí han comenzado a llegar muchas personas y nos estamos organizando para ayudarles", asegura esta joven de 25 años. Ella ahora está de voluntaria en uno de los centros de acogida: "Estamos acogiendo a gente en una escuela y allí les damos comida, mantas y bebidas". Muchas familias con niños.

"Hacen falta mantas, comida y mucha gente necesita un cobijo"

La Agencia de Naciones Unidas para el Refugiado calcula que hay más de 100.000 nuevos desplazados internos por esta crisis que se suman a las más de 850.000 personas desplazadas por anteriores oleadas de violencia en Ucrania desde 2014. Muchas familias se han dirigido a la parte oeste para estar más cerca de Europa.

Victoria asegura que reúnen ayuda como comida y medicinas tanto para civiles como para militares. Destaca la unidad y una idea colectiva de que "o lo ganamos todo o lo perdemos todo", concluye. Ella no se ve capacitada para coger un arma, "pero puedo hacer mejor otras cosas", asegura.

Las historias se repiten entre las familias ucranianas. Según ACNUR, más de medio millón de personas han salido del país huyendo del conflicto.

Igor Likhvanchuk, desde un principio, tenía claro que no quería marcharse de su país. Se fue de Kiev para estar en una zona más segura. "Hacen falta mantas, comida y mucha gente necesita un cobijo", enumera, en declaraciones a TVE, las necesidades desde la ciudad fronteriza Chernivsti.

Él también trabaja como voluntario apoyando a las personas que llegan. Recuerda que el país no solo está viviendo una guerra, sino que también están sufriendo una "grave crisis humanitaria". Teníamos vidas normales, pero ahora nos despertamos cada día con el sonido de las explosiones". Asegura que ha cambiado varias veces de ubicación, pero están con una especie "de adrenalina" que les ayuda a sobrellevarlo. "Lo más duro es ver la tele y las noticias".