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Los expertos piden no retrasar la vuelta a los colegios: "Son lo último que debe cerrarse y lo primero en abrirse"

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Estudiantes de Navarra al volver a las aulas en septiembre de 2020, tras el confinamiento.
Estudiantes de Navarra al volver a las aulas en septiembre de 2020, tras el confinamiento.

¿Peligra la vuelta presencial a las aulas después de Reyes? ¿Se retrasará la apertura de los colegios? Sumergidos en la sexta ola de la pandemia y sus cifras récord de contagios de coronavirus, algunos debates que creíamos pasados están de nuevo encima de la mesa. El Gobierno y las comunidades autónomas abordarán este martes la medida, para la que los epidemiólogos consultados por RTVE.es encuentran poca justificación. Estas son sus razones:

Los contagios ocurren más fuera de las escuelas

"Los colegios son lo último que debería cerrarse y lo primero que debería abrirse", recita Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), como lo hacen muchos de sus colegas en todo el mundo para expresar que el coste de la medida es mayor que el beneficio.

El primer motivo es meramente práctico: colegios e institutos "son espacios donde el control de la transmisión se ejerce bastante bien", explica Zurriaga a RTVE.es. El Centro para el Control de Enfermedades estadounidense asegura que la transmisión entre profesores y alumnos no son la principal fuente de contagios de coronavirus. De hecho, en la mayoría de las ocasiones, la infección ocurre fuera de los colegios, "en los domicilios y en el ámbito social", completa el especialista en Medicina Preventiva.

Sin embargo, las consecuencias de suspender las clases sí van más allá de las aulas. "Colegios cerrados significa niños en casa cuidados por los abuelos", continúa Zurriaga. Para evitar que el problema se traslade a las personas mayores, más vulnerables a la enfermedad grave, los expertos creen que existen fórmulas alternativas.

Aún pueden mejorar las condiciones en el aula: la ventilación

La ventilación de los interiores sigue siendo una asignatura pendiente en España, a pesar de que casi se cumplen dos años inmersos en una pandemia por un virus de transmisión aérea. Las escuelas no son el caso más grave, puesto que las clases se imparten con ventanas abiertas desde septiembre de 2020.

Por ello, para el epidemiólogo Antonio Gutiérrez es el momento de ir un paso más allá y planificar e invertir en mejorar las condiciones de profesores y alumnos en las aulas, "muertos de frío" durante el invierno. "Hay que poner el máximo esfuerzo en que ellos estén confortables y protegidos, con el uso de mascarillas y una ventilación adecuada", defiende, frente a medidas "cortoplacistas" —como el cierre de escuelas— o "estéticas" —como la mascarilla obligatoria en exteriores.

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La opción más barata son las ventanas abiertas para ventilar la clase y los pasillos, pero hay alternativas a pasar frío. Como apunta en The Guardian la catedrática en salud pública Devi Sridhar, de la Universidad de Edimburgo, existen "filtros HEPA que limpian completamente el aire varias veces en una hora".

Para completar, los medidores de CO₂ permiten evitar las situaciones de alto riesgo de contagio, puesto que avisan cuando el aire está ‘cargado’ y hay que renovarlo. En Bélgica ya recomiendan su instalación en los centros de estudios desde agosto del año pasado.

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Existen medidas a nuestro alcance que son menos perjudiciales para los niños

Retrasar la vuelta al colegio encierra un debate de prioridades, según los expertos, puesto que hay otras medidas que todavía estamos a tiempo de tomar fuera de las escuelas y "manda un mensaje contradictorio y confuso a la población", según el epidemiólogo Antonio Gutiérrez.

El investigador considera que antes de llegar ese extremo se debería poner en marcha un plan de vacunación "intensivo" para los más pequeños, dado que desde que comenzó la campaña pediátrica, el 15 de diciembre, apenas un 27 % de los niños entre 5 y 11 años han recibido un pinchazo.

Del mismo modo, los docentes, vacunados con AstraZeneca, "son profesionales de primera línea también y deberían estar vacunados con la tercera dosis pero ya", subraya, ante la variante ómicron, que se propaga más rápido que las precedentes y entraña un potencial escape a la inmunidad.

Por su parte, el vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Óscar Zurriaga, centra el foco en reducir los riesgos de transmisión en toda la sociedad, con medidas como favorecer el teletrabajo o evitar las aglomeraciones en eventos que no sean imprescindibles. "No hay una medida con la que ya todos podamos estar tranquilos, hay que pensar en ellas en conjunto", recuerda, como han venido haciéndolo desde el comienzo de la crisis sanitaria.

Otras opciones, menos difundidas en España, pasan por generalizar el uso de test para garantizar que los contagiados se aíslan mientras puedan transmitir a otros el virus. "El Reino Unido ha liderado la oferta de pruebas gratuitas en casa para profesores, personal escolar y alumnos, y esto se considera uno de los factores para frenar la propagación en las escuelas", destaca Sridhar, de la Universidad de Edimburgo, en su tribuna en The Guardian.

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Un problema social y emocional: el reverso de suspender las clases presenciales

Más allá de la cuestión sanitaria, retrasar o no las clases tiene ecos en la vida de los pequeños, especialmente los más vulnerables. Diversas investigaciones sociológicas en España constatan que el confinamiento y las clases online fue en detrimento de los niños, niñas y jóvenes con peores "condiciones materiales, culturales y emocionales". La falta de acceso a internet o el menor tiempo de los padres para acompañarlos en las tareas escolares supuso para muchos alumnos romper su vínculo con la escuela, pero también con los compañeros.

En ese sentido, Unicef ha hecho igualmente suyo el lema de que las escuelas "deben ser los últimos lugares en cerrar y los primeros en reabrir". En una declaración institucional, la directora ejecutiva Henrietta Fore subraya cómo los cierres escolares en el último año han erosionado el aprendizaje, las relaciones sociales y la salud mental de los niños, por lo que pide que su educación y bienestar sean prioritarios en esta ocasión.

"Sabemos que las medidas de mitigación en las escuelas son eficaces. Debemos utilizar este conocimiento para hacer todo lo posible por mantener las escuelas abiertas", reza su escrito del 17 de diciembre, ante la propagación de la variante ómicron.

En esta opinión coincide María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente en la Organización Mundial de la Salud (OMS). "El impacto positivo de tenerlas abiertas es siempre mejor que los efectos colaterales que pudiera tener", ha afirmado en una entrevista en RNE, aunque cree que la valoración del riesgo está en las manos de cada país y no desdeña la posibilidad de retrasar unos días la vuelta a las aulas.