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La Palma

La lava amenaza al corazón económico de La Palma: "Si llega, se acabó el plátano allí"

  • Los modelos apuntan a que la lengua de fuego desembocará en la zona platanera más productiva de la isla
  • Su recuperación para el cultivo sería muy costosa, tardaría años, y no interesaría a ningún agricultor
  • Sigue la erupción del volcán de La Palma en directo

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La ceniza originada por el volcán está dañando la cosecha de plátanos en La Palma.
La ceniza originada por el volcán está dañando la cosecha de plátanos en La Palma.

Pese a ser conocida como la "Isla Bonita", La Palma no dispone de una infraestructura turística muy desarrollada, a diferencia de las islas canarias más orientales, desde Tenerife hasta Lanzarote. El mayor peso de su economía recae en la agricultura, especialmente en el plátano, que es con mucha diferencia el principal cultivo. "El 50% de las 85.000 personas de La Palma viven directa o indirectamente del plátano", cifra César Castro, ingeniero técnico de la cooperativa Volcán de San Juan, ubicada en el Valle de Aridane.

Sus palabras se entremezclan con el estruendo constante de la nueva erupción, que sigue su curso a escasos kilómetros de allí, ladera arriba. El volcán ha alterado el día a día de las cooperativas plataneras de la zona, pero sin detener por completo su actividad. El mayor daño, hasta ahora, lo ha producido la nube de arena oscura que ha cubierto por completo la atmósfera y se ha depositado sobre gran parte de la isla. "La ceniza cae dentro de los invernaderos y baña las piñas, y eso provoca que se dañen al cargarlas en el transporte. Eso ya se bota, porque normalmente los plátanos no se pueden vender con arañazos", apunta Castro, quien también describe cómo los sedimentos volcánicos se acumulan en la parte superior de los invernaderos, impidiendo la llegada de luz a las plantas.

La colada de lava también ha afectado directamente a las plataneras, especialmente a la capacidad de riego, aunque de momento las heridas que ha provocado se han podido ir restañando. "Tenemos presas, en la parte alta de Los Llanos, que alimentan de agua a las zonas más bajas de la isla, y por algunas zonas ha pasado el volcán y ha destruido la infraestructura, aunque después se ha reparado", explica este ingeniero. Además, algunas carreteras se han visto afectadas, lo que ha imposibilitado el acceso a las instalaciones agrícolas.

Lo peor podría estar aún por llegar

Pero lo peor podría estar aún por llegar. Los modelos científicos apuntan a que la lengua de fuego que discurre ladera abajo desde Cabeza de Vaca, una vez superado Todoque, desembocará en Playa Nueva, destruyendo la zona platanera por excelencia de la isla, que ocupa una franja que se extiende desde Tazacorte hasta El Remo, y que incluye el terreno ganado al océano después de la erupción del volcán San Juan en 1949. "Estamos hablando de 300 hectáreas de plátanos, un 10% de la producción de la isla. Más de 20 millones de kilos anuales", cuantifica Manuel Redondo, secretario técnico de COAG Canarias. Pero no solo eso, sino que se trata de "la zona más productiva y de mayor rentabilidad de toda La Palma".

A mediados del pasado siglo, cuando finalmente la colada del San Juan entró en contacto con el mar y se solidificó -un proceso que duró años-, los palmeros "hicieron lo que antes se llamaba 'sorribar', y trajeron tierra de la Cumbre, de las zonas altas de la isla, para ponerla sobre el manto de lava", describe Augusto Cáceres, encargado de otra cooperativa platanera, Cupalma Las Martelas, ubicada muy cerca de Todoque, hasta ahora la población más afectada por la erupción volcánica.

En el Valle de Aridane, 15.000 personas viven directamente o indirectamente del plátano.

Preguntado por la posibilidad de que un procedimiento similar pueda llevarse a cabo de nuevo, Cáceres se muestra escéptico. "Por donde pase la lava, ya queda inservible durante décadas. Se pierde para el cultivo", asegura, y aporta un nuevo dato que acentúa aún más la tragedia económica que algo así puede suponer: "En el Valle de Aridane, 15.000 personas viven directamente o indirectamente del plátano".

La Palma es la segunda isla canaria productora de plátanos, solo por detrás de Tenerife.

La Palma es la segunda isla canaria productora de plátanos, solo por detrás de Tenerife. NACHO DOCE / REUTERS

"Si llega la lava, se acabó el plátano"

Manuel Redondo, de COAG Canarias, también cree que es muy difícil que estos terrenos puedan recuperarse para el cultivo. "Si eso se cubre de lava, se acabó el plátano ahí. A esas tierras se le añadió tierra extraída de los barrancos, se hicieron las terrazas y los taludes para poder plantar... Pero ya no es solo un tema de tierras. El esfuerzo que se hizo en su momento se hizo porque las condiciones y las previsiones a futuro eran buenas. Hablamos de mitad del siglo XX. El grueso de la población palmera se dedicaba a la actividad agraria. Había una serie de elementos que hacían que fuese posible. Ahora mismo, la inversión necesaria haría muy difícil que se repitiese", manifiesta.

"Qué puede pasar? Si todo sigue como señalan las proyecciones, va a quedar un 10% de plantaciones bajo la lava que difícilmente se puede recuperar para el sector platanero", valora Redondo, quien cree que, llegado ese caso, será prácticamente imposible reubicar una parte de la producción platanera en otro lugar. "Es muy difícil, porque en el caso de La Palma hay superficie platanera donde uno entendería que es imposible que la haya. Se hicieron terrazas en sitios impensables, cuando este era un cultivo en el que cuadraban los números. Pero a ningún agricultor le cuadrarían hoy", asegura.