Enlaces accesibilidad
Coronavirus

Estados Unidos advierte de un posible vínculo infrecuente entre el síndrome de Guillain-Barré y la vacuna de Janssen

Por
Un hombre recibe la vacuna de Janssen en Barcelona.
Un hombre recibe la vacuna de Janssen en Barcelona.

Las autoridades sanitarias estadounidenses han alertado de un posible vínculo entre la vacuna contra la COVID-19 de Janssen y el síndrome de Guillain-Barré, un desorden neurológico de carácter grave que provoca que el sistema inmunológico ataque al nervioso. Sin embargo, se trataría de un efecto secundario muy infrecuente, ya que únicamente se han detectado 100 posibles casos entre los 12,8 millones de personas que han recibido esta vacuna en Estados Unidos; es decir, uno por cada 128.000 pinchazos.

El aviso ha sido emitido por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés), la agencia que se encarga de aprobar el uso de nuevos fármacos en el país norteamericano. Según los datos aportados por el organismo regulador, el 95% de los casos detectados revistieron de gravedad, y los pacientes tuvieron que ser hospitalizados, mientras que uno de ellos falleció. Sin embargo, deja claro que la evidencia es aún "insuficiente para establecer una relación casual", es decir, para afirmar que esta vacuna es la responsable directa del desarrollo del síntoma, a pesar de las fuertes sospechas.

La FDA, que sigue recalcando que los beneficios de recibir la vacuna superan con creces a los posibles riesgos, detalla que los afectados desarrollaron síntomas en un plazo máximo de 42 días tras haber sido inoculados, y que la mayor parte de ellos eran hombres de más de 50 años. Hasta el momento, no se ha encontrado una incidencia similar en quienes recibieron la vacuna de Moderna o Pfizer, después de más de 321 millones de dosis solo en Estados Unidos. Junto con la de Janssen, son las tres únicas vacunas aprobadas contra la COVID-19 en el país, aunque se diferencian de la primera en que no se basan en adenovirus sino en ARN mensajero.

Entre 3.000 y 6.000 casos anuales en Estados Unidos

Según explican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la agencia federal que vela por la salud pública en Estados Unidos, el síndrome de Guillain-Barré es un trastorno poco común del sistema inmunológico que causa inflamación de los nervios y puede provocar dolor, entumecimiento, debilidad muscular, dificultad para caminar e incluso parálisis.

Aunque las causas que lo originan no están del todo claras, este síndrome a menudo está precedido de una infección vírica o bacteriana. Cada año se estima que en Estados Unidos entre 3.000 y 6.000 personas lo desarrollan. La mayoría de ellas se recupera por completo, aunque para algunas el daño del sistema nervioso es irreversible.

Aviso en la Unión Europea con AstraZeneca

En la Unión Europea, donde el volumen de vacunaciones con el preparado de Janssen es significativamente menor que en Estados Unidos -hasta ahora, se han administrado aproximadamente 8,6 millones de dosis, de ellas 1,4 millones en España-, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) no ha detectado por el momento ningún incremento significativo en la incidencia del síndrome de Guillain-Barré en la población vacunada. Aunque ha pedido a los profesionales sanitarios que estén alerta de sus posibles síntomas en otra vacuna, la de AstraZeneca, que también se basa en adenovirus.

No se trata de un posible efecto secundario imprevisto, puesto que el síndrome de Guillain-Barré ya estaba identificado por el regulador europeo como “un posible evento adverso que requiere actividades específicas de monitoreo de seguridad”. La EMA “no confirma ni descarta de momento” un posible vínculo entre el preparado de AstraZeneca y el síndrome neurológico, pero el comité de seguridad (PRAC) ha recomendado un cambio en la información de Vaxzevria -el nombre comercial de la vacuna de AstraZeneca- para que incluya esta advertencia.

El PRAC aconseja a las personas que han recibido la vacuna que busquen atención médica “inmediata” si desarrollan “debilidad y parálisis en las extremidades que pueden progresar hacia el pecho y la cara”, aunque subraya que “el balance beneficio-riesgo permanece sin cambios (positivo)”.