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Premiso Goya

'Las niñas', una victoria de la igualdad y del cine en primera persona

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Pilar Palomero, durante la gala de los Premios Goya.
Pilar Palomero, durante la gala de los Premios Goya.

La carencia de mujeres en nominaciones o selecciones de festivales de cine suele atribuirse a la falta de diversidad de los comités de selección o miembros de las academias, aunque puede interpretarse además como el último eslabón de una cadena de desigualdad que suele fallar desde el inicio.

El triunfo de Las niñas, de Pilar Palomero, en los Premios Goya es también una pequeña victoria para las políticas de igualdad que tratan de enjugar la brecha de un sector masculinizado: cada vez hay más películas dirigidas por mujeres y cada vez tienen más reconocimiento.

[TODOS LOS GANADORES DE LOS GOYA 2021]

Solo en tres ocasiones, dos con Isabel Coixet y una con Iciar Bollain, el Goya a la mejor película había sido dirigida por una mujer. Tanto Coixet como Bollain fueron testigos –como nominadas desde sus casas- del triunfo de Palomero en la gala de Málaga.

Otro dato: en las 29 primeras ediciones con Goya a la mejor dirección novel, de 1989 a 2017, solo cuatro directoras han ganado el Goya a la mejor dirección novel. Desde entonces, en las últimas cuatro ediciones, todas las ganadoras han sido mujeres: Carla Simón, por Verano 1993,en 2017; Arantxa Echevarría, por Carmen y Lola, en 2018; Belén Funes, por La hija de un ladrón, en 2019; y Pilar Palomero este año.

La tendencia es mundial y el cerco sobre los dos grandes eventos cinematográficos mundiales se estrecha. En Cannes, donde solo una mujer ha ganado la Palma de Oro (Jane Campion por El piano, 1993) cada vez hay más mujeres en selección oficial. Y en los Oscar, donde solo Kathryn Bigelow tiene la estatuilla a mejor dirección (En tierra hostil, 2010), se preparan este año para un record de mujeres directoras, tal y como sucedió en los Globos de Oro, y con Chloé Zhao favorita por Nomadland.

Carla Simón, Mejor Dirección Novel en los Premios Goya 2018 por 'Verano, 1993'

La brecha del millón de euros

En España, la Ley del Cine de 2007 ya menciona “establecerá medidas de fomento de igualdad de género en el ámbito de la creación cinematográfica y audiovisual”, las ayudas del ICAA han sido claves en este proceso puntuando favorablemente los proyectos dirigidos por mujeres, una discriminación positiva amparada por el artículo 9.2 de la Constitución. También RTVE, en la obligada inversión del 6% de su presupuesto en cine, valora las cintas de cineastas y las óperas primas, lo que ha contribuido al crecimiento de mujeres tras las cámaras.

Según un informe del Ministerio de Cultura y Deportes, entre 2012 y 2018 la tendencia de películas dirigidas por mujeres que tienen algún tipo de subvención ha crecido: en 2013 solo eran el 8% y en 2018 el 20%.

Pero ese porcentaje solo es parte de la historia, porque si el presupuesto medio de una película en ese periodo fue de 1,4 millones de euros, desglosado por género se revela la desigualdad: las dirigidas por hombres tenían un presupuesto de 1,6 millones y las dirigidas por hombres apenas 670.000. La brecha del millón de euros. Por eso CIMA, la Asociación de mujeres cineastas, advierte siempre contra cualquier triunfalismo respecto al número de mujeres nominadas a los Goya, que alcanzó en 2021 el 40%.

A la luz de esos datos, los premios y galardones son, de facto, un argumento sólido contra quienes tachan de injustas las ayudas. Con menos, las mujeres están consiguiendo más.

.Belén Funes se ha hecho con el Goya a la mejor dirección novel por su película La hija de un ladrón en la 34ª edición de los premios de la Academia de Cine.

Femenino y primera persona del singular

Aun así, las directoras han extraído oro. De hecho, si hay que generalizar (y exagerar por tanto) una tendencia del cine de directoras noveles en la última década sería el de un cine en primera persona, basado en experiencias reales, normalmente de la infancia y juventud, y retratado con honestidad y verdad.

En ese marco encaja fácilmente Tres días con la familia, de Mar Coll (2009), que se puede casi considerar iniciadora de ese movimiento; Verano 1993, de Carla Simón; El viaje de Marta, de Neus Ballús; María (y las demás), de Nely Regueras, por citar a otras directoras nominadas a mejor dirección novel, pero también de Blog y Las distancias, de Elena Trapé; Júlia Ist, de Elena Martín, o Las amigas de Aghata, de Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen. Todas conforman un catálogo de revisiones de la infancia, crisis adolescentes, desencanto del paso a la madurez o desasosiego por las expectativas vitales no cumplidas.

Y, en una línea igualmente realista, pero más cercana a lo social, Isabel Ocampo, Belén Funes o Arantxa Echeverría. De las directoras nominadas a mejor dirección novel en la última década solo quedan Paula Ortiz, quizá la que tiene el universo más poético, y Leticia Dolera, quizá el más narrativo.

Aunque Las niñas sea una ópera prima, Pilar Palomero tiene 40 años, lo que enlaza con otro gran escalón, el generacional, que engloba ya a hombres y mujeres, y que también se podía advertir a simple ojo al asomarse a los rostros de los nominados en sus domicilios: cada vez se entra más tarde en el mundo audiovisual y la carrera profesional y artística es más corta. Pero eso ya es otra brecha.