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Coronavirus

Israel ya casi ve la luz al final del túnel: solo un 0,015% de contagios tras la segunda dosis de la vacuna

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Un hombre recibe una de las dosis de Pfizer en un puesto de vacunación cercano a Tel-Aviv.
Un hombre recibe una de las dosis de Pfizer en un puesto de vacunación cercano a Tel-Aviv.

En la estrategia por lograr cuanto antes la inmunidad de grupo contra la COVID-19, hay un país que lleva mucha ventaja al resto: Israel. Su Gobierno se ha propuesto inmunizar a la mayor parte de la población antes de que finalice marzo. Y parece que está camino de conseguirlo, puesto que ya ha administrado 47,9 dosis por cada 100 israelíes, algo más del 30% de la población de este país de aproximadamente 8,7 millones de habitantes (de los que más de un 15% ya ha recibido la segunda dosis), según las cifras aportadas por el portal Our World in Data.

Muchos son los factores que explicarían este ritmo meteórico, comenzando por un sistema sanitario con capacidad para recibir y administrar las dosis necesarias, que a su vez se apoya en una eficiente red con más de 400 puntos de vacunación en todo el país. Pero... ¿Por qué Pfizer está abasteciendo a Israel de las vacunas con tanta fluidez, cuando al resto de los países les llegan con cuentagotas? Por dos razones fundamentales: además de pagar un sobreprecio por cada una de las dosis, el Gobierno de Benjamin Netanyahu ha conseguido una posición preferente de compra con la farmacéutica a cambio de convertirse en su banco de pruebas para analizar la eficacia real de la vacuna en la población y determinar el umbral en el que se alcanza la inmunidad de grupo.

Israel paga por las vacunas más que la Unión Europea y EE.UU.

El país asiático se ha convertido así en el centro de atención mundial. Y los primeros datos, aunque conviene recibirlos con precaución, resultan muy esperanzadores. Especialmente en la población que ya ha recibido la segunda dosis, que es cuando supuestamente se desarrolla la inmunidad completa. Apenas 20 de 128.600 israelíes vacunados con las dos dosis desarrollaron la enfermedad en la semana posterior a la segunda inyección, lo que representa un 0,015% del total, según un estudio realizado por investigadores de Maccabi Healthcare Services.

Una eficacia incluso superior al 95% estimado

Este primer análisis mundial de pacientes totalmente vacunados indica que la vacuna de Pfizer podría ser incluso más eficaz que lo que sugerían los ensayos clínicos, que estimaban en un 95% su efectividad. El 0,015% contrasta con los contagios entre la población que aún no ha recibido la vacuna, ya que alrededor del 0,65% de los ciudadanos israelíes se infecta en una semana, según ha explicado el inmunólogo Cyrille Cohen a The Times of Israel.

Ninguno de los 20 infectados después de recibir la segunda dosis manifestó síntomas graves.

Además, ninguno de los 20 infectados después de recibir la segunda dosis fue hospitalizado o sufrió una fiebre superior a 38,5 grados. "Esto puede ser un indicador de que la vacuna previene enfermedades graves incluso cuando las personas están infectadas", señala Anat Ekka Zohar, uno de los autores del estudio, quien no obstante puntualiza que resulta imposible saber qué trayectoria habrían seguido sus síntomas sin la vacuna. Precisamente, este es uno de los aspectos que obliga a recibir los datos con cierto escepticismo, ya que la investigación carece de una muestra de control con la que poder comparar.

Vacuna efectiva ante la cepa británica

Impulsado también por un estricto confinamiento general que rige desde finales de diciembre, las cifras de contagios llevan ya varios días descendiendo. Pero el ritmo es menor de lo esperado, y una de las explicaciones podría estar en que el país está lidiando con la variante británica, que es más contagiosa y representaría entre el 30% y el 40% de las infecciones actuales, según datos del Ministerio de Sanidad israelí, que anuncia otra gran noticia: la cepa inglesa no parece más resistente a la vacuna de Pfizer.

La variante británica representa entre el 30% y el 40% de las infecciones actuales en Israel.

Pero si las cifras que arroja la inmunidad obtenida después de la segunda dosis son muy positivas, no ocurre lo mismo si se tiene en cuenta únicamente la primera dosis. Según datos preliminares, la protección que aporta la vacuna de Pfizer tras una primera dosis -un 33%- es significativamente más baja que lo estimado inicialmente durante los ensayos clínicos -que apuntaban a un 89%-.

En este sentido, el dato podría suponer un contratiempo para países como Reino Unido, cuya estrategia de vacunación retrasa la inoculación de la segunda dosis hasta 12 semanas, en lugar de solo tres, que es la apuesta de la mayoría, entre ellos España.