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Tras las huellas del expolio nazi: obras de arte volatilizadas y conflictos judiciales

  • El Museo de Pontevedra devolverá a Polonia dos obras expoliadas por los nazis durante la IIGM
  • El III Reich robó masivamente millones de piezas, muchas de ellas continúan desaparecidas

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Cuadro de Manet descubierto por las tropas de EE.UU. en las minas alemanas de Merkers (1945)
Cuadro de Manet descubierto por las tropas de EE.UU. en las minas alemanas de Merkers (1945)

Marzo de 2020. El país sufre el confinamiento por la pandemia. En pleno encierro el Museo de Pontevedra recibe una sorprendente llamada desde Polonia: el Gobierno reclama dos obras expoliadas por los nazis a la familia polaca Czartoryski, que se encuentran en la institución cultural gallega.

Las pinturas son un díptico del siglo XV atribuido al pintor flamenco Dieric Bouts y figuran en bases de datos internacionales de piezas saquedas durante la IIGM.

Tras las verificaciones a contrarreloj a manos de expertos, Galicia ha anunciado este mes que el díptico será devuelto al Museo Nacional de Arte de Cracovia en una “reparación histórica”.

“Es lo correcto desde el punto de vista ético y moral y está amparado por la normativa internacional. Existe en este sentido una directiva del Consejo de Europa de 2014 que regula la restitución de bienes culturales que hubieran salido del país de forma ilegal y España la ha incorporado a su ordenamiento jurídico a través de una ley del año 2017. Polonia es un país miembro de la Unión Europea y se encuentra amparado por esta directiva”, explica por correo electrónico José Manuel Rey, director del Museo de Pontevedra.

Los cuadros de Bouts, uno de los principales representantes de la escuela de Lovaina, son una Dolorosa con las manos en oración y un Ecce Homo coronado de espinas con las manos entrelazadas. Están tasados en unos 15.000 euros cada uno y actualmente no estaban expuestos por las obras de remodelación que afectan al edificio principal del museo.

Díptico atribuido al pintor flamenco Dieric Bouts que está en el Museo de Pontevedra Museo de Pontevedra

¿Cómo llegaron estas piezas robadas por los nazis hasta Pontevedra? Pertenecían a la colección del empresario José Fernández López, uno de los grandes benefactores del museo, que al parecer los habría adquirido en alguna galería de Madrid o Barcelona a mediados de los 70.

Tras años en depósito en la institución gallega, sus responsables, amparados por la Xunta, compraron toda la colección de 313 obras en 1994. Con toda la documentación en regla, “fuimos adquirientes de buena fe, en ningún momento tuvimos la sospecha de que tuvieran semejante origen”, apunta José Manuel Rey.

El origen histórico de los cuadros señala a la familia Czartoryski, miembros de la alta aristocracia polaca que llegaron a fundar su propio museo en 1796 donde sumaron más de 2.000 obras. Durante la IIGM, el heredero de la colección Augustyn Józef, y su esposa, la princesa española María Dolores Borbón-Dos Sicilias, ocultaron las pinturas en las paredes de su palacio, entre ellas el díptico.

Los nazis descubrieron los escondites. Los príncipes fueron arrestados por la Gestapo y posteriormente deportados a Sevilla por mediación de Franco y sus vínculos con la familia real española.

La medida de la riqueza de la colección de los Czartoryski, en la actualidad perteneciente al Gobierno polaco, la da otra de sus obras maestras: La dama del armiño (1490) de Leonardo Da Vinci que también fue robada y permaneció toda la guerra colgada en el despacho del gobernador nazi de Polonia, Frank Hans, hasta que fue hallada por los aliados.

El rastro de los robos en España

El díptico pontevedrés es una de las huellas del expolio durante la IIGM que ha dejado rastro en España. Aparecen muy pocas obras y sus pasos son muy complicados de localizar en el tráfico clandestino de arte o en colecciones privadas “opacas”, tal y como señala el historiador Miguel Martorell, autor de una amplia investigación que ha plasmado en el libro El expolio nazi editado por Galaxia Gutenberg en 2020.

“Sí que sabemos porque está documentado que en 1944, los aliados detectaron en el puerto franco de Bilbao 22 cuadros que había traído a España Alois Miedl, un banquero alemán que actuaba como marchante de Goering. Se las había comprado en Holanda a precio de saldo al dueño judío de una galería de arte que necesitaba huir ante la invasión nazi”, cuenta Martorell en una entrevista para RTVE.es.

“Que sepamos Miedl trajo a España entre 60 y 80 obras. Eran cuadros de pintores como Van Dyck o Corot, en general de tamaño pequeño como los que han aparecido en Pontevedra. Así eran más fáciles de transportar de contrabando y enrollarlos en un doble fondo”.

El expolio de bienes culturales fue sistemático y a gran escala. En Francia, los nazis saquearon 100.000 objetos entre cuadros, esculturas, tapices, muebles… y al final de la guerra solo se recuperan 40.000, el resto “o bien se destruyeron o están en el mercado negro”; en Holanda robaron 30.000; en Rusia el número de piezas es “incalculable” pero se sabe que los aliados devolvieron un millón, explica el historiador en El expolio nazi.

El III Reich consideraba el arte contemporáneo como “degenerado” pero lo incautaban para comerciar ya que conocían su valor. El nazismo solo apreciaba las obras realistas, en especial los paisajes. Goering veneraba los cuadros rococó del siglo XVIII y muchos jerarcas coleccionaban imitando al lugarteniente de Hitler y al propio Führer.

En una voracidad coleccionista disparatada Adolf Hitler consiguió reunir 6.700 obras entre 1938 y 1945 para el futuro museo que quería construir en la ciudad austríaca de Linz (el Führermuseum). El Museo del Prado con 200 años de historia cuenta con 8.000 piezas en sus fondos, apunta el historiador en comparación con la rapiña de la gran guerra.

El cuadro perdido de Rafael: 'Retrato de un joven' (1515)

Entre las grandes obras volatilizadas durante la Segunda Guerra Mundial se encuentra Retrato de un joven (1515) de Rafael, también perteneciente a la colección Czartoryski. Su paradero es una incógnita aunque está documentado que sobrevivió a los enfrentamientos bélicos.

“Muchas veces los gobiernos se ponen de perfil en la devolución de los cuadros y depende de la buena voluntad de las instituciones”, explica el profesor Martorell.

De vuelta a Pontevedra, los responsables del museo quieren exponer las tablas robadas al público español por última vez tras las navidades y “aprovechar esta circunstancia para dar a conocer los problemas de destrucción que los conflictos bélicos provocan sobre el patrimonio cultural europeo”.

El Pisarro del Thyssen: 15 años de litigio judicial

A menudo, el hallazgo de cuadros expoliados desemboca en complejos conflictos judiciales entre países que se alargan durante años. Es el caso de la valiosa Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia pintada por Camille Pissarro en 1897, que seguirá expuesta en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid.

Así lo falló la justicia norteamericana este verano al determinar que el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza no sabía que el cuadro impresionista fue robado por los nazis cuando lo compró.

Es el final, aunque la sentencia puede ser recurrida, de un litigio judicial que se ha extendido durante 15 años. La propietaria del cuadro era la familia de origen judío Cassirer que tuvo que malvenderlo por 300 marcos para escapar de la invasión nazi en 1939.

Años más tarde rastrearon su pista y el Gobierno alemán les indemnizó en los años 50 con 120.000 marcos, en teoría, el equivalente al valor de tasación del lienzo.

'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia' de Camille Pisarro Museo Thyssen

En 1976 Heini Thyssen compra el cuadro a un coleccionista neoyorquino y finalmente pasaría a ser propiedad del Estado español a través de la colección Thyssen-Bornemisza en cuyo museo lleva expuesto desde su apertura en 1992.

Una vez localizada la pintura, la familia Cassirer continuó el litigio alegando que aunque no hubo mala fe por parte del barón no se investigó sobre el origen del lienzo aunque había sospechas, pero el tribunal de casación de EE.UU. ha fallado a favor de la Fundación Thyssen.

Más peliagudo aún es el caso de otro Pisarro, un autor por el que los nazis sentían predilección. La Justicia francesa ordenó el pasado martes la mediación para las partes implicadas en el conflicto por el cuadro La Pastora recogiendo las ovejas (1886), expoliado en 1941.

La batalla judicial es esta vez entre la Universidad de Oklahoma en EE.UU. y la heredera de la familia propietaria de origen judío y residente en Francia. El acuerdo, sobre una especie de custodia compartida del Pisarro que debía exhibirse alternativamente entre EE.UU. y Francia, se ha roto, y la decisión se halla de nuevo en manos de los tribunales.