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Coronavirus

Argentina, en la UCI tras 200 días de 'cuarentena': los casos se disparan y la pobreza se agrava

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Una mujer obtiene alimentos hoy en un comedor comunitario, en una villa de la Ciudad de Buenos Aires.
Una mujer obtiene alimentos hoy en un comedor comunitario, en una villa de la Ciudad de Buenos Aires.

Argentina acaba de cumplir 200 días en cuarentena. Asustados por las imágenes que llegaban de Europa en los primeros días de marzo, el país sudamericano fue muy rápido en decretar el aislamiento obligatorio y en cerrar las fronteras. Desde aquel 20 de marzo ha ido extendiendo y flexibilizando el confinamiento por regiones. Al principio, pudo controlar los efectos de la pandemia.

Apenas llevaba tres meses en la Casa Rosada y el peronista Alberto Fernández logró algo asombroso en Argentina: unidad política para combatir un virus invisible. Consenso entre peronistas y antiperonistas ante la urgencia sanitaria. Y se ganó tiempo para reforzar el sistema hospitalario.

Pero todo se desvaneció. Argentina atraviesa los peores momentos de la COVID-19. Ya supera los 820.000 casos. Más de 600.000 ya están recuperados. Con una población similar a España, se sitúa como octavo país del mundo más afectado. Precisamente detrás de España. Roza los 22.000 fallecidos, colocándose como el décimo segundo país con más muertes.

Las restricciones no contienen al virus

El foco rojo fue durante meses Buenos Aires y el populoso cinturón que rodea la capital. Ahora el coronavirus avanza por todo el país. La situación epidemiológica es especialmente grave en provincias como Santa Fe, Córdoba ó Mendoza.

La ocupación de camas de terapia intensiva es del 62,4% a nivel nacional, pero en algunas zonas están al límite. Los contagios siguen subiendo. Y las alarmas encendidas. Con días que superan los 14.000 casos, y los 400 fallecidos. De hecho, este martes ha registrado 14.740 nuevos positivos, cifra récord de casos detectados en un solo día

Complejo encontrar una respuesta a qué ha fallado para que el virus esté disparado. Las fronteras siguen cerradas. No hay vuelos comerciales regulares desde marzo. Ni internacionales ni nacionales. Tampoco está permitida la circulación entre provincias.

Los niños argentinos siguen sin ir a la escuela de forma presencial. Y están en pleno curso escolar. Sólo los trabajadores esenciales pueden utilizar el transporte público. Están expresamente prohibidas las reuniones sociales o familiares en espacios cerrados.

Y si hay algo que extrañan los argentinos: es el fútbol. La pelota dejó de rodar en marzo. Los partidos amistosos fueron recientemente autorizados. La vuelta del campeonato no será hasta el 23 de octubre. Y este jueves, la Bombonera vuelve a abrir sus puertas. Recibirá a la selección argentina que se medirá con Ecuador en el inicio de la eliminatoria al Mundial Catar 2022.

Los argentinos, contra su cuarentena 'eterna'

Los expertos señalan la falta de rastreadores

Expertos señalan que las aperturas no controladas han facilitado la extensión de los contagios en el país austral. También se cuestiona y mucho, que Argentina sea uno de los países con menos rastreos y seguimiento de casos. Unos 46.000 test por millón de habitantes. La mitad de los que hace Brasil, y muy lejos de las más de 184.000 pruebas que registra Chile. Para los críticos, la estrategia del Gobierno ha fracasado.

Hace tiempo que los argentinos dejaron de cumplir las medidas estrictas. de aislamiento. Por la necesidad de trabajar, más de un 35% de los trabajadores se mueve en la informalidad, ó por un hartazgo visible del largo encierro. Y las calles vuelven a estar llenas. Eso, sí, la mayoría sí cumple con llevar la mascarilla obligatoria. Los pequeños comercios volvieron a abrir con protocolos sanitarios. Y el 14 de agosto, el propio presidente llegó a afirmar que "la cuarentena no existe más". Curiosamente lo dijo pocos días antes de anunciar otra extensión del aislamiento.

La pandemia ya está dejando otras cifras preocupantes en un país que arrastra una severa crisis económica con tres años en recesión. La economía se ha desplomado un 19,1% en el segundo trimestre de este año. Es una caída histórica. Y los índices de pobreza aumentan. Casi el 41 por ciento de los argentinos son pobres. Unos 12 millones de personas que no pueden pagar la canasta básica de alimentos.

La situación es alarmante entre los menores de 14 años, más del 56% vive por debajo del umbral de la pobreza. Son datos oficiales del primer semestre de este año. Es la peor tasa de pobreza desde 2004.

11 millones de personas necesitan ayuda para comer

Durante estos meses de pandemia y de cuarentena el Gobierno está dando ayudas de emergencia a trabajadores informales y de bajos ingresos. Pero no ha sido suficiente. La emergencia alimentaria ya estaba. Y Argentina pasó de 9 a 11 millones de personas que hoy necesitan asistencia para comer.

El desempleo también está al alza. Más de un 13%. La cifra más alta de los últimos 15 años. Y a todo esto, la inflación sigue disparada. Una de las más altas de la región. Los precios no paran de subir. Desde agosto del año pasado, un 40,7%.

Un manifestante durante una protesta en contra del Fondo Monetario Internacional en Buenos Aires en Argentina

Un manifestante durante una protesta en contra del Fondo Monetario Internacional en Buenos Aires. REUTERS/Agustin Marcarian

Casi siete meses de cuarentena y el país empieza a temer una de sus periódicas explosiones sociales al ritmo de las sucesivas crisis. Se respira tensión ante esta parálisis económica y una pandemia no controlada. El apoyo al presidente baja. Puede exhibir un logro: el acuerdo con acreedores privados para reestructurar su millonaria deuda externa, unos 66 mil millones de dólares.

Argentina se alejaba de la suspensión de pagos, la que hubiera sido la novena de su historia. Ahora está en conversaciones con el Fondo Monetario Internacional, sobre el pago de los 44.000 millones de dólares que el organismo le prestó en 2018 al anterior Gobierno de Mauricio Macri. Aquel fue el mayor préstamo de la historia del organismo.

La "grieta argentina" vuelve a resurgir

Pero la famosa "grieta argentina" vuelve a resurgir. El hechizo de unidad política se rompió. Las protestas y cacerolazos contra la gestión de Alberto Fernández se multiplican. Crece la lista de empresas extranjeras que abandonan Argentina. Enfado también por recientes medidas económicas.

Ante una caída sin freno de reservas monetarias, el Gobierno ha impuesto un "supercepo" cambiario. Los argentinos piensan y ahorran en dólares. Es su billete refugio frente a una moneda, el peso, que pierde valor por minutos. Su compra ya estaba limitada a 200 dólares oficiales al mes. Se le aplicaba un impuesto del 35% y ahora se le añade otro del 30%. Y lo que paguen con tarjeta en dólares también se descontarán de ese cupo de 200.

Otro motivo de indignación es el proyecto de reforma judicial enviado al Congreso. Para la oposición es una maniobra que busca la impunidad de la vicepresidenta, Cristina Fernández, en los casos por presunta corrupción. Y numerosas voces se preguntan quién de los Fernández está al mando de una Argentina que hace aguas.

En estos días, el Gobierno definirá cómo sigue la cuarentena a partir del próximo 11 de octubre. Los argentinos ya vislumbraban que este 2020 iba a ser complejo. Pero la pandemia ha venido a tambalear un país con las luces económicas en rojo. Muy lejos quedan los aplausos en los balcones.