Enlaces accesibilidad
Coronavirus

Adolfo García-Sastre: "Estamos casi al principio de la pandemia"

Por
El virólogo Adolfo García-Sastre.
El virólogo Adolfo García-Sastre.

Adolfo García-Sastre es una de las voces más cualificadas para valorar la pandemia de COVID-19. Este catedrático de medicina y microbiología, jefe de patógenos emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, lleva un cuarto de siglo estudiando el virus de la gripe, aunque en su laboratorio también se investigan otros virus de ARN, como el MERS, el dengue, el zika o ahora este SARS-CoV-2.

En una amplia entrevista concedida a RTVE.es, el reconocido virólogo analiza la evolución de la nueva enfermedad a lo largo de estos meses que han conseguido poner al mundo patas arriba. García-Sastre expresa ideas contundentes, pero de sus palabras siempre se desprende esa cautela propia de quien sabe que nos encontramos ante un escenario tan inédito como imprevisible. Aunque hay algo que parece tener claro: el único muro capaz de frenar definitivamente al virus será una vacuna.

PREGUNTA: ¿En qué punto exacto de la pandemia estamos?

RESPUESTA: Estamos casi al principio, porque la proporción de gente que ya ha sido infectada es aún muy pequeña en comparación con la gente que es susceptible. Eso quiere decir que el virus va a seguir dando problemas mientras no haya muchas más personas que tengan inmunidad. No necesariamente como los problemas que ha habido, pero en todo caso van a obligar a estar vigilantes hasta que tengamos una solución vacunal, que quizá es realmente la única forma de poder parar lo que está ocurriendo.

P: ¿Entonces encontrar un tratamiento terapéutico no va a servir?

R: Va a ayudar, pero no lo suficiente. No va a terminar con el problema, solo lo va a mitigar, del mismo modo que el aislamiento o el diagnóstico no acaba con el problema pero lo mitiga. Hasta ahora, los tratamientos existentes tienen cierta efectividad, pero no la suficiente como para poder disminuir de un modo muy grande el número de contagios o el número de muertes.

P: Cuando por fin se pueda decir que la pandemia ha finalizado, ¿crees que nos habrá dejado alguna lección importante?

R: Yo tengo mis opiniones al respecto. Creo que esta pandemia se podía haber previsto y no se ha hecho. En determinados círculos se sabía ya que esto podía ocurrir y que se podía mitigar de un modo más robusto a como se ha hecho, porque ha quedado claro que no estábamos preparados.

A un nivel más general, quizá esta pandemia va a servir para crear concienciación dentro de la mayoría de la sociedad y también de la clase dirigente. De los problemas que pueden causar estos brotes pandémicos si uno no está preparado para hacerles frente. Pero la memoria histórica olvida fácilmente, y en este aspecto yo soy pesimista. Al principio se va a hablar mucho de estar más preparados, pero luego con el tiempo se va a dejar de hablar, sobre todo si no ocurre otra pandemia igual que esta, que es probable que no pase hasta dentro de cuarenta o cincuenta años. No ha habido una pandemia como la actual desde 1957, y antes desde 1918. Incluso dependiendo de lo severa que consideres esta pandemia puedes decir que no ha habido una igual desde 1918.

Por probabilidad, es fácil que no ocurra una pandemia como esta hasta dentro de cincuenta años.

Es muy difícil de predecir cuándo se va a volver a producir otra semejante. Podría ser el año que viene, pero por probabilidad es fácil que no ocurra hasta dentro de cincuenta años. Por eso, si tarda mucho en llegar la próxima, va a haber una cierta complacencia que conducirá a pensar que no nos va a ocurrir algo así, como creo que en general sucedió con esta.

P: En este sentido, siempre has hablado del riesgo de la influenza y la gripe pandémica... ¿Esto es así debido a su capacidad de mutación?

R: Influenza es un virus muy peculiar cuyo riesgo no se debe solo a su capacidad de mutación. Lo que le hace tan particular es que tiene una facilidad mayor que otros virus para saltar de huésped y cambiar antigénicamente. Es el único que conocemos que da lugar a infecciones zoonóticas pandémicas, con una frecuencia de entre veinte a cincuenta años.

Es fácil que en los próximos cien años haya al menos otras tres pandemias más con virus de la gripe.

Con otros virus, las enfermedades zoonóticas no son tan frecuentes como ocurre con la gripe. No habíamos tenido antes ninguna pandemia con coronavirus. Quizá haya habido algunas a lo largo de la historia que desconozcamos, pero en los últimos cien años con toda probabilidad no ha habido ninguna, mientras que en ese tiempo ha habido cuatro pandemias con virus de la gripe. Por tanto, es fácil que en los próximos cien años haya al menos otras tres pandemias más con virus de la gripe.

P: Desde la perspectiva que quizá te puede aportar el hecho de vivir fuera de España, ¿Cómo valorarías el trabajo que han hecho las autoridades sanitarias españolas?

R: Creo que han hecho lo que han podido, dentro de que les ha pillado el toro, como a casi todo el mundo, y que no podían tomar más medidas de las que tenían. Porque no puedes hacer más diagnósticos que los que tienes, no puedes tener más camas que las que tienes o dar más tratamiento a la gente del que puedes debido a la infraestructura hospitalaria. Se han volcado para intentar hacerlo lo mejor posible dentro de las posibilidades que había. Quizá llegaron un poco tarde, pero también es verdad que no había tampoco una conciencia general de urgencia, que es lo que tenía que haber habido desde el principio.

Hay cosas que las autoridades sanitarias españolas podían haber hecho mejor, pero no creo que haya sido por negligencia.

Hay cosas que podían haber hecho mejor, pero no creo que haya sido por negligencia sino por falta de experiencia y por no haber tenido en cuenta que esto iba a ocurrir tan rápido como lo hizo. Pero en general pienso que se ha hecho lo que se ha podido con los medios que existían.

P: Se están produciendo continuos rebrotes en países donde la epidemia se encuentra controlada y en una fase estable, como China, Corea del Sur, Alemania, Israel o la propia España... ¿Es inevitable que uno de estos rebrotes, tarde o temprano, se convierta en una segunda ola epidémica?

R: Esta es una pregunta probabilística. Existe cierta probabilidad de que uno de estos rebrotes no se logre contener a tiempo y pueda convertirse en un problema más grande. Como toda probabilidad puede pasar, pero también puede no pasar. Ese es el problema, que no existe una probabilidad cero de evitar un episodio de gran impacto como el que hemos tenido. Puede ser que las mismas medidas que se han instaurado en diferentes países, en unos funcionen y en otros, no.

Los rebrotes van a ocurrir, porque son inevitables, pero si se encuentran a tiempo se pueden controlar.

Los rebrotes van a ocurrir, porque son inevitables, pero si se encuentran a tiempo se pueden controlar. Yo espero que se puedan contener. Se han controlado en algunos sitios, pero es imposible conocer hasta qué punto ha podido contribuir la suerte. Usar las mismas medidas no quiere decir que con toda seguridad vayas a conseguir contenerlo.

P: Desde China llegan ciertas informaciones de que el virus que ha provocado el nuevo brote en Pekín es más agresivo que la cepa originaria de Wuhan. Hace unas semanas llegó la información contraria desde Italia. ¿Hasta qué punto hay que otorgar credibilidad a noticias así?

R: Decir que el virus es más o menos agresivo es todavía muy especulativo. Puedes tener la impresión de que se ha vuelto más agresivo, o de que se ha vuelto menos, pero es muy difícil de comparar la virulencia de los brotes que ocurren ahora con los brotes que ha habido antes, porque nunca hemos calculado exactamente cuál es la virulencia que tenía el virus. Nunca hemos tenido la capacidad de hacer el suficiente diagnóstico como para poder saber cuánta gente estaba infectada, y de esta cuánta pertenecía a un grupo de riesgo. Y tampoco existen modelos experimentales que nos digan con seguridad si una variante del virus es más virulenta que otra.

P: Se habla mucho de una posible segunda ola de la enfermedad en otoño, pero esa estimación se basa en el modelo de la gripe estacional. ¿Crees que la COVID-19 nos va a dar al menos una tregua veraniega, o el riesgo de rebrote va a seguir siendo el mismo?R:

La razón por la que se cree que hay más probabilidades de una segunda ola en invierno es porque la mayor parte de los virus respiratorios son estacionales. Esto quiere decir que se transmiten mejor durante la estación invernal, pero eso no significa que el virus detenga su transmisión durante el verano. Hay todavía mucha gente susceptible.

Es probable que si ocurre una ola en verano, no sea tan fuerte como si sucediese en invierno.

Hay que estar alerta. Es probable que si ocurre una ola en verano, no sea tan fuerte como si sucediese en invierno, pero el virus puede seguir dando muchos problemas si no se toman las precauciones necesarias para frenar los contagios. Los países tropicales están teniendo estos problemas, como se puede ver en Brasil. Quizá la estación veraniega ayude a reducir los contagios, pero no los va a eliminar.

P: Igual que ahora le ocurre a Brasil, el virus está castigando con especial brutalidad a países que pueden llegar a convertirse en gigantescas bombas de relojería, como India o muchos otros de América Latina y de África… ¿Cómo crees que se va a desarrollar la pandemia en ellos?

R: Es difícil de predecir. Durante la pandemia de gripe de 1918 el país más afectado en cuanto a número de muertes fue la India. Se debió a que en aquella época también tenía una gran población, y eso da lugar a que pueda haber muchos más casos. Es fácil que dé mayores problemas en países superpoblados y que tengan pocos recursos sanitarios.

Se habla mucho de África, pero yo sigo pensando que este continente tiene más problemas derivados de otras enfermedades. También otros factores de muerte, como la desnutrición, que van a tener un impacto mayor que este virus. La COVID-19 puede tener un gran impacto, pero sería una causa más de mortalidad a las que ya hay allí.

P: Este martes se ha conocido un estudio de la Universidad de Oxford que concluye que la dexametasona es capaz de reducir hasta un 33% la mortalidad de los enfermos más graves de COVID-19. ¿Qué opinión te merecen estos resultados, aunque aún sean preliminares?

R: Dan cierta esperanza, pero creo que hay que tomarlos todavía con un grano de sal, porque siempre hay posibilidades de que un inmunosupresor general, como es la dexametasona, puede dar lugar a efectos adversos en determinados pacientes. Pero al menos es esperanzador disponer de un tratamiento que funciona hasta cierto punto. Aunque hay que tener en cuenta que una disminución de muertes, incluso aunque sea del 33%, no va a ser capaz de acabar con todos los problemas que ocasiona el virus.

P: ¿Cómo será la primera vacuna?

R: Seguramente será una vacuna china, porque allí están avanzando muy rápido y pueden incluso saltarse ciertas condiciones regulatorias que a lo mejor es más difícil saltarse en otros países. Y en cuestión de producción tienen también más capacidad para generar las industrias necesarias.

La primera vacuna seguramente será China, porque allí están avanzando muy rápido.

Entonces, imagino que la primera vacuna vendrá de China. Otras vendrán un poco más tarde. El problema que hay una vez que esté la primera vacuna que funcione es, primero, cuánto de credibilidad habrá sobre ella fuera del país donde se fabrique. Si es en China, va a haber mucha reluctancia por parte del resto del mundo para saber si realmente la vacuna funciona como dicen que funciona y si realmente no causa efectos adversos. Lo cual va a suponer un problema, porque a lo mejor la vacuna es efectiva pero no va a ser empleada en el resto del mundo porque se desconfía de que lo sea.

Y luego va a existir el problema de conseguir las dosis necesarias para vacunar a todo el mundo. Creo que va a haber una vacuna, pero va a suponer un gran desafío la logística de cómo se va a distribuir después y cuándo se va a poder distribuir.

P:¿Pero en todo caso consideras que la primera vacuna va a ser lo suficientemente efectiva?

R: No va a haber una vacuna efectiva al 100%, pero yo creo que incluso una vacuna que tuviese una efectividad del 33%, que es la mínima que se necesita para poder tener estadísticas que funcionen, tendría más impacto que la dexametasona, porque no solo evitaría muertes y enfermedad, sino que también disminuiría contagios, que es algo que no hace la dexametasona.

El principal problema no va a ser tener una vacuna que funcione, sino la logística para las campañas de vacunación.

Hay muchas vacunas que están entrando. Quizá la primera no sea la mejor, pero seis meses después de la primera puede salir otra que sea mejor. Insisto en que el principal problema no va a ser tener una vacuna que funcione, sino la logística para poder implementar las campañas de vacunación y que se distribuya la vacuna.

P: ¿Va a salir la ciencia fortalecida de esta pandemia?R:

Yo creo que no. En eso soy pesimista. Creo que la forma en que se hace ciencia va a ser mejorada, pero que haya más apoyo a la ciencia eso todavía no estoy seguro de que vaya a ocurrir.

P: Si el mundo se ha tambaleado como lo ha hecho ante las primeras embestidas de esta enfermedad, ¿Existe la posibilidad de que pueda caer como las fichas de un dominó ante otra pandemia más letal?R:

El mundo se ha caído ya como un dominó, pero no ha sido una caída estrepitosa. La gente no está sin encontrar comida. No se trata de una caída de ese tipo. ¿Cuánto tiene que ser una pandemia de fuerte para que nos quedemos sin abastecimiento de bienes de primera necesidad y se desmorone completamente la organización económica? Yo creo que eso no lo sabe nadie. ¿Cuánto tiempo vamos a tardar en recuperarnos? Creo que tampoco lo sabe nadie.

La humanidad ha estado toda la vida yendo de pandemia en pandemia, y eso no ha acabado con ella.

Una futura pandemia no sé si es el principal peligro de la sociedad para que desaparezca como tal. Puede ser eso, pero también por un desastre nuclear, o por otro tipo de factores… Hay desastres tanto nucleares como físicos que es más probable que acaben con la sociedad que una pandemia. La humanidad ha estado toda la vida yendo de pandemia en pandemia, y eso no ha acabado con ella.