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El Paso llora a las víctimas mientras reivindica su carácter pacífico e integrador

  • La masacre reaviva la doble polémica que agita la agenda política estadounidense: inmigración y violencia armada
  • El balance de víctimas asciende a 22, en una ciudad fronteriza calificada como una de las más seguras de Estados Unidos

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El Paso intenta sobreponerse a la matanza

La masacre del pasado sábado en El Paso ha reavivado la polémica suscitada por dos de los temas que agitan con mayor intensidad la agenda política estadounidense: inmigración y violencia armada. Mientras prosigue el debate, la muerte de dos de los heridos este lunes ha elevado a 22 el saldo de víctimas mortales. La ciudad texana de 684.000 habitantes llora a estos muertos, al mismo tiempo que reivindica su carácter pacífico e integrador.

Su condición fronteriza ha hecho de esta población una de las más fuertemente hispanizadas de todo Estados Unidos. El Paso se encuentra en la parte más occidental del estado de Texas, separada de Ciudad Juárez tan solo por el río Grande, y es uno de los puntos de entrada más concurridos desde México.

Antes del tiroteo, la Administración de Donald Trump llegó a presentar a la ciudad como el mejor ejemplo de una frontera en crisis

Aunque Ciudad Juárez es conocida como un importante foco de violencia relacionada con los cárteles de droga, el tráfico de personas y el contrabando de mercancías, El Paso está calificada como una de las ciudades más seguras de Estados Unidos. Tiene un promedio de 16 asesinatos al año, y diferentes listas la colocan año tras año entre los mejores lugares del país para retirarse o criar una familia.

"El Paso ha sido históricamente una comunidad muy segura", manifestó después del tiroteo al Dallas Morning News la congresista demócrata Veronica Escobar. "El autor es alguien que vino de fuera de nuestra comunidad para hacernos daño. Una comunidad que no ha mostrado nada más que generosidad y amabilidad hacia nosotros, hacia esas personas que llegan a la puerta de entrada de Estados Unidos".

El Paso, punto caliente del debate sobre la inmigración

Pero El Paso ha sido durante los últimos meses un punto caliente en ese debate de inmigración que ha ido ganando protagonismo según avanzaba la campaña para las elecciones presidenciales de 2020. La Administración de Donald Trump ha llegado a presentar a la ciudad como el mejor ejemplo de una frontera en crisis.

Los opositores a la política inmigratoria de Trump han denunciado las condiciones de las instalaciones de detención del área, en gran medida abarrotadas. También han alertado sobre el peligroso caldo de cultivo formado en Ciudad Juárez, donde miles de inmigrantes han sido deportados a la espera de veredictos emitidos por tribunales estadounidenses.

El Paso ha experimentado el mayor incremento global en las detenciones de migrantes hasta junio, en comparación con los primeros seis meses del año anterior. Particularmente llamativas han sido las detenciones familiares, que alcanzaron el récord de 117.612 hasta el mes de junio, frente a las 6.326 del mismo período en 2017, según estadísticas gubernamentales.

La población de la ciudad es abrumadoramente hispana, aunque la mayoría de los residentes son ciudadanos estadounidenses, según Data USA. El Paso también tiene fuertes lazos transfronterizos. El centro comercial que sufrió el tiroteo es visitado frecuentemente por residentes de Ciudad Juárez, aunque el flujo de migrantes se ha desacelerado en los últimos meses.

Control de armas

El carácter relativamente seguro de El Paso es una realidad en un Estado que no ha abrazado el control de armas e incluso ha relajado recientemente algunas restricciones al respecto. Este año, el gobernador Greg Abbott firmó diez piezas legislativas que suavizan las restricciones para el empleo de armas en escuelas, negocios y lugares de culto.

El pasado febrero, el presidente Donald Trump llegó a afirmar en un mitin en El Paso: "Este es el Estado donde un pequeño grupo de patriotas, en la Batalla de Gonzalez, armados con un solo cañón, miró a un poderoso ejército extranjero y le dijo: Ven y cógelo". En medio de aplausos, repitió: "¡Ven y cógelo!".

Apenas trece horas después de la masacre de El Paso, un hombre armado asesinó a otras nueve personas en un vecindario abarrotado de Dayton, Ohio. Las dos matanzas consecutivas solo han hecho que avivar el debate nacional sobre cómo prevenir la violencia armada. Los líderes republicanos de Texas culparon el domingo al supremacismo blanco, a la mala salud mental, a los videojuegos o a la falta de oración en las escuelas, entre otras razones.

La Fiscalía estadounidense investiga la masacre de El Paso como un acto de terrorismo y sopesa presentar cargos por delito de odio. Karlos Castillo, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, ha asegurado en el Canal 24 Horas de TVE que "sin duda existe una relación de causa-efecto entre el discurso de odio y los crímenes de odio o la violencia racista. Es ampliamente conocido". "Las palabras importan mucho y lo hacen más cuando vienen de los líderes políticos, de líderes sociales, puesto que tienen repercusión total en medios de comunicación y en redes sociales", ha añadido en alusión a Donald Trump. "Sin duda hay una relación directa", ha recalcado. ¿"En el caso concreto de El Paso la parte del crimen de odio parece clara porque las evidencias indican que el asesino ya había hecho unas publicaciones previas racistas contra hispanos, y actúa causando daño, causando muerte y heridas a personas".

"En El Paso, el crimen de odio parece claro"

La Fiscalía estadounidense investiga la masacre de El Paso como un acto de terrorismo y sopesa presentar cargos por delito de odio. Karlos Castillo, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, ha asegurado en el Canal 24 Horas de TVE que "sin duda existe una relación de causa-efecto entre el discurso de odio y los crímenes de odio o la violencia racista".

"Las palabras importan mucho y lo hacen más cuando vienen de los líderes políticos, de líderes sociales, puesto que tienen repercusión total en medios de comunicación y en redes sociales", ha añadido en alusión a Donald Trump. "Sin duda hay una relación directa", ha recalcado.

"En el caso concreto de El Paso la parte del crimen de odio parece clara porque las evidencias indican que el asesino ya había hecho unas publicaciones previas racistas contra hispanos, y actúa causando daño, causando muerte y heridas a personas".

"En Estados Unidos, los crímenes de odio tienen una larga historia", ha valorado, "inicialmente era entre blancos y negros, pero ahora, tras la llegada del presidente Trump, parece que los latinoamericanos, específicamente los mexicanos, en los últimos meses con la construcción del muro, se ha hecho un tema muy específico para ese grupo".

"Ahora tenemos el foco en el caso con Donald Trump y Estados Unidos, que es evidente, pero podemos extenderlo a cualquier líder político o social en cualquier parte del mundo", ha continuado. "Se pueden ver en este caso concreto que han aumentado las agresiones desde que Trump habló de la necesidad del muro y de lo peligrosos que eran los latinos. Igual lo podemos ver en Italia con Salvini, o en Hungría…", ha opinado.