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La OCDE reduce sus perspectivas de crecimiento este año al 1,8% ante la débil recuperación

  • Rebaja las perspectivas de EE.UU. siete décimas hasta el 1,8% este año
  • Las mantiene para China y empeora la recesión de Brasil (-4,3% en 2016)

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Cargueros anclados frente al puerto de Los Ángeles
Cargueros anclados frente al puerto de Los Ángeles.

La OCDE reduce gran parte de sus previsiones económicas de cara a este año y el próximo, al tiempo que se inquieta por la débil recuperación desde el estallido de la crisis, que en caso de inacción corre el riesgo de perpetuarse y añadir incertidumbres. En conjunto, los países de la OCDE crecerán a un ritmo del 1,8% este ejercicio y al 2,1% en 2017.

En su informe semestral, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) corrige a la baja, en particular, las perspectivas de Estados Unidos, cuyo crecimiento debería quedarse este año en el 1,8% (frente al 2,5% anticipado en noviembre) y elevarse hasta el 2,2% en 2017 (en lugar de 2,4%).

La primera economía mundial, en cabeza de la recuperación del mundo desarrollado tras la crisis, sufre una ralentización desde finales de 2015 por la concurrencia de una serie de factores, entre ellos una inflexión en la inversión y en las exportaciones ante la fortaleza del dólar frente a otras divisas.

La eurozona crecerá menos

La organización también revisó a la baja -aunque más ligeramente- sus cálculos sobre el comportamiento de la zona euro, cuyo producto interior bruto (PIB) seguirá progresando en cualquier caso a un ritmo inferior al de Estados Unidos: un 1,6% este año y un 1,7% el próximo, es decir, dos décimas menos de lo estimado hace seis meses. Alemania crecerá al mismo ritmo que la media de la eurozona.

Además, la OCDE insiste en la amenaza del referéndum en el Reino Unido del 23 de junio, ya que si ese país saliera de la Unión Europea, su crecimiento económico se resentiría y la libra se depreciaría un 10%. Prevé que el PIB británico avance un 1,7% en 2016 y un 2% en 2017.

Los países "fuertemente expuestos" al brexit serían Irlanda, por sus vínculos económicos con su vecino, Luxemburgo, Holanda, Suiza y Noruega. Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia y Suecia estarían "moderadamente expuestos" por sus exportaciones, inversiones directas y las carteras de activos, entre otros. El terce grupo lo integran Estonia, Italia, Hungría, Polonia, Portugal, Eslovaquia, República Checa y Eslovenia, "menos expuestos".

Las perspectivas son igualmente menos halagüeñas para Japón, con un alza del PIB del 0,7% en 2016 y del 0,4% en 2017, por debajo del 1% y del 0,5% de las previsiones en noviembre.

China preocupa menos

En cuanto a la segunda economía mundial, China, parece haber dejado de ser el principal motivo de preocupación como aparecía en otoño, en buena medida porque los estímulos fiscales están dando resultados al sostener la demanda en pleno proceso de transformación de su modelo, ya no sólo orientado a las exportaciones. Por eso se mantienen las proyecciones de un alza del PIB del 6,5% este año y del 6,2% en 2017.

El problema es que entre los grandes emergentes algunos atraviesan serias dificultades y dos están en severa recesión. Brasil, que después de haber sufrido un recorte de la producción del 3,9% en 2015, continuará en caída libre en 2016 (-4,3%) y en 2017 (-1,7%), y Rusia, que después del desplome del 3,7% el pasado año, perderá de nuevo un 1,7% este ejercicio, y sólo empezará a recuperar un 0,5% en 2017.

En resumen, ocho años después del estallido de la crisis financiera, la economía global crecerá este año un 3%, como en 2015, y únicamente pasará al 3,3% en 2017, lo que significa tres décimas menos en cada caso de lo esperado en noviembre.

Y eso está en relación con una evolución del comercio mundial (2,1% de progresión en 2016 y 3,2% en 2017) decepcionante si se compara con las cifras que se daban hasta 2008.

El potencial de crecimiento cae a la mitad en 20 años

La economista jefe de la OCDE, Catherine Mann, alerta de que el potencial de crecimiento económico de los países miembros se ha reducido a la mitad en 20 años y eso tiene efectos estructurales. Advierte de que sin una acción integral, coherente y colectiva, el crecimiento lento persistirá. "La necesidad de actuar es urgente", afirma.

"Cuanto más tiempo permanezca la economía global en la trampa de bajo crecimiento, más difícil será romper el bucle negativo, revivir las fuerzas del mercado e impulsar las economías". La economista añade que "un shock negativo podría provocar una recaída en otra profunda recesión".

Para Mann este escenario, que está enquistándose -la falta de inversión erosiona el capital y limita nuevas innovaciones- y que hace la economía más frágil, no se puede corregir sólo con políticas monetarias, el principal instrumento utilizado hasta ahora.

Inversión en infraestructuras, educación e innovación

A su juicio, los bajos tipos de interés que han propiciado los bancos centrales deben aprovecharse para hacer uso de la política fiscal con un gasto público selectivo que a su vez pueda respaldar la demanda actual y al mismo tiempo tenga un efecto multiplicador.

Eso incluye infraestructuras "duras" de transporte, energía o del sector digital, pero también otras "blandas" como la educación y la innovación. También sugiere que las autoridades ganen espacio fiscal mediante la ampliación de vencimientos de la deuda a muy bajo coste.

"Casi todos los países cuentan con margen para reasignar el gasto público hacia asuntos más favorables al crecimiento", resume la OCDE.

Otro de los mecanismos necesarios para Mann son las reformas estructurales que favorezcan la competencia, la innovación y el dinamismo, un mejor ajuste de las capacitaciones a las necesidades del mercado de trabajo, una mayor movilidad y un reforzamiento de la estabilidad del sistema financiero.