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Francia y Alemania crecieron un 0,3% en el tercer trimestre

  • La economía francesa recupera impulso tras estancarse de abril a junio
  • El PIB alemán frena su crecimiento una décima con respecto al segundo trimestre

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Investigadoras francesas analizan muestras de cultivo de vid
Investigadoras francesas analizan muestras de cultivo de vid.

El producto interior bruto (PIB) de Francia y Alemania ha crecido en el tercer trimestre del año un 0,3% en comparación con el trimestre anterior, sin embargo la economía gala se acelera mientras que la germana se ralentiza ligeramente.

La cifra francesa supone un ligero incremento de tres décimas, después de un crecimiento económico nulo en el segundo trimestre y un avance del 0,7% de enero a marzo, señala el Instituto Nacional francés de Estadística en un comunicado.

El repunte del PIB galo entre julio y septiembre responde al crecimiento del 0,4% de la producción de bienes y servicios, frente a la caída del 0,1% en el segundo trimestre. Asimismo, el gasto en consumo final de los hogares franceses registró un crecimiento de tres décimas en el tercer trimestre tras estancarse en el anterior.

Por contra, la aportación de la balanza comercial fue negativa (-0,7%), después de que las importaciones aumentaran un 1,7%, frente al incremento de cinco décimas del segundo trimestre, mientras las exportaciones cayeron un 0,6%, cuando en el trimestre precedente habían crecido un 1,9%.

Alemania ralentiza su crecimiento

En el caso del PIB alemán, el avance del 0,3% que ha anunciado la Oficina Federal de Estadística (Destatis) supone una leve ralentización del crecimiento económico de una décima, que en el periodo anterior se situó en el 0,4%, después de que en el primer trimestre del año se hubiera registrado ya una expansión del 0,3%.

A escala interanual, el crecimiento del PIB alemán se situó en un 1,8% respecto al mismo periodo de 2014, lo que supone una aceleración respecto al 1,6% del segundo trimestre y al 1,2% del primero del año.

El principal impulsor de esa expansión fue la demanda interna, tanto en lo que respecta al consumo privado como al público, pero la persistente debilidad coyuntural a escala global repercutió de nuevo en la balanza comercial del país.

Las exportaciones, el motor tradicional de la economía alemana, siguen registrando volúmenes récord, pero las importaciones registraron un crecimiento aún mayor.