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Los hombres con estudios secundarios tienen más trabajo que las mujeres universitarias

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Una directiva da instrucciones a su equipo de trabajo
Una directiva da instrucciones a su equipo de trabajo.

Las mujeres tienen más difícil que los hombres encontrar un trabajo en los países de la OCDE. En general, las personas con educación superior presentan mejores niveles de empleo y tasas de paro más bajas, pero la brecha de género persiste y sigue perjudicando a las mujeres.

El último informe de la OCDE sobre empleo y niveles educativos refleja que la tasa de ocupación entre varones egresados de la Universidad es del 88% frente al 79% de las mujeres que han completado estudios superiores.

El 80% de los hombres con educación secundaria superior tienen un trabajo (superan ligeramente a las universitarias) frente al 66% de las mujeres con el mismo nivel educativo. A medida que bajamos en la escala formativa, la brecha se agranda: la ocupación es del 65% para los varones que no han completado la secundaria y solo del 45% para las mujeres con esos mismos estudios.

Las mujeres estudian más pero logran menos empleo

La OCDE subraya que las tasas de empleo entre las universitarias son considerablemente más bajas que las de los varones incluso aunque ellas sean mayoría en las aulas y a la hora de licenciarse. En general, las mujeres de 24 a 34 años logran más títulos universitarios que sus colegas masculinos pero su nivel de empleo es más bajo en los países de la organización, con la única excepción de Holanda.

En las tasas de paro, se observan diferencias de género menos pronunciadas. Algo que se explica porque "muchas mujeres se quedan fuera del mercado laboral, debido a que se ven obligadas a asumir el rol tradicional de cuidadoras, especialmente en países con pocas guarderías y donde la discriminación salarial desincentiva el trabajo femenino".

El desempleo entre los adultos que han completado estudios universitarios es del 5,7% para las mujeres y del 4,9% para los hombres. En el caso de los que han terminado el bachillerato o la formación profesional, el paro golpea al 9% de las féminas y al 7,6% de los hombres. Para las personas que no han llegado a secundaria, la tasa de desempleo femenina es del 13,7% y la masculina del 14,1%.

En Brasil, Colombia y México no tener estudios secundarios no es un obstáculo para acceder al mercado laboral, pero solo para los varones. En estos países, el 90% de los hombres jóvenes sin cualificación tienen un trabajo. La tasa de empleo de las mujeres con menos estudios baja del 50% en la mayor parte de la OCDE y se desploma por debajo del 30% en Hungría, Israel, Polonia, Eslovaquia y Turquía.

La pobreza influye en el abandono escolar

La OCDE ha alertado de un aumento del 3% en la diferencia del rendimiento de los alumnos en función de su entorno socioeconómico. Según el último informe sobre políticas educativas, entre 2003 y 2012, la variación de resultados en las evaluaciones externas se acentuó hasta alcanzar el 15,8%.

El factor socioeconómico influye también en la tasa de abandono escolar, con un índice "alto" para los estudiantes con una situación económica más difícil. En conjunto, los españoles tienen una media de éxito educativo en la enseñanza secundaria inferior a la del resto de países de la OCDE.

España tiene también la tasa de paro más alta de la OCDE y subraya que el desempleo afecta más a quienes tienen un índice educativo bajo. "La proporción de jóvenes que ni estudiaban ni trabajaban en 2012 también está por encima de la media", destaca el documento.

El informe propone reforzar la enseñanza de las competencias "básicas" y lograr "un mejor encaje" entre las necesidades del mercado laboral, desde una perspectiva de calidad, y la identificación de educación y preparación profesional como herramientas para combatir el abandono escolar y el desempleo juvenil.

La OCDE considera "particularmente importante" la atención a los colectivos más desfavorecidos para reducir la desigualdad. Además, señala que España "podría beneficiarse" y lograr "mayor impacto" de la inversión en educación si se hicieran converger las políticas educativas de las Comunidades Autónomas y sus prioridades con las de la política educativa estatal.