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Protestas en Portugal y disturbios en Italia contra los recortes y las políticas de austeridad

  • En Roma ha habido incidentes frente al Ministerio de Economía
  • En Portugal han marchado en varias ciudades contra la troika

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Protestas en Portugal e Italia contra el empobrecimiento y la austeridad

Miles de manifestantes han salido este sábado a la calle en Italia y Portugal para protestar contra las nuevas medidas de austeridad y los recortes efectuados por los gobiernos.

La policía italiana ha realizado varias cargas contra un grupo de encapuchados que les han lanzado botellas y petardos en las proximidades del Ministerio de Economía en Roma, durante la manifestación que se convocó hoy contra la austeridad.

Decenas de miles de personas convocadas por movimientos antisistema han acudido a la manifestación de Roma para protestar contra la política de austeridad y la precariedad.

Se produjeron momentos de tensión cuando un grupo de infiltrados arrojó objetos contra la sede de un movimiento de extrema derecha y después comenzó a lanzar botellas contra los furgones blindados de la policía a la altura del Ministerio de Economía. Tras los altercados, varios furgones y centenares de agentes formaron un cordón de seguridad en torno al ministerio para evitar los ataques del grupo de encapuchados, que lograron dispersarse por las calles adyacentes.

La marcha se desarrolló sin problemas durante las primeras horas, pero justo al final comenzaron las tensiones por parte de un grupo de manifestantes que se apartaron del recorrido.

Estos lanzaron huevos contra algunas entidades bancarias y el Ministerio de Economía, y también se realizaron pintadas en la estatua de papa Juan Pablo II que se encuentra en la plaza adyacente a la estación ferroviaria de Termini, en pleno centro de Roma. En esa zona, se encuentra la sede de Casapound, centro ocupado por militantes de extremaderecha, y allí tuvo que intervenir de nuevo la policía.

Un grupo de encapuchados se separó de la marcha y lanzaron botellas contra la sede de Casapound, donde sus miembros habían también salido a la calle con cascos y mazas, y la policía se vio obligada a acordonar la zona.

Roma, completamente blindada

Roma se encontraba completamente blindada y las fuerzas de seguridad en máxima alerta ya que se temía que se produjesen altercados durante la manifestación, sobre todo tras la expulsión este viernes de cinco anarquistas franceses que tenían planeado infiltrarse en la manifestación de mañana para provocar actos de "guerrilla urbana", según la policía italiana.

Además la policía encontró durante una inspección del recorrido piedras, mazas de hierro y otros objetos escondidos que hicieron recordar los graves disturbios ocurridos en octubre de 2011 causados por varios grupos de encapuchados durante la manifestación de los "indignados" en Roma.

La manifestación, con 70.000 personas según los organizadores, comenzó a las 14:00 (12:00 GMT) en la Plaza de San Juan de Letrán, donde muchos habían acampado durante la noche, y se dirigió hacia la zona de Porta Pía.

"Contra la precariedad y la austeridad organicemos nuestra cólera" y "Una sola gran obra: una casa y una renta para todos", se leía en algunas de las pancartas que abrían la marcha.

Entre los manifestantes sindicatos, asociaciones y varios colectivos para el derecho a la casa, o el No-TAV, que se opone duramente a la realización de la línea de alta velocidad Turín-Lyon, había un gran número de inmigrantes que pedían la abolición de la ley sobre inmigración vigente en el país.

Los portugueses reflejan en la calle su repudio a más ajustes

Decenas de miles de portugueses han vuelto este sábado a la calle en diferentes puntos del país para mostrar su negativa a los ajustes aplicados a instancias de la troika y a los cortes del gasto público que prepara el Gobierno para 2014.

Convocados por el principal sindicato luso, la Comisión General de Trabajadores Portugueses (CGTP, de tendencia comunista), los manifestantes censuraron al Ejecutivo conservador liderado por el primer ministro Pedro Passos Coelho y anunciaron nuevas protestas para "derribarlo".

Uno de los objetivos de sus críticas fue el proyecto de Presupuestos para 2014 elaborado por el Gobierno, y que recoge una rebaja salarial para el 90 % de los funcionarios, cortes en las pensiones de los trabajadores públicos y el aumento de los impuestos en productos como el alcohol, el tabaco o los vehículos diesel.

La manifestación llegó con polémica, ya que la idea originaria de los organizadores era recorrer a pie en Lisboa el famoso Puente 25 de abril.

Las autoridades lusas no concedieron su permiso, aunque permitieron una "marcha lenta" de más de 400 autobuses que transportaban a los sindicalistas procedentes de la zona sur de Lisboa, conocida popularmente como el "cinturón rojo" de la capital debido a la fuerte presencia de socialistas y comunistas.

Los autocares recorrieron durante más de una hora los poco más de dos kilómetros que separan una punta y otra del puente, y fueron recibidos con vítores por los manifestantes ya congregados en la ciudad.

Una vez allí, las consignas más repetidas fueron dirigidas al Gobierno conservador y la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), a los que afearon mantener la austeridad a pesar de que el país acumula tres años de recesión y que el desempleo se ha disparado hasta niveles récord (16%).

Fuentes de la CGTP -con más de medio millón de afiliados, según sus propios datos- calcularon en torno a 50.000 personas el número de asistentes a esta protesta en Oporto, convirtiéndose así en una de las más multitudinarias de los últimos años.

Su secretario general, Arménio Carlos, aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje al jefe de Estado, Aníbal Cavaco Silva, al que exhortó a enviar los Presupuestos para 2014 -una vez sean aprobados en el Parlamento- al Tribunal Constitucional para su fiscalización.

El Constitucional ya ha anulado durante los últimos meses varias de las medidas de austeridad aprobadas por el Gobierno, cuyos dirigentes han acusado al Tribunal de tener intereses partidarios y de cuestionar su credibilidad externa.