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El Senado de EE.UU. negocia contrarreloj para alejar el riesgo de la suspensión de pagos

  • Senadores demócratas y republicanos trabajan en una propuesta bipartidista
  • Los republicanos de la Cámara de Representantes, incapaces de unirse
  • El próximo jueves, la Administración alcanza el máximo de deuda permitido

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Quedan menos de 24 horas para que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo, en EE.UU

La urgencia empieza a pesar sobre el Congreso estadounidense según se acerca el límite del plazo para que la primera potencia mundial entre en riesgo de suspensión de pagos. Demócratas y republicanos negocian en el Senado de EE.UU. bajo presión para tratar de alcanzar un acuerdo que desactive -al menos, temporalmente- ese riesgo, una hipótesis que se haría realidad si no se amplía el máximo de endeudamiento autorizado, ya que la Administración federal va a alcanzar ese tope el próximo jueves.

El acuerdo en el Senado parece cercano, pero los mercados empiezan a ponerse nerviosos: después de confiar en que hubiera un pacto a tiempo para elevar el tope de deuda, ahora empiezan a ser conscientes de que, si esa solución se logra, será solo temporal.

Eso volverá a poner al país al filo de la navaja dentro de unos meses, poniendo en evidencia la difícil gobernabilidad de EE.UU. Estas sensaciones de los mercados puede erosionar la imagen de estabilidad del país que, por ejemplo, mantiene al dólar como divisa de referencia mundial o permite al país pagar intereses muy bajos por su deuda.

Aplazar la crisis fiscal hasta principios de 2014

Después de que los republicanos de la Cámara de Representantes fueran incapaces de ponerse de acuerdo entre ellos para presentar este martes una propuesta alternativa, el Senado ha tenido que recoger el relevo al filo de que se cumpla el plazo.

Así, los líderes de demócratas y republicanos en el Senado -Harry Reid por los demócratas y Mitch McConnell por los republicanos- han retomado la elaboración de una propuesta bipartidista -apoyada por ambos grupos- que, al parecer, está muy avanzada gracias a las negociaciones que mantuvieron durante el fin de semana y el lunes pasados.

Reid y McConnell "tienen un acuerdo básico" y sus ayudantes han comenzado a cerrar los detalles, ha asegurado el senador demócrata Richard Durbin.

Las bases de ese acuerdo serían la ampliación del techo de deuda para que el Estado federal tenga capacidad de endeudamiento hasta el 7 de febrero y aprobar los pagos para que la Administración federal pueda reabrir a pleno rendimiento hasta el 15 de enero, con lo que se levantaría el cierre administrativo parcial -vigente desde el pasado 1 de octubre- hasta pasadas las vacaciones navideñas.

Además, se crearía un comité para negociar un acuerdo a largo plazo que sustituya los recortes automáticos impuestos por el sequester (lo que se tradujo como precipicio fiscal) por ahorros conseguidos por reformas amplias en políticas y programas.

Revuelta entre republicanos en la Cámara de Representantes

Ese proyecto se frenó el martes, cuando el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner, trató de tomar la iniciativa y sacar adelante un proyecto de ley que pudiese satisfacer al conjunto de su partido, incluido el Tea Party. Pero ninguna de las dos resoluciones propuestas por Boehner fue considerada suficiente por esa facción ultraconservadora que insiste en que, para ceder en la ampliación de la capacidad de endeudamiento, debe conseguirse antes el desarme de la reforma sanitaria de Obama.

El resultado es que ahora queda menos margen para tratar de cerrar el pacto en el Senado y, aunque se lograse, tampoco es seguro que pueda votarse a tiempo en esa cámara, ya que los senadores republicanos ligados al Tea Party -como el grupo liderado por el tejano Ted Cruz- podrían recurrir al filibusterismo -es decir, a maniobras parlamentarias de bloqueo, en el límite de la legalidad- para retrasar las votaciones.

Muchos republicanos moderados presionan al grupo más radical para evitar el bloqueo. El propio excandidato del partido a la Presidencia y senador por Arizona, John McCain, ha advertido que el asunto es "muy, muy serio". "Los republicanos deben entender que hemos perdido la batalla. Como yo predije hace semanas, no era posible que ganásemos porque estábamos pidiendo algo que no puede conseguirse", ha dicho McCain.

Aún así, si ese bloqueo se concretase en el Senado, la votación del acuerdo podría retrasarse al sábado y, eso, sin tener en cuenta que luego habría que ratificarla en la Cámara de Representantes.

Para acortar plazos, los demócratas y muchos republicanos trataron de convencer a Boehner para que transformase, directamente, el principio de acuerdo de Reid y McConnell en un proyecto de ley que pudiera votar la Cámara de Representantes este mismo miércoles. Eso permitiría a Reid pasarla por la vía rápida en el Senado y -si Cruz y su grupo no lo bloquean- enviársela a Obama para su firma antes del jueves. Pero, hasta ahora, la Cámara se ha opuesto a esa salida.

Obama acusa al Tea Party

Mientras, desde la Casa Blanca, se carga la responsabilidad de la actual situación en el Tea Party, que bloquea cualquier tipo de acuerdo que no incluya el freno de la reforma sanitaria de Obama, una ley aprobada por el Congreso, firmada por el presidente y ratificada por el Tribunal Supremo, que -además- cuenta con un sistema de financiación propia, ajeno al presupuesto federal que se debate en estos momentos.

Obama se ha mostrado dispuesto a negociar un acuerdo marco sobre políticas globales de ingresos y gastos, pero antes exige que se levante la amenaza del cierre de la Administración y del techo de endeudamiento.

Ese tira y afloja entre recortes de gasto público -defendidos por los republicanos- y subidas de impuestos -pedidas por los demócratas- se mantiene desde hace tres años y ha causado ya dos grandes crisis fiscales: una similar  a la de ahora en el verano de 2011 y otra, a comienzos de este año, al activarse el sequester, traducido como precipicio fiscal (una combinación de recortes indiscriminados del gasto público y subidas generalizadas de impuestos diseñada por ambos partidos para autopresionarse a llegar a un acuerdo, algo que no surtió efecto).