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Malala Day, por el derecho universal a la educación

  • Pronunciará su primer discurso en público coincidiendo con su 16º cumpleaños
  • La joven paquistaní estuvo a punto de morir por los derechos de la mujer

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Malala Yousafzai, a la izquierda, conversa con una amiga tras reencontrarse en Birmingham.
Malala Yousafzai, a la izquierda, conversa con una amiga tras reencontrarse en Birmingham.

Malala dice que no le gusta la política. Ella quiere ser médico, pese a que su padre le insiste en que tiene dotes para la oratoria. Este viernes, el día de su 16º cumpleaños, tendrá la ocasión de demostrarlo. Pronunciará su primer discurso en público. Será ante la ONU, y defenderá la educación universal, un sueño por el que casi perdió la vida.

“Dios me ha dado una segunda oportunidad y quiero servir a los otros. Quiero que todas las niñas y que todos los niños en general puedan recibir una educación”, dijo la joven paquistaní cuando, tras meses de operaciones, consiguió articular sus primeras palabras.

Malala Yousafzai fue acallada a tiros por los talibanes el 9 de octubre de 2012 cuando volvía de la escuela. Hombres armados le dispararon en la cabeza y en el cuello, dejándole al borde de la muerte.

La joven activista fue trasladada en un avión ambulancia desde Islamabad al hospital Queen Elisabeth de Birmingham, en Inglanterra, donde sufrió dos intervenciones quirúrgicas. Tendrá que volver a pasar por el quirófano pero ya está fuera de peligro.

Icono de la lucha por los derechos de la mujer

Su defensa de la educación femenina era, para los talibanes, un ataque a la versión más rigorista del Islam y, por ello, dijeron, “debía morir”.

Malala empezó su cruzada a favor del derecho a la educación universal en 2009, cuando el control total de los talibanes sembraba el terror en el valle del Swat. El 70% de sus compañeras había dejado de acudir a la escuela por miedo o por indicación de sus familias. A través de un blog contaba al mundo las amenazas de muerte de los integristas. Las cumplieron pero no tuvieron éxito.

Hoy, Malala es una de 100 personalidades más influyentes del mundo,  según la revista Time y un icono de la lucha por los derechos de las mujeres. Esa voz que los talibanes no pudieron silenciar se oirá con más fuerza que nunca.

Ante el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y 4.000 niños jóvenes de todo el mundo, la activista paquistaní recordará a los líderes mundiales que la educación es un derecho humano básico, universal e inalienable: todas las personas, con independencia de su género, origen étnico o situación económica, tienen derecho a ella. 

Igualdad y educación, sueños por cumplir

Sin embargo, hay 57 millones de niños y niñas, más que la población total de España, sin escolarizar, según datos de Unesco. Unos 28,5 millones se encuentran en zonas en conflicto. Casi el 80% viven en África Subsahariana y Asia Meridional, y más de la mitad son niñas.

"Mientras que las niñas no disfruten de las mismas oportunidades educativas que los niños, la igualdad entre los géneros continuará siendo una utopía", señala el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

"Ella ha reforzado ese simbolismo a través de su extraordinaria recuperación y su elocuencia al explicar su experiencia", ha elogiado el portavoz de la ONU Martin Nesirky.

Si quieres celebrar el Malala Day, puedes apoyar aquí su declaración para exigir a los líderes mundiales que se comprometan a financiar nuevos profesores, escuelas y libros, y que terminen con el trabajo infantil, los matrimonios forzados y la trata de niños.

Los Objetivos 2 y 3 de Desarrollo del Milenio, acordados por los 193 países miembros de Naciones Unidas, proponen lograr la enseñanza primaria universal y  promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer en 2015. Malala ha advertido de que no se dan las condiciones para que se cumplan. Ella, con su ejemplo, su valentía y su lucha incansable, no se cansará de recordarlo.