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Cuba-Venezuela, una relación tan estrecha como compleja en el escenario regional post-Chávez

  • La Habana confía en la victoria de Maduro para mantener su ayuda petrolera
  • Diversos procesos políticos están cambiando las relaciones interamericanas

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Nueve personas resultan heridas después de un mitín de Henrique Capriles

Fuera de Venezuela, el resultado de las elecciones afectará a los procesos de integración latinoamericana, donde Hugo Chávez era el gran líder, pero especialmente a un país, Cuba, que cuenta con la continuidad de las ayudas petroleras para sobrevivir frente al embargo de Estados Unidos.

El delfín del fallecido presidente, Nicolás Maduro, asegura la continuidad de ese programa, que supone el envío de 100.000 barriles diarios y que tiene como contrapartida la asistencia de decenas de miles de cualificados médicos y profesores cubanos para las misiones venezolanas, grandes programas estatales que han permitido importantes mejoras en la sanidad y la educación públicas. También recibe asistencia de agentes cubanos civiles y militares.

El candidato opositor, Henrique Capriles, afirma en cambio que “ni una sola gota de petróleo" venezolano servirá para “financiar” a La Habana y que expulsará a los funcionarios de seguridad. El cómputo monetario de esos intercambios no es fácil, ya que tampoco hay datos globales, pero The Economist estima que el petróleo que le vende Venezuela debería valorarse en unos 3.500 millones de dólares cada año (unos 2.700 millones de euros).

14 años de máxima unidad

Según la revista especializada, Cuba adquiere en Venezuela dos teceras partes de sus necesidades de petróleo. Además, Caracas financia infraestructuras y otros muchos proyectos en la mayor de las Antillas a través del programa “empresas gemelas”. Este “intercambio económico y social excepcional que es fructífero para ambos países” --en palabras del CIDOB, el Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona--, empieza con la victoria de Hugo Chávez a finales de 1998.

El presidente venezolano llegó al poder con la bendición de Fidel Castro, que le había recibido en La Habana en 1994 nada más salir de la cárcel por su fallido golpe de Estado.

Con el paso del tiempo, la relación se hizo cada vez más estrecha y Maduro desempeñó un papel importante, ya que fue durante más de seis años (2006-2013) ministro de Exteriores y viajó en múltiples ocasiones a Cuba. Unas visitas que se intensificaron todavía más por el el tratamiento del cáncer Chávez en la isla. De hecho, toda la cúpula del poder venezolano frecuentó La Habana en en el último año y medio para reunirse con el presidente, lo que desde la oposición fue criticado como una falta de respeto a su propio país.

En el fondo somos un solo gobierno

La hermandad llegaba a tal extremo que, en una polémica declaración en 2005, el entonces vicepresidente cubano Carlos Lage dijo que su país tenía “dos presidentes: Fidel y Chávez". "En el fondo somos un solo gobierno", dijo Chávez después recordando esa frase.

Hace solo unos días, una gran bandera con las imágenes de ambos líderes colgaba de un teatro de Zulia (oeste de Venezuela) donde se homenajeaba a cientos de sanitarios formados por sus colegas cubanos. En el acto, presidido por Maduro y retransmitido por todas las televisiones, sonó el himno de Cuba, lo que fue criticado por sectores de la oposición como un “sometimiento” a su vecino.

Las alianzas frente al dominio EE.UU.

Maduro contestó que era un “orgullo” entonar el himo de un “pueblo antiimperialista, revolucionario, digno, humano” en un acto binacional celebrado en el marco del ALBA, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, un tratado impulsado por ambos países como alternativa al ALCA, que abandera Estados Unidos, primera potencia mundial, bajo principios económicos radicalmente distintos.

El petróleo ha sido la clave de la política exterior de Hugo Chávez

Empezando por el ALBA, del que hoy forman parte otros seis países, Maduro es la garantía de que seguirá la integración regional en varios organismos regionales en los que la petrodiplomacia —Venezuela dispone de una de las mayores reservas de crudo del mundo-- ha desempeñado un papel importante. El mayor ejemplo de aquellos es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que reúne a 33 países y en la que Cuba ejerce ahora la presidencia de turno.

Así no extraña que Maduro haya recibido el respaldo directo no solo de Castro o sus aliados más directos, sino del expresidente de Brasil Lula da Silva, el líder más carismático de la región tras Chávez y a quien Capriles también considera un ejemplo.

Pero no solo Venezuela presume de haber ganado peso internacional en los últimos años. En cierto modo también Cuba, que con unas ligeras reformas económicas ha logrado el reingreso en la Organización de Estados Americanos, donde participa EE.UU.

Además, desde hace unos meses, La Habana acoge las negociaciones de paz entre la guerrilla colombiana de las FARC y el Gobierno de Bogotá. De hecho, el experto en la zona y excorresponsal de TVE en la isla José Manuel Martín Medem, liga en un artículo en el periódico Diagonal un posible acuerdo de reconciliación en Colombia con el fin del bloqueo estadounidense a Cuba que, junto a Venezuela, tiene una fuerte ascendencia sobre el grupo marxista.

Cuba también se mueve

Por su parte, en esa carambola, Washigton ejercería su fuerte influencia sobre su principal socio en la región (Colombia) y se apuntaría un tanto aún más histórico con la normalización de las relaciones con Cuba a cambio de su democratización, intento esbozado por el presidente Barack Obama en su primer mandato.

Hipótesis aparte y volviendo a la relación bilateral, los chavistas han sacado a relucir en campaña otro capítulo de su historia común: el asedio a la embajada de Cuba por parte de derechistas durante el golpe que desalojó a Chávez del poder brevemente en 2002. Allí hizo presencia Capriles, que en esa época era alcalde de la zona donde se encuentra la sede diplomática. Él siempre defendió que fue a mediar para evitar la violencia, pero el embajador cubano dijo que no hizo nada para evitarla. La justicia le absolvió.

En definitiva, el episodio simboliza el rechazo al comunismo de una parte de la sociedad venezolana que, pese a todo, comparte numerosos referentes culturales con EE.UU., amén de una importante relación comercial. No en vano, el Estado venezolano consigue sus mayores ingresos por la venta de petróleo a las empresas yanquis: casi 800.000 barriles diarios (ocho veces lo que exporta a Cuba) y cerca de la mitad de sus exportaciones totales, según la Agencia Internacional de la Energía.

Así las cosas, la reciente devaluación de la moneda venezolana, y otros desequilibrios económicos del país pueden obligar al próximo presidente a revisar sus generosos acuerdos con los países vecinos y, en particular con Cuba.

Está claro que en la isla prefieren a Maduro, aunque sus líderes no hayan sido tan explícitos como en 2007, cuando Fidel dijo que “no bastaría con el triunfo” del sí en el referéndum para la reforma constitucional de Chávez. “Las semanas y meses posteriores a esa fecha pueden llegar a ser sumamente duros para Cuba", advirtió en alusión al cierre del grifo petrolero.

No obstante, la Cuba de Raúl Castro da signos de una menor depedencia en los últimos años, según el análisis de The Economist, que repasa los acuerdos millonarios firmados con las potencias emergentes de China, Brasil y la India.

Nuevos actores y nuevos procesos que harán en todo caso más compleja la íntima relación caribeña de Cuba y Venezuela.