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Análisis

Cuatro escenarios para el 'dracma' griego

  • Europa quiere que el nuevo Gobierno siga cumpliendo los recortes
  • Atenas espera poder renegociar el paquete de austeridad
  • Berlín no es contraria a que Grecia salga de forma ordenada del euro
  • Lo peor para todos: un abandono involuntario, traumático y contagioso

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Toda Europa mirando a Grecia

Grecia acude las urnas para decidir su futuro en el euro. Es el mensaje que se ha encargado de transmitir Bruselas a los griegos. Tras los comicios del pasado 6 de mayo, cuando la fragmentación del voto impidió a los partidos políticos formar un nuevo gobierno, Atenas tratará ahora de poner fin a la incertidumbre política que amenaza con romper la unión económica y monetaria.

Las encuestan indican un voto más polarizado que en las últimas elecciones, pero sin un favorito claro. Los conservadores de Nueva Democracia, partido pro-rescate, y la coalición izquierdista Syriza, anti-rescate pero a favor de seguir en la eurozona, son las dos formaciones que se desmarcan más claramente del resto. Sin embargo, ninguna alcanza por sí misma una mayoría holgada y tendrán que recurrir a los pactos, haciendo temer, de nuevo, una Grecia ingobernable.

Más allá del resultado de las urnas, los griegos saben que, gane uno u otro, lo realmente determinante serán los acuerdos que sean capaces de alcanzar con la Unión Europea. Y aquí, cada cual tratará de jugar sus cartas, dependiendo del escenario que más le favorece.

1. Lo mejor para Europa: Grecia suscribe el Memorando

Los líderes europeos han repetido hasta la saciedad el siguiente mantra: "Queremos que Grecia siga en la zona pero tiene que cumplir sus compromisos". Ese "pero" quiere decir que si el Gobierno heleno no cumple el Memorando firmado con la troika -Comisión Europea, BCE y FMI- para seguir recibiendo el segundo rescate financiero, Bruselas no impedirá su salida de la moneda única. De hecho, la provocará suspendiendo todas las ayudas económicas.

A Europa le beneficia que el gobierno saliente de las urnas siga comprometido con el paquete de ajuste impuesto a los griegos porque significaría que el país se mantiene en el euro, evitando así el contagio a otras economías periféricas, y supondría, además, un espaldarazo a la política económica, basada en la austeridad, que lleva defendiendo desde que empezó la crisis.

Sin embargo, para los griegos sería una condena a perpetuar los draconianos recortes que, hasta ahora, no han hecho sino sumir al país en unos niveles de paro y miseria sin precedentes. En el primer trimestre del año, la tasa de desempleo ha vuelto a subir otras dos décimas hasta el 22,6%, la segunda más alta de la UE después de la española. La respuesta en las calles no se haría esperar y las protestas sociales podrían terminar por resquebrajar la legitimidad del nuevo gobierno.

2. Lo mejor para todos: Renegocian el Memorando

Tanto Nueva Democracia como Syriza están de acuerdo en que el acuerdo suscrito con sus acreedores públicos ya no vale. Antonio Samaras ha acabado por admitir que es necesario renegociar el Memorando (que él mismo firmó) para incluir medidas que fomenten el crecimiento y la creación de empleo, aprovechando el "ventajoso" rescate financiero de España. Alexis Tsipras, por su parte, llegó incluso a pedir su suspensión, aunque últimamente se ha mostrado dispuesto a llegar a un entendimiento con Bruselas.

La renegociación del Memorando es el escenario más probable y el que desean la mayoría de los actores implicados.

El nuevo acuerdo entre la troika y Grecia permitiría al país heleno seguir en la eurozona con condiciones más flexibles, evitando así el colapso de su economía y de la eurozona, y beneficiando a una población asfixiada por los recortes. La UE se aseguraría, además, el apoyo del pueblo griego, ya que el 80% está a favor de mantenerse en la moneda común pero es contrario al paquete de austeridad. Sería una salida europea a la crisis, que demostraría la tan cuestionada fortaleza e irreversibilidad de la unión económica y monetaria.

En el lado negativo, habría que tener en cuenta reacciones contrarias a la relajación de los ajustes tanto por parte de los mercados como de las opiniones públicas de los 'halcones triple A' -Alemania y sus socios del norte: Austria, Holanda y Finlandia-, defensoras a ultranza de la consolidación presupuestaria y el castigo a los estados "pecadores".

3. Lo mejor para Berlín: Grecia deja el euro (de manera ordenada)

"Syriza gana. Tsipras forma un nuevo Gobierno y el domingo por la noche anula el Memorando. La troika suspende la ayuda. Los acontecimientos se precipitan. Los bancos colapsan y Grecia vuelve al dracma el martes por la tarde". Este es para Nikos Chrysoloras, director de opinión y correponsal en Bruselas del diario griego Kathimerini, el peor escenario para los griegos y el mejor para Berlín.

"Este es el resultado que algunos quieren pero no se atreven a reconocer. La salida de Grecia del euro sería la gran excusa para convencer a la opinión pública alemana de que la unión monetaria es insuficiente y que hay que ir más allá y crear, por ejemplo, eurobonos", señala a RTVE.es el periodista griego, que considera que el abandono de Atenas de la eurozona actuaría como un catalizador para el propio proyecto europeo.

En este caso, Bruselas ahogaría financieramente a Atenas para forzarla a salir de la moneda común. Fuentes comunitarias ya han confirmado que tienen planes de contigencia ante una eventual salida de Grecia del euro, por lo que la UE ya estaría lista para responder a un abandono ordenado, aumentando los cortafuegos europeos y adoptando medidas que calmarían a los mercados. De hecho, los bancos centrales de las mayores economías del mundo podrían estar preparándose para "suministrar liquidez" de forma coordinada y excepcional en caso de que fuese necesario estabilizar los mercados, según ha informando la agencia Reuters.

Sin embargo, aunque la UE se dotara de mecanismos para evitar el contagio, no hay garantías sobre los efectos del abandono de un estado del euro, una opción que ni siquiera está contemplada en los tratados.

Economistas y expertos rechazan la posibilidad de que Grecia o cualquier otro país pueda abandonar la zona euro o de que la moneda única se desmorone. Pese a las dificultades por las que atraviesa Europa dicen que el euro, la segunda moneda de referencia en el mundo, sigue teniendo futuro

Por ello, desde el Deutsche Bank proponen otra alternativa: el 'geuro', una nueva divisa que "permitiría a Grecia diseñar una devaluación del tipo de cambio sin el reconocimiento oficial de salir de la Unión Monetaria". Según explica el banco alemán “en un principio sería de esperar una gran depreciación, pero las autoridades griegas tendrían el poder para estabilizar o incluso fortalecer el tipo de cambio del geuro frente al euro a través de una política fiscal prudente”.

El circuito del 'geuro' sería controlado por el gobierno, que emitiría esta divisa para financiar su déficit presupuestario primario. A posteriori, según señala el banco, debería ir reduciendo la emisión de la nueva moneda para estabilizar el tipo de cambio del 'geuro' frente al euro, “con el fin de mantener la puerta abierta a un futuro regreso al euro”. Pero el experimento de moneda híbrida tampoco acaba de convencer.

4. Lo peor para todos: Grecia deja el euro (de manera desordenada)

Existe otro escenario peor. "Consiste en que la hoja de ruta fracase aun cuando ganase las elecciones la coalición europeísta moderada de los partidos tradicionales y luego a estos, aunque intentasen aplicar con lealtad el Memorando, no les fuera posible retomar la senda de la estabilidad, viéndose abocados igualmente a la salida del euro para poder respirar", sostiene el investigador principal de Europa del Real Instituto Elcano, Ignacio Molina, en un artículo publicado esta semana. Esto significaría que Europa, básicamente, habría llegado tarde.

En este caso ni la voluntad política ni los ajustes serían suficientes para mantener a Grecia en el euro. Los efectos políticos y económicos sobre otro países periféricos que, como España, han demostrado determinación en las reformas, serían incalculables, señala Molina.

Más allá de la constatación del fracaso del proyecto europeo, preso de su deficiente construcción e incapaz de responder con éxito a la crisis,  los griegos son los que sufrirían de forma más inmediata las consecuencias de un abandono desordenado e involutario de la eurozona. Algunos de esos planes de contigencia que maneja Bruselas contemplan: limitar retiradas de efectivo de los cajeros automáticos, establecer controles fronterizos e introducir controles al capital. Traducido, un "corralito".

¿Y lo mejor para el pueblo griego? Ni hay un escenario que les beneficie por completo ni el futuro está realmente en sus manos, porque será en otras capitales europeas donde se decida su permanencia o no en la moneda única. En Atenas se limitarán a asistir al desenlace del drama de esta crisis. Que termine en comedia o en tragedia, quizás ya no dependerá de ellos.