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Un alto ejecutivo del Santader deja el cargo y cobrará una pensión de casi 60 milllones

  • Francisco Luzón, de 64 años, era el responsable para América del banco
  • Los sindicatos critican la "repugnante" política retributiva del sector

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Uno de los máximos ejecutivos del Santander, Francisco Luzón, responsable del negocio del banco en América, abandonará próximamente su puesto y el año que viene, cuando alcance la edad de jubilación, podrá recibir una pensión de casi 60 millones de euros para indignación de los sindicatos.

Luzón es uno de los directivos más cercanos al presidente Emilio Botín y estaba considerado por la propia entidad como uno de los tres posibles sucesores, según documentos que cita Europa Press.

La renuncia de Luzón y su sustitución por su número dos, Jesús Zabalza, ha sido confirmada este mismo jueves por el banco, aunque ambas decisiones tendrán que ser ratificadas en su próximo consejo de administración.

En un comunicado, el Santander ha expresado el reconocimiento a la “extraordinaria” labor que ha realizado Luzón en sus 15 años en la empresa, donde ocupaba concretamente el cargo de consejero-director general responsable de la división América.

Sobre la renuncia, la agencia Europa Press señala que ha causado “sorpresa”, precisamente porque aparecía como candidato a la dirección del grupo; en cuanto a su sustituto, fuentes del sector citadas por Efe lo califican como un relevo “natural".

Luzón nació en 1948, por lo que en 2013 cumplirá 65 años y podrá optar a los fondos atesorados en su plan de pensiones, que a cierre de 2010 ya ascendían a 55,95 millones, según consta en el informe de retribuciones del banco.

A esa cantidad hay que sumarle un complemento de 2,85 millones más las aportaciones que se hayan hecho a lo largo de 2011, informa Efe. De esta forma, la pensión superará los 58 millones de euros, una cantidad que el propio Luzón tendrá que decidir si recibe en un único pago o de forma diferida.

Además, a fecha 2010, Luzón tenía 9,93 millones en otros seguros, por ejemplo de vida o accidente, y percibía una retribución de 3,80 millones, de los que 1,65 millones eran fijos.

Carrera en la banca pública

Aunque nació en Cañavate (Cuenca), Luzón se crío en Bilbao, informa la misma agencia. En 1973 ingresó en el Banco de Vizcaya y en 1988 fue nombrado consejero de la entidad, justo antes de que fuera designado por el enconces ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, presidente del Banco Exterior de España, sustituyendo a Miguel Boyer.

La unión de ese y otros bancos públicos, como Caja Postal, dio origen a Argentaria, entidad que presidió desde su creación en 1991. Dirigió la primera fase de su privatización, hasta que en 1996 fue relevado por Francisco González. (González es el actual presidente del BBVA, entidad en la que acabó integrándose Argentaria).

Fue entonces cuando entró en el Santander como director general adjunto al presidente. Tras la fusión en 1999 del Banco Santander con el Banco Central Hispano, Luzón asumió la dirección de la división América, una unidad clave en el grupo.

Luzón, casado y padre de tres hijos, es también consejero del grupo textil Inditex, matriz de Zara y ostenta otros importantes cargos en fundaciones y otras organizaciones.

Indignación de los trabajadores

La millonaria jubilación que tendrá Luzón ha despertado de inmediato la indignación de los sindicatos. El secretario general de la federación bancaria de CC.OO. (Comfia), José María Martínez, ha denunciado en declaraciones a Europa Press que, mientras las entidades financieras intentan imponer una "congelación total" en los salarios y otros ajustes en la negociación de su próximo convenio, pagan indemnizaciones "repugnantes" a los altos directivos.

El caso de Luzón se suma a los de otros altos ejecutivos de la banca que han percibido indemnizaciones millonarias tras abandonar sus funciones, aunque la polémica ha alcanzado mayor envergadura en los últimos años por el papel que han tenido estos ejecutivos en la crisis. Y más aún en el caso de entidades que han tenido que ser intervenidas o rescatadas y que tienen también unas polémicas política retributivas.