Enlaces accesibilidad

Corbacho revisará las bonificaciones a los contratos porque han perdido "su razón de ser"

  • Los expertos dicen que su efecto es casi nulo y que no incentivan el empleo
  • Las bonificaciones suponen un coste de 2.800 millones anuales
  • Unos 26.000 parados sin subsidio han pedido la ayuda de 420 euros

Por

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ha explicado que las bonificaciones a la contratación cuestan 2.800 millones de euros cada año, por lo que plantea una revisión de estas iniciativas para dedicar los fondos a "algo más productivo".

  

En una entrevista en la cadena Ser, Corbacho señala que los objetivos iniciales de las bonificaciones eran mejorar la calidad del empleo y favorecer a determinados colectivos, pero éstas se han "universalizado" y algunos expertos sostienen que han perdido "su razón de ser y eficacia".

  

El ministerio ya encargó un informe a la Universidad de Alcalá de Henares, que no es de carácter vinculante, en el que se manifiesta que el efecto de las bonificaciones es prácticamente nulo y no hacen que las empresas suscriban más contratos.

  

Con respecto a la ayuda de 420 euros a los desempleados que hayan agotado la prestación por desempleo o el subsidio, el titular de Trabajo calculó que unas 26.000 personas han solicitado ser beneficiarias de la medida desde que entró en vigor el decreto.

  

Además, señaló que la tasa de paro "no pasará del 20%" a no ser que la población activa "se dispare", por lo que el Gobierno mantiene que la tasa será del 18,9% en 2010 si la población activa crece de manera "sostenible".

  

Por otra parte, consideró que el diálogo social está "herido" y "en época de rehabilitación", pero instó a los agentes sociales a que en el ámbito bipartito desbloqueen los convenios colectivos pendientes para pasar a un diálogo social "más amplio".

  

Si no se renuevan, dijo, "es obvio que hay más posibilidades de incremento de conflictividad social", que calificó de "muy perjudicial" para la economía.

  

Asimismo, el ministro aseveró que estamos "al final del túnel", aunque reconoció que no se pensaba que "la contundencia de la crisis fuera la que ha sido".