Enlaces accesibilidad
Claves de la semana

Las donaciones de vacunas de COVAX en tiempos de ómicron: las dosis siguen sin llegar a los países más pobres

  • En la carrera por protegerse de la nueva variante, los países ricos acaparan vacunas y la equidad pasa a segundo plano

Por
Una sanitaria en Kenia se prepara para inyectar una dosis de la vacuna Moderna en un hospital de Nairobi.
Una sanitaria en Kenia se prepara para inyectar una dosis de la vacuna Moderna en un hospital de Nairobi.

La variante ómicron del SARS-CoV-2, que está poniendo en jaque a todo el mundo en medio de una nueva ola de contagios y restricciones en Europa, ha destapado una vez más cómo la pandemia, por definición un fenómeno global, no está teniendo la misma solución para todos. Y que, también en esto, el mundo avanza a diferentes velocidades según el continente en que se viva.

Pese a que esta variante del coronavirus ya estaba circulando en Europa -como hemos sabido esta semana-, Sudáfrica y otros países del sur africano han pagado los platos de haber dado primero la alarma y se ha restringido su circulación, mientras en Europa ya se constata la transmisión comunitaria y fijamos las condiciones para poder viajar con relativa tranquilidad estas navidades, pasaporte COVID en ristre.

1. COVAX, un mecanismo de distribución que sufre la inequidad

En menos de un año de campaña de vacunación contra la COVID-19 se han puesto más de 8.000 millones de dosis. Habría más de una para todas las personas del planeta, pero el hecho es que el reparto ha sido desigual desde el principio: en todo el mundo casi el 44 % de la población cuenta con las dos dosis de la vacuna; pero, mientras en Alemania el porcentaje de ciudadanos vacunados es del 68 %, en un país de población similar como la República Democrática del Congo no llega al 1 %.

Así, en la faz más desfavorecida del mundo la mayor parte de la población no cuenta con ninguna protección farmacológica ante el coronavirus. La misma historia que vivimos en verano con la variante delta. Para paliar esa brecha de vacunación entre ricos y pobres, se creó la alianza COVAX, un mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas que empezó en febrero de este año, con el objetivo de donar vacunas e intermediar en la compra a fabricantes para los países menos desarrollados. El plan era distribuir 2.000 millones de dosis en 2021.

Este gráfico muestra los compromisos de la alianza COVAX y su grado de cumplimiento hasta 30 de noviembre, con datos de Unicef. En el eje horizontal, el número de dosis asignadas; en el vertical, el porcentaje de dosis entregadas sobre las comprometidas. Cada bola representa un país y el tamaño va en función de la población.

Cuanto más a la derecha se encuentra un país (→), más dosis se ha prometido enviar, como es el caso de Bangladesh (164 millones de dosis asignadas). Y cuanto más arriba (↑), mayor proporción vacunas distribuidas, como ocurre en India (100% de dosis entregadas).

Así marchaba el programa de donación de vacunas a finales de junio. Las dosis comprometidas en total eran muchas menos -310 millones, frente a los casi 1.400 millones actuales-, por lo que el eje horizontal es distinto y los países aparecen desplazados a la derecha.

La situación del Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 ha evolucionado en los últimos meses en su alcance, pero no en su ejecución. A principios de verano había 34 países de los 147 incluidos en COVAX que no habían recibido ni la cuarta parte de las vacunas asignadas.

A 30 de noviembre, solo 14 países siguen por debajo del 25 % de dosis entregadas sobre el total de las prometidas. Es un avance, pero insuficiente.

COVAX no cumplirá su objetivo para 2021 y la pandemia sigue, con la nueva variante ómicron acechando en más lugares.

A medida que la producción de vacunas se ha hecho abundante, los países han multiplicado sus compromisos: 200 millones de dosis a mediados de marzo, 310 a finales de junio y a finales de noviembre se eleva a 1.395 millones de dosis. Un gran incremento, pero que no llegará a la meta prevista ni en promesas ni en ejecución, porque hasta esta fecha solo se han distribuido 580 millones, el 42 % de lo comprometido, según los datos que Unicef ha compartido con DatosRTVE.

Detrás de la evolución en apariencia positiva de las cifras se esconden mecanismos que revelan insolidaridad de los países más desarrollados frente a los demás, en especial con África. La propia COVAX, junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo Africano para la Adquisición de Vacunas (AVAT) y el Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades (Africa CDC), han pedido a los países donantes y a los fabricantes de vacunas que las donaciones se hagan de forma planificada, con margen de tiempo para reducir el riesgo de que caduquen.

Y quienes trabajan en estos países denuncian que en la actualidad los países ricos acaparan viales para vacunar con dosis de refuerzo a sus poblaciones y dedican menos recursos a la redistribución. "El acaparamiento de vacunas de los países de rentas altas ha provocado que COVAX se quede el último de la fila en la recepción de vacunas producidas y por producir", dice Raquel González, responsable de Relaciones Institucionales de Médicos Sin Fronteras, en declaraciones a la agencia Sinc.

Otra muestra de esta falta de equidad la hemos visto estos días con la irrupción de la variante ómicron. España ha prohibido hasta el 15 de diciembre los vuelos procedentes de los países del cono sur de África para contener el avance de esta temida nueva versión del virus.

Esto afecta a Sudáfrica, Botsuana, Esuatini, Lesoto, Mozambique, Namibia y Zimbabue, ninguno de los cuales tiene a más de un 40 % de población con al menos una dosis, y la mayoría tiene pendiente recibir más de la mitad de las vacunas asignadas por el programa COVAX. A Sudáfrica (59 millones de habitantes), que ha recibido todas las dosis que se le han prometido, esta ayuda solo le llega para inyectar una vez al 15 % de su población, en un país que a día de hoy sigue por debajo del 30 % de sus habitantes con al menos una dosis.

2. Viajar a Europa estas navidades: pasaporte COVID y ojo a las restricciones

Mientras se cierran los vuelos para algunos países, el certificado o 'pasaporte' COVID, que, con el visto bueno de los tribunales, van incorporando más comunidades autónomas en España, se ha vuelto moneda de curso común para viajar por Europa.

Pese a las restricciones crecientes en muchos países por la nueva ola de contagios, es posible viajar a casi todos los países de la Unión Europea libremente, con un certificado que acredite tener la vacuna completa, una prueba negativa o haber pasado la COVID en los últimos meses.

En el siguiente mapa se pueden conocer los requisitos y documentación que los españoles debemos meter en la maleta si queremos viajar a los principales países europeos. Una información que se actualiza frecuentemente a medida que se actualizan los niveles de riesgo -ojo porque casi todos los países tienen criterios particulares-, por lo que también se presentan enlaces a webs oficiales donde mantenerse informado con las últimas novedades.

3. Las muertes que salvó la vacuna en Europa

Frente a los debates hinchados de palabras, datos. Estar completamente vacunado contra la COVID-19 habría evitado en Europa la muerte de 469.186 personas, tan solo considerando a los mayores de 60 años y en los primeros once meses de campaña de vacunación. Es uno de los resultados de un estudio publicado en la revista científica de salud pública Eurosurveillance a partir de los datos recogidos en 33 países, 23 de ellos de la Unión Europea (a falta de cifras para el más poblado, Alemania, además de Países Bajos, Dinamarca y Bulgaria).

Tan solo en España, la vacuna ha ayudado a preservar 89.515 muertes, entre las atribuidas a tener la pauta completa (87.413) como las evitadas en personas mayores con una sola dosis (2.102). Gracias a ellas, se habría evitado el 72 % de las muertes esperadas en los mayores de 60.

Las vacunas fueron determinantes en un país como el nuestro, que priorizó la inmunización de las personas mayores a medida que llegaban las dosis. A día de hoy, el 97 % de los españoles de más de 60 años tiene la pauta completa de la vacuna, uno de los porcentajes más altos de toda Europa.

4. Cuarenta años de lucha contra el sida

Esta semana se ha celebrado el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, en el que se dan a conocer los avances contra esta otra pandemia. Después de 40 años desde que irrumpió en nuestras vidas, el VIH sigue siendo un problema de salud mundial. Desde su aparición, se han detectado 78 millones de personas infectadas y 39 millones de ellas han muerto a causa del sida. Es la mitad, pero afortunadamente la mortalidad hoy en día no tiene nada que ver con la de los años ochenta.

El 5 de junio de 1981 el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos notificó los primeros cinco casos de VIH, entonces clasificados como una extraña neumonía. Apenas cuatro meses más tarde se detectaba en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona el primer caso en España.

Desde entonces hasta hoy, en España se han detectado 88.684 casos de VIH -el 43 % de ellos en Madrid y Cataluña- y cada año se diagnostican aproximadamente otros 3.000. El siguiente mapa muestra el acumulado de los casos diagnosticados en cada comunidad y la evolución desde 2003. El año pasado se notificaron en todo el país 1.925 nuevos diagnósticos, lo que supone una tasa de 4,07 casos por cada 100.000 habitantes, según los datos del Ministerio de Sanidad.

Por grupos de edad, más del 30% de las personas infectadas tienen entre 30 y 39 años. Con el tiempo, gracias a la prevención, los contagios han bajado mucho en el grupo más afectado y en todos los demás. Hasta el punto de que este año se han reducido a cero los nuevos diagnósticos de recién nacidos, según la Asociación Española de Pediatría (AEP). Y no es la única victoria. Se está llevando a cabo a nivel mundial un ensayo clínico para hallar una vacuna contra el VIH, y de los 3.800 voluntarios que hay, 250 son españoles.

5. Posdata: la brecha salarial entre hombres y mujeres se reduce un poco

También esta semana, el Instituto Nacional de Estadística ha publicado el análisis de lo que cobran los 16,1 millones de asalariados que hay en España, a partir de los datos que ofrece la Encuesta de Población Activa. Y, entre otros aspectos, ha precisado la brecha de género que persiste en las remuneraciones: la diferencia entre el salario bruto medio de los hombres y de las mujeres fue en 2020 de 358 euros al mes.

Son 42 euros menos que en 2019, lo que significa que la brecha se redujo el año pasado un 10,5 %. Pero aún está lejos de cerrarse: aunque el salario medio de las mujeres creció más del doble que el de los hombres, las asalariadas cobran, de media, un 16,2 % menos al mes que los asalariados.

El INE subraya que una de las principales razones que subyacen bajo esa desigualdad es que “las mujeres trabajan a tiempo parcial, con contratos temporales y en ramas de actividad menos remuneradas en mayor proporción que los hombres”. En otras palabras, las mujeres se ven abocadas en mayor medida a los trabajos peor remunerados.

Leyendo el siguiente gráfico, dividido en bloques de salarios bajos, medios y altos, al fijarse en el tamaño de las barras que representan a hombres y mujeres, estas ocupan en mayor proporción los puestos de trabajo peor remunerados. Hay mucho margen de mejora en un aspecto esencial para la igualdad efectiva.