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Baloncesto | NBA

Lakers, Clippers, Nets y Jazz afilan sus plantillas para el asalto al anillo

  • Drummond y Aldridge, los fichajes más destacados de los equipos favoritos al título
  • La firma de Drummond por los Lakers pone en jaque el rol de Marc Gasol en el equipo

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Aldridge, Drummond y Gordon, los grandes fichajes de los equipos candidatos al anillo
Aldridge, Drummond y Gordon, los grandes fichajes de los equipos candidatos al anillo

El final del mercado de traspasos en la NBA. Conversaciones entre franquicias, traspasos bomba y decenas de rumores copan una jornada donde un movimiento acertado puede cambiar el sino de una franquicia de cara a los Playoffs. De hecho, los equipos con más opciones al título han puesto sus cartas sobre la mesa para hacerse con algunos de los activos más codiciados de este periodo, ya sea mediante transferencias o tras un ‘buyout’. Así han perfilado sus plantillas los conjuntos llamados a pelear este verano con el trofeo Larry O’Brien.

Andre Drummond para curar las penas

Las lesiones de larga duración de Lebron James y Anthony Davis han desestabilizado una fase regular que se intuía relativamente cómoda para Los Angeles Lakers. Han pasado de apuntar directamente a los Playoffs a mirar de reojo el octavo puesto de la Conferencia Oeste. Los de púrpura y oro acumulan un balance negativo de 2-5 sin sus dos máximas estrellas en cancha. Las derrotas han llegado por una media de -12,4 puntos y, para más inri, las sensaciones no han sido positivas con tramos donde los jugadores parecían un tanto perdidos. Además, los triunfos han llegado ante Cavaliers y Magic, dos de las plantillas más débiles de toda la liga

Drummond intenta robarle el balón a Antetokunmpo en su debut

Drummond intenta robarle el balón a Antetokunmpo en su debut EFE

Para intentar corregir esta dinámica, y tras el no de los Raptors por Lowry, los angelinos han contratado a Andre Drummond (2’11 cm y 27 años) para sellar la pintura. El pívot es muy talentoso a la hora de amasar dobles dobles, de hecho esta campaña promedia 17 puntos y 13 rebotes, categoría donde siempre ha destacado. Su lunar principal es que su rango de ataque es limitado, no puede salir a tirar por fuera, y su porcentaje desde el tiro libre es solo de aprobado raspado, mas con Lebron y Davis no tendrá problemas para recibir balones en el poste, donde es efectivo.

El gran damnificado de este movimiento es Marc Gasol. El español, que ha vuelto al equipo tras semanas de baja por covid, ha perdido el puesto como titular (es cierto que ya jugaba menos que su suplente, aunque seguía partiendo de inicio) y su caída en la rotación ya es notable. Su temporada no está siendo buena en cuanto a números, en especial si atendemos que está en mínimos de carrera en puntos, rebotes y tiempo de juego. Según las últimas informaciones, compartirá tiempo en pista con Harrell, según las vicisitudes del juego. Lo que sí está probado es que en el último encuentro en el que los tres postes estuvieron sanos, Gasol tan solo jugó seis minutos, a pesar de la lesión en la uña de Drummond, que le obligó a dejar la cancha en el descanso. De hecho, el enfado de Marc es evidente. Llevaba varios sin hablar con la prensa y en su última comparecencia ha comentado su nueva situación: "Las cosas cambian rápido en la NBA, pero estoy comprometido con el equipo. Cuando no estás en el plan A, sino en el C o D tienes que aceptarlo porque es tu trabajo y es lo que firmaste hacer, pero nunca es fácil"

Aldridge y el asalto a los cielos

Está claro que los Brooklyn Nets tienen entre ceja y ceja el anillo de campeón de la NBA. Están decididos a cortar una sequía que perdura desde los tiempos de Julius Erving en la ABA y no paran de añadir combustible al tanque. Primero, arriesgaron con el traspaso de James Harden, donde se quedaron sin secundarios. Luego, ha añadido a sus filas a un hastiado Blake Griffin, que en Detroit había perdido los muelles y que ha renacido en Nueva York. Y, ahora, han incorporado a otro All Star en horas bajas con LaMarcus Aldrige. El pívot (2,11 y 35 años) deja la rectitud de San Antonio para vivir en el brillo de la ‘Gran Manzana’. De primeras, se espera que sea el cinco inicial de los pupilos de Steve Nash, todos sabían que DeAndre Jordan era un parche de circunstancias.

Aldridge se enfrenta a uno de sus últimos asaltos al anillo y en Brooklyn esperan contar con su veteranía. “No estoy aquí para ser All-Star. Solo estoy tratando de aportar valor a un grupo”, confesó a ESPN. Y por supuesto que lo hará, con su elegancia en el poste y su certero tiro de media distancia. Por seguro que esta campaña será la que más lanzamientos sin oposición dispondrá de toda su carrera. Ya se encargará Harden de encontrarlo, o Irving o Durant… No en vano cuentan con seis jugadores que suman 41 partidos de las estrellas en sus currículums. Cifras que no se veían en la competición desde los Miami Heat de James, Bosh, Wade y Allen y tan solo superada por los Celtics del 10/11 de Garnett, Allen, Pierce y Rondo

LaMarcus Aldridge se hace con un rebote

LaMarcus Aldridge se hace con un rebote EFE

Activar el modo Playoffs

No hay quien conozca a los Clippers. En menos de un curso han pasado de ser el alumno rebelde que se sentaba en la última fila a convertirse en el estudiante aplicado de la primera. Ya no se lanzan a cualquier charco, miden sus palabras y esperan su momento, y ese instante no es otro que los Playoffs. En la campaña anterior, gastaron muchas energías en enfrentamientos estériles ante rivales, prensa y medios de comunicación. Eran los ‘malotes’ de la liga, pero cuando llegó la hora de la verdad a esos macarras le faltó oler la sangre. Se dejaron remontar un 3-1 ante unos jóvenes Nuggets que encima venían de jugar siete partidos en primera ronda ante los Jazz.

Para controlar este tipo de situaciones, los Clippers se han movido en el mercado con un traspaso de perfil bajo, pero muy significativo. Han mandado a Lou Williams, microondas donde lo haya desde el banquillo, pero cuestionado cuando se debe defender, a Atlanta por Rajon Rondo y un par de rondas del Draft. Rondo es un base de visión telescópica que sube enteros cuando llega el momento de la verdad. Siempre hablando, siempre dirigiendo, da esa dosis de tranquilidad a sus compañeros cuando más quema el balón. Seguro en la entrega de la pelota, con un lanzamiento mejorado desde el arco y astuto en defensa aporta esos intangibles que pueden valer títulos, él ya tiene dos. Además, vuelve a la ciudad angelina con una carta bajo el brazo: tiene memorizado todos los esquemas de los Lakers tras dos años vistiendo de amarillo.

La melodía perfecta

Quin Snyder ha compuesto una obra casi perfecta en Utah. Los Jazz, que recuerdan por sus éxitos, a los años dorados de los 90 están desarrollando el mejor juego de la NBA actual. Son la franquicia con mejor net rating, con mayor volumen de triples anotados por encuentro (17) y los segundos con mayor porcentaje. Cuentan con muchos jugadores muy listos, de esos que siempre están dispuestos a dar un pase extra, pero, por supuesto, con dos superestrellas en ambos lados de la cancha. Rudy Gobert, el espigado pívot francés, controla la defensa atrás y define con comodidad los pick and rolls (65% en tiros de campo); en la parcela ofensiva el ‘superhéroe’ es Donovan Mitchell, anotador compulsivo de altos vuelos y garantías desde el triple. Y si necesitan más puntos, Jordan Clarkson agita el partido desde el banco.

¿Entonces, por qué se han movido en el mercado? Fácil, todo se puede mejorar. Cualquier maquinaria tiene que ser retocada de forma sutil. Y eso han hecho en el estado mormón. A cambio de muy poco (ronda del draft) han traído a Matt Thomas, un tirador de matrícula de honor con pasado en la Liga Endesa. En su carrera en la NBA su éxito desde el triple es de un 45% y para el mejor equipo de la liga en esos guarismos es caviar. No necesita el balón en las manos para producir, sino que es un profesional del catch and shoot. Su carrera, hasta ahora, es más bien discreta y de especialista. Algo que no va a cambiar en Utah.

Un paso atrás para volver con más fuerza

Gordon bota la pelota ante un defensor

Gordon bota la pelota ante un defensor EFE

A veces, en el mundo del deporte, se tiende a pensar que las estrellas rutilantes son las que marcan el rumbo de un equipo. Es cierto que son los motores principales, esos que casi nunca suelen fallar, pero ya lo decía Jordan: “Un jugador gana partidos, un equipo campeonatos”. Jerami Grant era uno de esos jugadores de rol en los Denver Nuggets, capaz de hacer un poco de todo y, en especial, de parar a aleros altos en bote. Su aportación fue fundamental para que los de Colorado alcanzaran las Finales del Oeste tras ganar las dos rondas anteriores en el Game 7. Era consciente de su potencial (22 puntos de media) ahora en Detroit y quiso salir al mercado de agentes libres. Los Nuggets dejaron que volara solo.

Unos meses después, la franquicia de las Rocosas ha tenido que rectificar. Han visto que si quieren ganar, necesitan defensa y su hombre elegido ha sido Aaron Gordon. El ‘cyborg’ es un interior versátil y muy móvil que puede emplear su físico privilegiado para hacer frente a Lebron, George o Kawhi, en su conferencia. Puede salir a tirar desde fuera con cierta regularidad para permitir las penetraciones de Porter Jr. o Murray. Pero lo más importante es que ya no tendrá que cargar con la losa de ser ese jugador franquicia que prometía en el Draft de 2015. Nunca ha podido soportar esa responsabilidad y no parece que el futuro se vuelva a ver en esos bretes. En Denver, el balón, a Jokic.