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Cumbre del Clima

Asesinatos y violación de los derechos humanos por un pedazo de tierra

Por
Milena Flórez: "Al río nos lo han matado"

Nunca han corrido buenos tiempos para los defensores de los derechos de los pueblos indígenas. Los asesinatos de activistas medioambientales dedicados a proteger el hábitat en el que viven, y sus recursos naturales, siempre han sido habituales, pero en los últimos años han aumentado a un ritmo alarmante.

La mayoría de los asesinatos y las extorsiones ocurren en Latinoamérica, que continúa siendo la región más peligrosa del mundo para estos activistas, con el triste protagonismo de países como Colombia, Brasil, Guatemala o México.

Según el último informe anual de Global Witness, 164 defensores ambientales fueron asesinados en 2018, y más de la mitad de las muertes se produjeron en esta región del mundo. "Las víctimas eran personas que se opusieron a las presas, las minas, la tala o la agricultura en sus tierras y murieron asesinadas por fuerzas del Estado, guardias de seguridad o asesinos a sueldo. Muchos otros han sido amenazados, atacados o encarcelados", manifiesta la organización.

Representantes de los pueblos indígenas defensores de los derechos humanos han participado en un acto en la Cumbre del Clima de Madrid para denunciar que en muchos países del mundo se están violando los derechos humanos "en nombre del cambio climatico", con consecuencias "horribles" para las comunidades y la biodiversidad del planeta.

Milena Flórez, una refugiada en Barcelona

Es el caso de Milena Flórez, que ha tenido que huir de Colombia, junto con su familia, para instalarse en Barcelona. Su delito ha sido oponerse al proyecto de energía más grande de su país, Hidroituango, que se está construyendo a unos 170 kilómetros al norte de Medellín, sobre el río Cauca. "Es un proyecto de muerte y de desplazamiento que se ha llevado a cabo por encima de las comunidades, sin tenerlas en cuenta", manifiesta a RTVE.es.

"Cuando llega un megaproyecto de esta envergadura siempre lo presentan como un supuesto desarrollo, cuando en realidad lo que lleva al territorio es muerte, desolación... Acaba con nuestro medio ambiente y con nuestras vidas, porque ya hemos perdido seis líderes asesinados, además de haber sufrido muchas amenazas individuales", prosigue.

Milena es activista de la organización medioambiental Ríos Vivos, que representa a comunidades colombianas de indígenas y campesinos asentadas en el Occidente, Norte y Bajo-Cauca antioqueño. Ella intenta dar voz a las aproximadamente 500.000 personas que viven en la región donde se está construyendo esta faraónica presa hidroeléctrica, entre el municipio de Ituango y el corregimiento de Puerto Valdivia.

"Al río nos lo mataron"

"El futuro es desolador. La gente vive muy angustiada aguas abajo, porque puede colapsar la represa ya que tiene tres fallas geológicas. Aguas arriba porque el río murió, al río nos lo mataron. El agua está muerta, hay una epidemia de leishmaniasis, más la gente que no tiene trabajo ni tiene subsistencia", describe con angustia.

Pero, a pesar de encontrarse a miles de kilómetros de su hogar en contra de su voluntad, y del pesimismo que inunda sus palabras, hay algo que Milena parece tener muy claro: nunca abandonará su tierra. "Nuestro objetivo es seguir en el territorio resistiendo, y que se haga justicia, tanto ambiental como social".

"Perteneciente a organización terrorista"

En el acto también ha participado la activista y relatora de la ONU Victoria Lucía Tauli, a quien el Gobierno de su país, Filipinas, considera como "perteneciente a organización terrorista" por su defensa de los pueblos indígenas. "Pedimos a los gobiernos que respeten los derechos de las personas indígenas que llevan cuidando el patrimonio del planeta durante siglos, ese mismo que todos disfrutamos", ha reclamado.

Tauli ha ha explicado que actualmente se sigue asesinando a indígenas en países de Latinoamérica y África, mientras otros son torturados o metidos en la cárcel por defender su tierra. Ha puesto el ejemplo de una visita suya a Guatemala, donde en el breve tiempo que duró su estancia mataron a machetazos a siete personas, mientras que otro activista fue condenado a siete años de cárcel "con pruebas falsas".

Un padre y un tío asesinados por pistoleros

Otro de los ponentes, en representación de las comunidades indígenas de Brasil, ha sido Domingos Nunes de Oliveira, quien ha asegurado que "hay peores formas de matar que con un arma, y es quitarnos nuestro territorio, nuestra salud, nuestras costumbres y nuestra educación".

Domingos ha narrado cómo él ha tenido que sufrir esta sinrazón desde que era prácticamente un niño. "Cuando yo tenía doce años, mi padre, que era un líder indígena, fue brutalmente asesinado por pistoleros junto con mi tío", ha dicho, "el resto de la familia tuvimos que escapar a la selva para salvarnos".

"Nuestra experiencia ha sido una serie de masacres y asesinatos", ha proseguido, y ha recordado la importante contribución de pueblos como el suyo a la lucha contra el cambio climático, para finalizar pidiendo que "todos, indígenas y no indígenas, caminemos juntos" para salvar al planeta.