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Irlanda vuelve a financiarse en el mercado en su primera subasta de deuda tras el rescate

  • Ha captado 500 millones de euros en letras a 3 meses
  • Paga un interés menor al de España en los títulos del mismo plazo

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Tipos de interés en una subasta

En una subasta de deuda, el Tesoro clasifica las ofertas que recibe por los títulos que emite (letras, bonos y obligaciones). Entonces elige los intereses más bajos para pagar lo menos posible.

Desde la puja más baja, el Tesoro acepta ofertas en varias fases hasta completar su objetivo de colocación en esa subasta (por ejemplo, entre 1.000 y 2.000 millones de euros).

El tipo de interés marginal es el de la puja más alta aceptada. El tipo de interés medio se calcula haciendo la media de todas las ofertas aceptadas.

Casi dos años después de su última emisión de deuda pública, Irlanda ha regresado al mercado para subastar sus títulos soberanos y probar si puede volver a financiarse por sus propios medios después de, en noviembre de 2010, tuviera que ser asistida desde la UE con un rescate de 85.000 millones de euros.

Para realizar la prueba, el Tesoro irlandés ha elegido las letras a 3 meses, el plazo más corto de deuda soberana, y ha triunfado: ha captado los 500 millones de euros que se había marcado como objetivo y ha pagado un interés menor al que preveían los mercados: un 1,8%.

Esa rentabilidad es inferior a la que tuvo que pagar España en su última subasta de letras del mismo plazo (2,36% de interés medio) celebrada el pasado 26 de junio, el momento en el que el país se veía sometido a mayor presión de los mercados debido a las pocas expectativas generadas por la cumbre europea de finales de ese mes. En la subasta previa de letras a 3 meses se había pagado un 0,8% de rendimiento medio.

Además, una semana antes de la emisión del 26 de junio, los bonos españoles a 10 años -reflejo del riesgo de impago que se percibe a un país- habían marcado un máximo histórico en su rentabilidad en el mercado secundario de deuda: 7,22%.

Sin embargo, los pronósticos se equivocaron y ese Consejo Europeo logró acuerdos más importantes de lo esperado. Entre otras cosas, se aprobó permitir que los fondos europeos de rescate puedan recapitalizar directamente a los bancos con problemas sin que la devolución de esa inyección de dinero recaiga sobre el Estado al que pertenezcan las entidades.

Objetivo: suavizar las condiciones del rescate irlandés

Este cambio favorece a España -pendiente de recibir un rescate destinado a su sistema financiero-, pero de rebote beneficia también a Irlanda, que se vió obligada a pedir un rescate para toda su economía debido a que, al haber asumido el Estado el enorme agujero abierto en sus bancos, el déficit público se se disparó al 32% en 2010.

Así, por primera vez, los líderes europeos aceptaron revisar las condiciones fijadas para el rescate irlandés. Dublín quiere, sobre todo, reducir los 31.000 millones de euros que debe devolver en concepto de intereses, rebajando el tipo aplicado al rescate y alargando también los plazos de reembolso.

El ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, ha interpretado la emisión de deuda como "un éxito" - ya que el interés ha rebajado en dos décimas las previsiones- y como un "hito" en el "camino hacia la recuperación del país".

"Los mercados han reaccionado positivamente a nuestra sólida aplicación del programa hasta la fecha, al rotundo 'sí" en el reciente referéndum sobre el Pacto de Estabilidad Fiscal y a la decisión tomada en la cumbre [europea] de la pasada semana para separar los vínculos negativos entre la [deuda] soberana y la de los bancos", ha declarado el ministro irlandés.

Noonan ha destacado que, con esta subasta, se acerca a su objetivo de regresar a los mercados de deuda con títulos a largo plazo en 2013, cuando finaliza el programa de ayuda a este país.

Según los términos acordados hasta ahora con la Unión Europea, Irlanda agota el plazo de su rescate a finales de 2013, con lo que necesita reunir fondos este año para cubrir el pago de bonos por 8.300 millones de euros que vencen en enero de 2014.

A corto plazo, el Ejecutivo de Dublín se ha comprometido con la troika de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a reducir este año su déficit público hasta el 8,6% del PIB a través de un plan de recortes valorado en 4.200 millones de euros.

Las autoridades irlandesas insisten en mostrar a su país como el ejemplo del éxito de los rescates europeos y repiten sus logros: una recuperación más rápida de lo previsto en la recaudación tributaria, el mejor comportamiento de la eurozona en la industria y las empresas de servicios y, ahora, una caída en los costes de financiación en el mercado de deuda.

Sin embargo, en otros campos sus indicadores siguen siendo preocupantes, ya que mantiene el déficit público más alto de la zona euro (9,4% en 2011) y sufre una de las tasas de paro más altas de los 17 países del euro: cercana al 15% y solo superada por las de Grecia, España y Portugal.

Además, si no se mejoran las condiciones del rescate, se prevé que la deuda pública de Irlanda alcance el 120% del PIB el próximo año, justo al límite del nivel que los mercado consideran insostenible.

La clave para mejorar esos lastres es que la economía irlandesa vuelva a crecer, pero eso parece una tarea complicada ya que su modelo económico se basa en la exportación y ese sector no puede repuntar mientras el mayor cliente de Irlanda, Europa, siga en recesión.