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El nuevo Gobierno de Hungría alerta de que el país "está cerca de la quiebra"

  • El partido conservador dice que las cifras se manipularon
  • El Banco de Hungría asegura que la economía está recuperándose
  • El Ejecutivo anterior aplicó un plan de ajuste supervisado por el FMI
  • Los analistas no comparten el diagnóstico del Ejecutivo

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El dependiente de una oficina de cambio de Budapest se prepara para una nueva jornada de nervios de la moneda húngara, el florín.
El dependiente de una oficina de cambio de Budapest se prepara para una nueva jornada de nervios de la moneda húngara, el florín.

El portavoz del nuevo Gobierno húngaro, Péter Szíjjártó, ha dicho este viernes que "no es exagerado" hablar de que el país está cerca de la quiebra, según declaraciones recogidas por los medios húngaros.

Esta declaración ratifica una advertencia de un dirigente del conservador Fidesz, el partido gobernante, sobre que Hungría sufre una crisis comparable a la de Grecia, según los medios de comunicación del país.

El nuevo Gobierno que asumió el poder hace una semana, el 29 de mayo, ha denunciado que el gabinete anterior manipuló las cifras sobre el estado real de la economía húngara.

Por contra, el Banco Nacional de Hungría (MNB) ha asegurado que la economía del país está en vía de recuperación y ha pronosticado para 2010 un déficit presupuestario del 4,5% del PIB, mientras que aprecia una "considerable mejora" en la balanza de pagos por cuenta corriente.

Crisis continua desde 2008

El anterior Gobierno socialista terminó su mandato muy desgastado por la crisis económica que estalló en 2008 y que obligó al país a aceptar unas condiciones muy severas del Fondo Monetario Internacional para rescatar su economía.

Así, los socialistas, con la losa de la corrupción y la obligación de recortar prestaciones sociales, subir el IVA, congelar los salarios a los funcionarios y retrasar la edad de jubilación, se deslizaron en caída libre en los sondeos hasta mínimos históricos, facilitando el regreso al poder del ex primer ministro y líder del Fidesz, Viktor Orbán, que recuperó el Ejecutivo ocho años después de ser desbancado por el Partido  Socialista de Hungría,  MSZ.

Tras la segunda vuelta de las elecciones legislativas del pasado 25 de abril, el partido de Orbán logró más de dos tercios de los escaños del Parlamento magiar, lo que le permite gobernar sin necesidad de negociar con otras fuerzas politicas.

Como consecuencia de esas declaraciones, entre el jueves y el viernes, la moneda húngara, el florín, se ha depreciado cerca de un 6% (de 272 florines por euro ha pasado a cambiarse a 287 a las 14 horas de España), mientras que la Bolsa de Budapest ha cerrado la sesión de este viernes con un retroceso del 3,34%.

Desde otoño de 2008, Hungría está bajo control financiero, ya que para evitar la bancarrota del Estado, la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional le concedieron una ayuda de 20.000 millones de euros.

Pesimismo gubernamental

El secretario de Estado del primer ministro Orbán, Mihaly Varga, el especialista en Economía del Fidesz, ha anunciado que el déficit público podría dispararse hasta el 7,5% del PIB en 2010, mientras que la hoja de ruta adoptada por el anterior gobierno socialista, de acuerdo con el FMI, preveía tan sólo el 3,8%.

Por su parte, el vicepresidente del Fidesz, Lajos Kosa, ha advertido que la situación económica húngara es "tan crítica que es comparable a la de Grecia" y ha señalado que "está cerca la quiebra del Estado".

Durante una visita a Bruselas, el jefe de Gobierno húngaro, Viktor Orbán, ha declarado que quiere aprobar medidas para aumentar la competitividad del país. Pero esos planes aumentarán considerablemente los gastos, en un momento en el que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, estaba pidiendo a Budapest esfuerzos adicionales para mejorar la consolidación fiscal del presupuesto.

Una estrategia política

El pesimismo del ejecutivo magiar no es compartido por los analistas. Lee Hardman, economista del Banco de Tokyo  Mitsubishi UFJ en Londres, considera que la situación de Hungría "no es directamente comparable" a la de Grecia.

Otro analista, Ulrich Leuchtmann, del Commerzbank, señala que las declaraciones del Gobierno forman parte de una estrategia política, ya que asegura que para ganar las elecciones, Viktor Orban prometió importantes bajadas de impuestos, algo difícil de cumplir si se tiene en cuenta el déficit público. Por eso, hacía falta ennegrecer la gestión del gobierno anterior para justificar "que no hay ninguna alternativa a la consolidación presupuestaria" y así poder incumplir sin costes políticos las promesas electorales, opina Leuchtmann.

Sea cual sea la estrategia gubernamental, la credibilidad financiera de Hungría está en entredicho de nuevo en los mercados y el Gobierno de Budapest, según el portavoz del primer ministro, se ha comprometido a presentar cifras concretas y un plan de reformas el próximo lunes.

Créditos hipotecarios en francos suizos

La depreciación del florín sí preocupa particularmente a los mercados, ya que muchos húngaros han nominado sus créditos hipotecarios en francos suizos, debido al bajo interés de esa divisa. Este viernes el cambio entre la moneda suiza y la húngara ha alcanzado su máximo histórico: 207,01 florines por cada franco suizo.

Por eso, si se perpetúa esta devaluación del florín frente a la divisa suiza, esos húngaros se verán obligados a pagar mucho más por sus hipotecas.

En las últimas semanas, primero, las elecciones legislativas, y luego la llegada del nuevo gobierno y sus declaraciones sobre la situación financiera del país han arrastrado la divisa húngara hasta los niveles mínimos frente al franco suizo que ya rozaron en lo más duro de la crisis económica a finales de 2008.

Eso hace temer a los economistas y a los mercados que los húngaros no puedan cumplir con la devolución de sus préstamos, iniciando una crisis bancaria en el país centroeuropeo.