Enlaces accesibilidad
Copa del Rey | FC Barcelona - Real Madrid

Mourinho ve aplazado el conato de debate sobre su continuidad en el Real Madrid

Por
El Madrid cae con "orgullo" en el Camp Nou

Cruel y veleidoso, resultadista a más no poder, el fútbol ha devuelto súbitamente a Mourinho lo que él se supone que había arrebatado al fútbol. Al calor de los resultados, o mejor dicho, con el calentón que provocan éstos en la afición y en los medios de comunicación, surge un con idéntica fuerza que hace unos días, pero quizá en sentido contrario, el debate sobre los méritos de José Mourinho al frente del Real Madrid y el análisis sobre su futuro. La diferencia, la que va de una derrota 'cobarde' en el Bernabéu a un heroico empate en el Camp Nou que no logra la clasificación, pero que cura los males que el madridismo había diagnosticado al proyecto de su entrenador.

"A pesar de no leer mucho ni escuchar radio o ver tele, voy a esperar al 'feedback' para ver vuestro análisis", ha ironizado el portugués en la sala de prensa del Camp Nou, un estadio en el que sigue sin ganar y en el que ha conocido una nueva eliminación a manos del FC Barcelona, ahora en cuartos de la Copa del Rey. Como la de semifinales de Champions, como la de la final de la Supercopa.

De momento, y como regalo en su 49º cumpleaños, se congela un debate que había arrancado con la siguiente pregunta: ¿Pierde Mourinho algo más que sentirse "feliz" tras el partido al caer en su tercera eliminatoria consecutiva ante el Barça? Un entrenador que vino con la credencial de ser el único que había sido capaz de ganar a los azulgrana a doble partido, en semifinales de la Champions con el Inter de Milán, con el resultado en la mano, ha vuelto a fallar por séptimo clásico consecutivo.

Hace apenas unos días, Mourinho escuchó un serio primer aviso del Bernabéu y todavía está por conocerse el peso que puede tener a la larga en el futuro del entrenador blanco la eliminación en la Copa del Rey por parte del Barcelona.

Sin esperar al balance de títulos al final de la temporada, basta una nueva derrota inesperada, una alineación alienada, un trivote incomprensible, para volver a desatar los demonios. Quizá por eso Mourinho recela de los medios y de sus filtraciones.

Venido para ganar, ¿vale empatar?

Mourinho vino al Real Madrid para ganar, para ampliar la larga lista de títulos blancos y engordar su propio curriculum; sin embargo, la primera temporada se saldó con el magro consuelo de la final de Copa y, en la segunda, ya se han perdido Supercopa y Copa. El título que enorgulleció al Real Madrid en 2011 era el tercero en la prelación de 2012 y la eliminación queda edulcorada como una derrota de la que estar orgullosos.

Aún no ha hecho valer ese activo, que sí le ha servido como razón y acicate para construir un Real Madrid a su imagen y semejanza, liderando toda la estructura deportiva de la sección de fútbol, eliminando de ésta a un Jorge Valdano por el que se impuso en el favor del presidente Florentino Pérez, y adquiriendo un protagonismo que ha comprometido en más de una ocasión la imagen señorial de la que hace gala el club blanco.

En el mundo del fútbol los resultados mandan. Y siendo como son los dos mejores equipos del mundo, esos resultados mandan a Mourinho estar por encima del Barcelona y, cuando eso no llega o no se adapta a lo esperado, se suele tirar por la calle de en medio y la continuidad de los técnicos siempre peligra.

El problema para Mourinho es que todo lo que se pierde se pierde con el Barcelona

Ahora, quedan amortiguados, pero aún abiertos, otros dilemas. ¿Son este tipo de partidos ante el Barça, los que llevaron a su contratación, los que dictarán su destino o deberían serlo las estadísticas apabullantes y sin parangón en todos los demás partidos, liderar la Liga o jugar una Champions inmaculada hasta la fecha?

El problema para Mourinho se mantendrá mientras ocurra que todo lo que se pierde se pierde con el Barcelona. El problema, parece, pasará también por cómo se empate o pierda con el Barcelona, con ese abandono de la personalidad propia y con esa sensación de inferioridad ante un equipo, el Barça, que casi siempre juega mejor y casi siempre gana, aunque eso cueste reconocerlo.

Los resultados seguirán amparando actitudes personales y planteamientos tácticos de Mourinho, pero también dejarán de hacerlo con la misma ligereza. Es la ley del fútbol convertido en espectáculo y objeto de discusión. Los madridistas ya han mostrado división de opiniones desde la grada, y del mismo modo que aplauden el planteamiento de Mourinho en el Camp Nou lo defenestran tras actuaciones como la de la ida. Ídem con los Cristiano Ronaldo, Pepe, etc.

La eliminación puede escocer más tarde

Esta es una derrota que entre el madridismo sin comparaciones debe escocer, pues supone una nueva decepción ante el eterno rival en los 10 partidos que han jugado ambos equipos en la era Mourinho.

No se calibra lo perdido este año (Copa y Supercopa) como lo bastante grave para que cunda el pánico. La cuestión es que los azulgrana aún pueden remontar en Liga, que queda otra visita al Camp Nou en el campeonato y que ya veremos si no hay un nuevo emparejamiento en eliminatoria o en final de Liga de Campeones.

Tras su paso por el Benfica y el União Leiria, Mourinho ganó con el Oporto cinco títulos nacionales y dos internacionales (Liga de Campeones y Copa de la UEFA) en dos temporadas y media, con 94 partidos ganados y 16 perdidos.

Con el Chelsea, seis títulos nacionales en cuatro campañas, 123 choques ganados y 21 perdidos. Y con el Inter, el portugués redondeó con cuatro títulos nacionales más y otra Liga de Campeones en dos temporadas, en las que triunfó en 68 encuentros y salió derrotado en 15.

El bagaje deportivo de Mourinho en el Real Madrid es de un título nacional y cuatro decepciones contra el máximo rival: en las últimas ediciones de Champions, Liga, Supercopa y la presente Copa del Rey.

Hasta el momento, la trayectoria del portugués es de 71 partidos ganados y 10 perdidos, de ellos cinco lo han sido con el Barça. Y eso es un problema que puede tener consecuencias. Pero aún queda otra pregunta. Al final del trayecto, y sobre todo si no se levanta un título que colme las expectativas, ¿merece la pena derribar dos años después otro proyecto en el Real Madrid?