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La amenaza nuclear sigue latente en un conflicto que ha entrado ya en su noveno mes. La contraofensiva Ucraniana sigue ganando terreno, pero también Moscú ha reforzado su despliegue militar en las provincias ocupadas y los combates se multiplican. En el frente de Jersón, recuperar terreno significa descubrir cómo ha sido la vida bajo la ocupación. En este pueblo, la escuela se convirtió en trinchera y su sótano en el dormitorio de 200 soldados rusos. Rusia pierde terreno, pero está muy lejos de rendirse.

La invasión de Ucrania, el bombardeo de objetivos no militares y la creciente cifra de civiles fallecidos han multiplicado las acusaciones en Occidente de que el presidente de Rusia podría estar cometiendo crímenes de guerra. La Corte Penal Internacional ya ha abierto una investigación pero, en su historia, solo ha dictado orden de arresto contra un jefe de Estado. ¿Es posible llevar a Vladimir Putin a juicio?

Un reportaje de Mónica Cartes.

Rusia ha vuelto a atacar a la población civil y a la infrastructura energética de Ucrania, a pesar de que Putin dijera ayer que no veía necesarios más ataques masivos. "Yo creo que son signos de desesperación. No es una respuesta al ataque al puente de Crimea, sino que es una operación que se había planificado desde hace tiempo", expresa Borja Lasheras, investigador de CEPA. Sin embargo, está consiguiendo todo lo contrario: "Rusia no tiene un número ilimitado de misiles y la industria militar rusa ha sido muy dependiente del suministro occidental. Por eso estamos viendo que están comprando drones a Irán y que buscan artillería de Corea Norte".

Rusia está perdiendo la guerra y, por lo tanto, su respuesta inmediata es escalar, expresa Lasheras, que está ahora en Járkov. El investigador asegura que, a diferencia de febrero, lo que se encuentra en las calles es "cierta normalidad tensa": "Lo primero que te dicen es que no tienen miedo, lo que tienen es mucha rabia". Asegura que, aunque Rusia busca castigar a la población civil, lo que está logrando es más resistencia y más sentimiento de victoria.

Rusia ha llevado a cabo una cadena de ataques con misiles en el corazón de Zaporiyia, que ha dejado al menos cuatro muertos. Un equipo de TVE ha llegado a primera hora de la mañana para filmar lo ocurrido cuando ha sido sorprendido por una nueva explosión. El impacto ha provocado una gran reacción de los vecinos y transeúntes, que asustados, han corrido al refugio más próximo mientras empezaban a sonar las sirenas antiaéreas. "Hay que sacar todavía a gente de los escombros", explica Pável, uno de los bomberos que participa en las labores de rescate.

Asegura que lleva tres semanas con ataques, pero ninguno como estos, en pleno centro de la ciudad. "Son unos monstruos, los rusos quieren liquidarnos, destruir nuestras tierras, todo Zaporiyia", denuncia Dima, un joven escondido en un refugio junto a su madre y su hermana.

Foto: AFP / DIMITAR DILKOFF

En la ciudad ucraniana de Dnipro, decenas de mujeres se han manifestado preguntándose "¿dónde están los soldados desaparecidos?". No conocen si se encuentran vivos, están muertos o están presos. Aseguran que hay más de 17.000 militares desaparecidos. Esta protesta ha sido muy crítica con el presidente Volodímir Zelenski y su Ministerio de Defensa. Informa Almudena Ariza, enviada especial de TVE en Dnipro.

Ucrania vuelve a mandar un mensaje de resistencia frente a Rusia y difunde las imágenes de la alegría de los combatientes ucranianos que habían sido encarcelados por Putin durante meses, al encontrarse con sus familias en Turquía, donde están protegidos.

Se trata de cinco altos mandos del batallón de Azov, que defendían la planta siderúrgica de Azovstal en la ciudad asediada de Mariúpol, y que fueron liberados en el último intercambio de prisioneros de alto nivel de septiembre. A cambio de la liberación de 200 ciudadanos ucranianos y 15 extranjeros, Ucrania entregó a un aliado del presidente ruso Vladímir Putin: el líder de la oposición ucraniana prorrusa Viktor Medvedchuk.