Portomarín, una parada ineludible del Camino de Santiago
- El recorrido mínimo del Camino de Santiago Francés, el más frecuente entre los peregrinos, suele tener como primera parada habitual la población de Portomarín
- El capítulo ‘Portomarín’ de Beatus Ille se adentra en la vida de los habitantes del pueblo marcada por el trato con los miles de caminantes que realizan la ruta jacobea
Cada año, casi medio millón de personas de todos los rincones del mundo llegan a Santiago de Compostela completando el Camino de Santiago. De entre la cincuentena de rutas que hay, la más popular es el Camino de Santiago Francés. Y aunque su inicio se encuentra en Roncesvalles, muchos peregrinos arrancan en Sarria, la localidad que marca el recorrido mínimo de 100 kilómetros para recibir la Compostela, la acreditación oficial del Camino.
En dicho recorrido, el más popular por ser el más asequible, hay una serie de poblaciones que son punto de transición habitual entre etapas. La primera de ellas es Portomarín. La localidad está tan marcada por el paso de peregrinos que teniendo unos 500 habitantes censados, cuenta con capacidad para hospedar a más de dos mil. De hecho, gran parte de sus habitantes viven del turismo que genera el Camino.
El Camino de Santiago es el presente y, probablemente, el futuro de Portomarín. Sin embargo, la historia de este pueblo de la provincia de Lugo está marcada por un hecho traumático que sucedió a mediados del siglo pasado. La creación de un embalse obligó a trasladarlo a su localización actual. Lo que queda del antiguo pueblo se encuentra bajo el agua.
Uno de los puentes de Portomarín RTVE
El antiguo Portomarín
Uno de los emblemas de Portomarín es su gran puente, que cruza el embalse de Belesar y constituye uno de sus principales accesos. De hecho, es por el que llegan los peregrinos. El pueblo siempre ha estado bañado por las aguas del río Miño, pero antiguamente su nivel era inferior al que tiene hoy en día.
En 1963 se inauguró la presa de Belesar, cuyo embalse inundó varias localidades, entre ellas, Portomarín. El antiguo municipio tenía dos barrios, uno a cada lado del río y vivía de la pesca y de la agricultura que generaba su fertilidad. Ya entonces, un puente unía ambos costados. Actualmente, cuando el nivel del embalse baja, todo ello, o lo que queda, se puede ver todavía.
El nuevo pueblo
El pueblo nuevo se ubicó unos metros más arriba en la ribera, en lo alto de una loma. Tan solo hubo cuatro construcciones que se trasladaron piedra a piedra: la iglesia de San Nicolás, la edificación más popular de Portomarín; la iglesia de San Pedro y dos pazos. El resto fue construido desde cero.
Por todo ello, Portomarín es una población de mucho contraste arquitectónico. Esas cuatro construcciones históricas destacan sobre el resto de edificios, más sencillos. Además, a medida que el Camino ha ido creciendo en popularidad también lo ha hecho la oferta de hospedaje, con lo que ha ido proliferando la construcción de hoteles y albergues más modernos.
La realidad es que hoy Portomarín está marcado por el Camino. Cuando uno pasea por sus calles percibe rápidamente la convivencia entre vecinos y peregrinos. De hecho, la mayoría de habitantes viven de aquellos que encuentran en su pueblo la mejor parada posible en su travesía en dirección a Santiago.