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Un salto de cine teatral

'El amor en su lugar', de Rodrigo Cortés: la crítica de Gerardo Sánchez

Noticia Dias de cine

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Fotograma de 'El amor en su lugar' (2021)
Fotograma de 'El amor en su lugar' (2021)

Esta semana Días de Cine habla sobre una de las películas que llegan esta semana a la cartelera. El amor en su lugar (2021), de Rodrigo Cortés, Love gets a room en el original, llega a los cines este 3 de diciembre. Hablé con Rodrigo Cortés sobre el título y los matices, a mí modo de ver y al suyo, más ricos que tenía el título inglés, algo así como "el amor encuentra su sitio", y él estaba de acuerdo.

Me gustan las películas en las que lo que veo en la pantalla es algo más que una sucesión de convenciones narrativas que funcionan más o menos bien y nos hacen sentir más o menos cómplices de la historia. Porque, a fin de cuentas, y esto me han enseñado Manuel Martín Cuenca, eso que llamamos lenguaje cinematográfico o estilo no existe como tal. Manuel Martín Cuenca lo explica muy bien, y por tanto invito a los lectores que estén ahora ocupados con estas líneas a ver la entrevista completa que ya está publicada en RTVE Play.

Varsovia, 1942

En El amor en su lugar, el nivel narrativo responder a decisiones creativas y no a dejarse llevar por la rutina de dirección. La película cuenta en tiempo real, apenas 93 minutos, la historia, real igualmente, de un grupo de teatro que en el guetto de Varsovia en 1942 representa una obra de teatro, una comedia musical nada menos, para los judíos encerrados en él.

La película pone brevemente en contexto al principio el significado para el público de hoy de la palabra guetto de Varsovia con dos cifras: 40.0000 personas fueron encerradas en el y tan solo 30.000 sobrevivieron. Y en lo formal la película comienza con un fabuloso plano secuencia de 13 minutos en el que Cortés nos invita atisbar el guetto siguiendo a una mujer.

No sabemos si va a comprar pan donde pueda o qué, pero tras seguirla y entre ver lo que vemos a su alrededor, un auténtico horror, descubrimos finamente que tanto ella como mucha de esa otra gente a la que vemos deambular delante de la cámara se dirigen a un teatro. Y esa mujer es una de las actrices que van a representar la obra que da título a la película de Rodrigo Cortés, y que se representó realmente durante 3 semanas en el guetto de Varsovia.

Frontera entre el teatro y la ficción

A partir de ahí a lo que asistiremos es un doble juego de la representación teatral y el juego vital de la supervivencia, tanto de los espectadores como de los propios actores, quiénes representan una comedia musical en la que se ríen de la propia situación de los judíos en el guetto de Varsovia. No voy a entrar en muchos detalles porque puede encontrarse fácilmente información sobre la película, su origen, las canciones y la propia obra de teatro que se representa en cualquier sitio a golpe de un click.

Solo decir que la película cuenta en dos planos al mismo tiempo lo que sucede en la representación, así como lo que sucede en el patio de butacas y en los camerinos y en las calles aledañas al teatro. Y de nuevo en todo esto, es de reseñar que veo en la película eso que Rodrigo Cortés llama "decisiones", qué es lo que da forma a eso que llamamos "el estilo".

No puedes evitar viendo El amor en su lugar, recordar títulos míticos cómo Ser o no ser de Lubitsch, con la que sin tener nada que ver, tiene sín embargo algo que ver: el amor que muestra hacia los actores y su pasión por representar a toda costa eso que hace que las vidas de lo demás sean, durante el tiempo de la representación, un poco más felices.

También es difícil que no te venga a la cabeza El pianista de Roman Polanski, y ya muy de lejos, aunque "haberlas haylas" también tiene, o quiero ver yo, un cierto aroma a aquella interminable película de Peter Bogdanovich ¡Qué ruina de función!.

'El amor en su lugar', teatro, amor y tensión en el gueto de Varsovia

En El amor en su lugar también hay cuestiones morales y vitales. Mejor no entrar en ellas que luego la gente que se le ha reventado una película cuando se olvida de que lo que nos queda de las películas no es lo que nos han contado no esos momentos especiales en que se nos cuenta de una manera particularmente emotiva o brillante, aquello que sucede ante nuestros ojos.

Quizás no se me entienda muy bien, pero invito de nuevo a ver la charla completa con Manuel Martín Cuenca, y desde luego la que en su momento será publicada con Rodrigo Cortés. Pero de momento a lo que invito a los lectores de estas líneas es a sumergirse durante 93 apasionantes minutos en tiempo real en esa película que, siguiendo el tópico que muchas veces empleamos los que hablamos de las películas, "no parece española", aunque lo sea enteramente.