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La 'Generación Sí-Sí' de los jóvenes tutelados o extutelados: nueve de cada diez estudian, trabajan o lo hacen a la vez

  • Es uno de los datos desprendidos de la Encuesta de la Federación de Entidades para la Emancipación Juvenil (FEPA) 2024
  • El informe indica que el 60% de la juventud de 18 a 25 años atendida carece de autonomía económica
La 'Generación Sí-Sí' de la juventud tutelada o extutelada: 9 de cada 10 estudian, trabajan o lo hacen a la vez
La 'Generación Sí-Sí' de la juventud tutelada o extutelada: 9 de cada 10 estudian, trabajan o lo hacen a la vez GETTY
RTVE.es

Nueve de cada diez jóvenes tutelados y extutelados (un 88%) estudia, trabaja o compagina ambas cosas. Se trata de uno de los datos desprendidos de la Encuesta de la Federación de Entidades para la Emancipación Juvenil (FEPA) 2024, que busca reflejar la realidad social y económica de las 5.704 personas jóvenes tuteladas y extuteladas en programas de transición a la vida adulta.

Este grupo, bautizado por el estudio como la 'Generación Sí-Sí', demuestra un esfuerzo y una resiliencia excepcionales, muy por encima de la imagen del 'Ni-Ni' que se asocia a menudo a la población juvenil en riesgo.

Sin embargo, el informe apunta a que este compromiso no es suficiente para garantizar una emancipación plena y sostenible. Los datos reflejan a una juventud que afronta el paso a la adultez desde una posición de "desventaja significativa", luchando contra la precariedad económica, la falta de vivienda y las carencias del sistema de protección. Todo ello alimentado por un contexto estatal donde "ser joven hoy... [es] un factor de riesgo".

La 'Generación Sí-Sí' o la resiliencia formativa y laboral

El estudio destaca la aparición y consolidación de la que nombran como 'Generación Sí-Sí' entre la juventud extutelada. Este compromiso se traduce en que la actividad principal se distribuye entre quienes están solo estudiando (39,10%), solo trabajando (26,90%) o, la opción más destacable por su esfuerzo, quienes compaginan el estudio y el empleo (22,80%).

Este porcentaje de doble actividad es significativamente superior al 16,3% registrado para el conjunto de la población joven en España. El estudio apunta a dos factores que podrían explicar este hecho. La urgente necesidad de actualización constante de la formación para acceder a un mercado laboral competitivo. Y, de forma crucial, la imperiosa necesidad de obtener ingresos para contribuir a costear sus propios procesos emancipatorios, dada la ausencia de redes familiares de apoyo.

En el ámbito formativo, la Formación Profesional (FP) se consolida como la vía preferente. El 44% de la juventud extutelada está cursando activamente un ciclo formativo, y el 39,75% de la muestra ya ha obtenido algún título o certificado de FP. Lo que subraya la preferencia por formaciones que permiten una incorporación más rápida y práctica al mercado de trabajo.

Solo un 3,65% accede a la universidad, indicando que las barreras económicas y sociales siguen siendo un impedimento para acceder a estudios de larga duración. A esto se suma

Las redes de apoyo continúan siendo fundamentales

A pesar del compromiso laboral –la mitad de la juventud extutelada atendida está trabajando–, la autonomía económica sigue siendo el principal obstáculo para la emancipación plena. El informe indica que el 60% de la juventud de 18 a 25 años atendida carece de autonomía económica, ya que su principal fuente de ingresos no proviene del trabajo asalariado.

Y, en el caso de la juventud extutelada que compagina estudios y empleo, pese a que seis de cada diez (63%) trabajan a tiempo completo, para poco más de la mitad (56,1%).

Ante la falta de ingresos propios, la dependencia de las redes de apoyo externas es crítica. Las ayudas económicas procedentes de las propias entidades de FEPA (27,42%) y las prestaciones específicas para jóvenes extutelados (17,92%) resultan fundamentales para la subsistencia y para evitar el sinhogarismo.

Para los jóvenes de 18 años, estas ayudas del Tercer Sector constituyen la principal fuente de ingresos (34,5%), lo que subraya el papel insustituible de las entidades en la primera fase de la vida adulta.

Además, el estudio alerta de la bajísima cobertura de las prestaciones sociales generalistas. Solo el 3,64% de la juventud extutelada percibe subsidios como el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Hablan de requisitos restrictivos como la edad o el tiempo de empadronamiento que no pueden cumplir como principales causas.

Esta situación de desprotección total se agrava con el dato de que el 15,07% de los jóvenes atendidos no dispone de ingresos ni prestaciones de ningún tipo, quedando en una situación de extrema vulnerabilidad.

El "salto al vacío" de la mayoría de edad

El acceso a una vivienda digna sigue siendo una de las mayores barreras para este colectivo. A esto se suma el conocido como "salto al vacío" que supone el cese de la tutela administrativa al cumplir los 18 años. Al carecer de una red familiar de apoyo que pueda ofrecerles alojamiento, estos jóvenes inician la vida adulta de forma "temprana y abrupta", quedando inmediatamente expuestos al mercado de la vivienda más caro y competitivo del país.

La realidad de los jóvenes extutelados: menos de la mitad acceden a pisos de emancipación

El informe sitúa este reto en el marco de la "amenaza generacional" de la vivienda en España, donde el joven medio debe destinar casi la totalidad de su salario al pago del alquiler.

Para la juventud extutelada, la situación es más precaria: sin ahorros ni avales, la única opción viable suele ser el acceso a los programas de alojamiento transitorio gestionados por las entidades de FEPA, a los que tuvo acceso el 65% de los jóvenes de 18 años.

La Federación critica que esta situación demuestra que la Administración Pública no está garantizando el derecho a la vivienda a la juventud que ha tutelado. En este sentido, apuntan a que la la falta de recursos de vivienda pública obliga a los jóvenes a depender de la capacidad de las entidades para ofrecer alternativas habitacionales. Y esto, como consecuencia, acaba fragmentando el itinerario de emancipación y lo somete a la disponibilidad de recursos de cada comunidad autónoma.

El 76,69% de los jóvenes atendidos son extranjeros

El informe arroja también luz sobre el perfil mayoritario de la juventud atendida, con un 76,69% de origen extracomunitario. De este grupo, el 88% responde al perfil de joven que ha migrado en solitario (MENA), lo que añade la complejidad del proceso migratorio a su itinerario de vida.

Un abrumador 77,60% de estos jóvenes carece de referentes familiares en el territorio nacional, lo que los obliga a construir sus vidas desde cero sin apoyo parental.

A pesar de esta situación de partida, el compromiso con la inserción social y laboral es innegable. El "proyecto migratorio como motor de emancipación" se refleja en el alto nivel de actividad laboral y formativa.

En este sentido, la organización considera que la Reforma del Reglamento de Extranjería de finales de 2021 es un "punto de inflexión" positivo al facilitar la documentación. También, según los datos recogidos, ha permitido que el 71,46% de esta juventud obtenga una autorización de residencia y trabajo que acelera su acceso al mercado laboral.

No obstante, el estudio subraya que los obstáculos administrativos y la necesidad de una atención más especializada persisten. Las entidades de FEPA deben hacer frente a la barrera idiomática, las diferencias culturales, el duelo migratorio y las dificultades de acceso a servicios básicos que a menudo experimentan estos jóvenes. Por ello, la Federación insiste en la necesidad de un modelo de atención integral que aborde de manera concreta las múltiples dimensiones de la desventaja acumulada que sufre este colectivo.