Una jornada con un equipo VioGén de la Guardia Civil: "Todos los días llegan casos nuevos"
- Estas unidades se crearon en 2022, ante la necesidad de personal especializado para proteger y atender a las víctimas
- María: "Muchas veces te planteas: '¿si me voy, y si dejo mi ciudad?' Pero claro, dejo toda mi vida"
Un día, y otro, y otro. No hay ni un solo día en el que al equipo VioGén de Majadahonda no le llegue un nuevo caso de violencia de género. Esta unidad especializada protege a más de 600 víctimas de ocho municipios en un trabajo minucioso que es, también, muy invisible.
"Hay mucho trabajo de oficina y de supervisión porque nuestro objetivo principal es prevenir", nos dice una de las agentes que está al frente de este equipo que se reúne periódicamente con los ayuntamientos. La mayoría lleva unos veinte años trabajando para erradicar esta violencia estructural que, reconocen, afecta a toda la población por igual aunque lo que ahora más les preocupa es la cantidad de casos de jóvenes que les llegan. "Tenemos todo tipo de víctimas: mujeres que son abogadas, maestras, médicas, mujeres que se dedican al servicio doméstico... Y con ellos ocurre igual: tenemos ingenieros, arquitectos, médicos...", insiste.
Lo primero cada día, dicen, es revisar los casos nuevos para activarlos en el sistema. Ellos son los encargados de evaluar el riesgo periódicamente, hacer el seguimiento de cada caso y proteger a estas mujeres, un trabajo en el que participan también las patrullas de la Guardia Civil haciendo contravigilancias en los trabajos, domicilios o lugares a los que acuda regularmente la víctima.
La frecuencia con la que se realizan depende del nivel de riesgo y las mujeres en riesgo extremo tienen protección 24 horas. "Se invierte mucho tiempo en dar protección a estas mujeres y a sus hijos", afirma otra agente responsable de este equipo, que nos cuenta que el trabajo se realiza "muy discretamente" para que puedan hacer su vida con normalidad y el entorno no sepa que ella "tiene una patrulla pegada".
Creación en 2022
Los equipos VioGén de la Guardia Civil se crearon en 2022 tras detectar que se necesitaba más personal especializado para proteger y atender a las víctimas, explica Daniel Moreno, teniente jefe de EMUME (Equipo Mujer-Menor) Central. Sin embargo, el compromiso con este tipo de violencia estructural nació mucho antes. En 1994, diez años antes de que se aprobara la ley de medidas de protección contra la violencia de género, se formó la EMUME que centraliza el trabajo que luego se aterriza en la calle.
Estamos ante un sistema complejo para poner freno a una violencia que se extiende en forma de telaraña y que no es fácil identificar ni ponerle nombre. "Yo pensaba que eran exageraciones, lo comentaba en mi entorno y la gente le quitaba importancia. Me decían que me relajara", explica María, una víctima que vive con dispositivo y con una orden de alejamiento, y a la que su agresor llegó a perseguir con un dron. "En mi caso, sobre todo, ha sido un maltrato psicológico y hoy sigue haciendo que pite el dispositivo", confiesa mientras le tiembla la voz y asegura que le cuesta mirar al futuro.
María reconoce que teme el momento en el que se le acabe la orden de alejamiento aunque su caso, como el del resto de mujeres, seguirá supervisado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que, nos explican, trabajan por una vía paralela a la judicial. "Nosotros aquí pedimos hasta el certificado de defunción de los agresores cuando nos informan de que ha fallecido. Hace años nos pasó que uno de ellos se hizo pasar por muerto y consiguió que le mandaran una foto a la víctima con él dentro del féretro", comenta una agente que lleva 17 años protegiendo a estas mujeres.
"Es duro, pero es muy bonito cuando ves que cambian su vida", añade mientras le da la mano a María, a quien le cuesta ver la luz al final del túnel. "Dices: '¿y esto cuándo acaba, cuando pete psicológicamente?' O muchas veces te planteas: '¿si me voy, y si dejo mi ciudad?' Pero claro, dejo toda mi vida", reflexiona María. Y es ahí cuando se entiende que muchas mujeres hablen de la "cárcel" en la que han vivido al relatar su caso. Porque son ellas, y no ellos, las que muchas veces tienen que huir cuando estos machistas no las dejan vivir en paz.