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Sáhara Occidental: memoria, resistencia y olvido

  • La cuestión de autodeterminación de la considerada "provincia 53" aún está pendiente de resolverse
  • En diciembre de 2020, Donald Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental
Sáhara Occidental: memoria, resistencia y olvido
Saharauis protestan contra la iniciativa estadounidense para el Consejo de Seguridad de la ONU que propondría una autonomía en Marruecos para el Sáhara Occidental EFE
YOLANDA SOBERO

En la zona de Tinduf, en la hamada argelina, resiste y vive un pueblo del desierto, el saharaui, que tuvo que huir de su tierra y encontró refugió en este rincón, que al norte limita con Marruecos, al sur con Mauritania y al oeste, con su tierra originaria, el Sáhara Occidental. Desde 1975 hasta hoy, los saharauis suman 50 años, medio siglo, de lucha, de resistencia, de exilio. Medio siglo de diáspora. Hasta hoy, el Sáhara Occidental, con una superficie de 266.000 km2, es el único territorio no autónomo, es decir, pendiente de descolonización, que queda en África, y como tal está registrado en Naciones Unidas.

Para los saharauis es difícil de olvidar el año 1975. En la provincia 53 del Estado español, se vivía una gran tensión. Para los saharauis es un año difícil de olvidar. Rabat impulsa la Marcha Verde. Unos 350.000 marroquíes, apoyados por su rey, Hasán II, cruzan la frontera con el objetivo de impedir su independencia y controlar el territorio del Sáhara, considerado parte de su reino. Mientras, el dictador Francisco Franco agoniza y las autoridades españolas están preocupadas por asuntos más internos. Choque intereses internos y externos, ajenos a la población autóctona del aún llamado Sáhara español. Por su parte, los saharauis ya habían comenzado movilizarse en pro de su emancipación y no dudan en sumarse al Frente Polisario, creado el 10 de mayo de 1973 para luchar por la independencia del Sáhara Occidental.

Bajo esta presión, el gobierno español accede a realizar un referéndum de autodeterminación y elabora un censo, tal como le había pedido la ONU, pero finalmente no lo convoca. La cuestión queda así en manos de la ONU, que adopta dos medidas: el envío de una misión del Comité de Descolonización para recabar las demandas de los saharauis (mayo de 1974) y la petición de una opinión jurídica a la Corte Internacional de Justicia. Sus dictámenes coinciden en sus conclusiones: la población saharaui quiere su independencia.

Una gran concentración de personas en un paisaje desértico agita banderas con diseños rojo, verde, blanco y negro, con una media luna y una estrella rojas. Se aprecian construcciones y vehículos en el fondo, posiblemente en un acto de protesta.

 EFE/ Laura Fernández Palomo

La provincia 53

En la aún provincia 53, 1975 es un año clave. La población saharaui comienza a movilizarse con vista puesta en su independencia, pero los países vecinos también ambicionan el territorio. Marruecos apela al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya para que determine si el Sáhara era o no ‘res nullius’ (‘cosa de nadie’). El Tribunal hace público su dictamen el 16 de octubre y declara que el Sáhara Occidental no es un territorio res nullius y que, por tanto, aunque reconoce ciertos vínculos con el reino alauita, subraya que el derecho de autodeterminación de la población autóctona predomina sobre los vínculos históricos.

El 26 de febrero de 1976 el gobierno español informa al Secretario General de que da término a su presencia en el Territorio del Sáhara y subraya que, por tanto, España se considera desligada en lo sucesivo de toda responsabilidad de carácter internacional con relación a la administración de dicho Territorio.

Comienza así una nueva etapa, marcada por una guerra entre el Polisario, Marruecos y Mauritania, que se prolonga hasta 1990, año en el que la ONU y la OUA (Organización para la Unidad Africana) logran que Marruecos y el Frente Polisario acepten un ‘Plan de Arreglo’, que implica un alto el fuego, que entra en vigor el 6 de septiembre de 1991, y el despliegue de la Misión Internacional de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), cuyo objetivo es observar el cumplimiento del alto el fuego y preparar, como su nombre indica, el referéndum de autodeterminación, con dos opciones claras: la plena independencia del territorio o la integración en Marruecos. Para la consulta, se elabora un censo, pero la votación, prevista para 1992, no llega a realizarse, ya que Rabat la condiciona que respalde “la marroquinidad” del Sáhara.

El conflicto se prolonga y un nuevo Secretario General de la ONU, Kofi Annan, nombra, en 1997, como su enviado especial para la cuestión del Sáhara Occidental, a un veterano de la política internacional, James Baker, ex secretario de Estado estadounidense y logra un compromiso entre las dos partes para desbloquear la identificación de los votantes del referéndum de autodeterminación y poder así celebrar la consulta en 1998. Finalmente, en junio 2004, frustrado por la falta de progreso en las negociaciones y el rechazo de las partes (Frente Polisario, Rabat y Argel) a sus propuestas, Baker abandona el cargo.

Poco a poco, se afianza una nueva propuesta de Rabat: que el Sáhara sea una región autónoma dentro del reino de Marruecos. A partir de entonces, esta alternativa va sumado adeptos. El primero de ellos, el republicano norteamericano, Donald Trump. En diciembre de 2020, en su primera presidencia, reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, un ‘regalo’ para Marruecos por haber establecido relaciones diplomáticas con Israel. En agosto de 2025, felicita a Mohamed V por sus 26 años de reinado y reafirma que "los Estados Unidos de América reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental y apoyan la propuesta marroquí de autonomía, seria, creíble y realista, como única base para una solución justa y duradera de este diferendo".

Giro diplomático de España

En 2022, se produce un cambio radical respecto al Sáhara Occidental por parte del ejecutivo español. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, da por buena la propuesta marroquí de una autonomía para el Sáhara Occidental, por considerarla, según indica el ministro de Asuntos Exteriores, Juan Manuel Albares, “la base más serie, realista y creíble” para poner fin a la disputa, olvidando así la responsabilidad de los gobernantes españoles en este conflicto.

Mientras el Frente Polisario no ceja. El 21 de octubre de 2025, envía al Secretario General y al presidente del Consejo de Seguridad de la ONU una nueva propuesta, en la que subraya que es viable un acuerdo /plan de paz y propone a las partes entablar negociaciones directas para llegar a un acuerdo y realizar un referéndum con tres opciones: independencia, autonomía, anexión. Además, subraya que son jurídicamente nulos todos los argumentos de la ocupación marroquí para eliminar o eludir la consulta y, además, expresa su rechazo al plan de autonomía del presidente Trump. El Frente Polisario alega que “Marruecos coexiste hoy junto a la República Saharaui en la Unión Africana y en todos los foros internacionales y esto es, sin duda, una base de consenso que garantiza la credibilidad, seriedad y eficacia. El vecino algún día tendrá que darse cuenta de que es imposible cambiar de vecino obligándole a mudarse”.

Pero las alegaciones del Frente Polisario no cuajan. Así, el 31 de octubre de 2025, el Consejo de Seguridad de ONU, además de prorrogar, con 11 votos a favor y 3 abstenciones (China, Pakistán y Rusia), la misión de la MINURSO hasta el 31 de octubre de 2026, expresa su apoyo al Secretario General de la ONU y a su enviado personal para que, sin condiciones previas, mantengan negociaciones con las partes, tomando en cuenta la propuesta marroquí de 2007 de la autonomía del Sáhara dentro del reino de Marruecos, sin cerrar la puerta a otras sugerencias.

Al margen de Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 2020, Estados Unidos reconoce la soberanía de Marruecos sobre todo el territorio del Sáhara Occidental y apoya su propuesta de autonomía. Otro tanto han hecho Israel y algunos países africanos con fuertes lazos con Francia. Por su parte, la RASD está reconocida por 84 países y forma parte de la Unión Africana.

En cuanto a España, antigua potencia colonizadora del Sáhara, el gobierno de Pedro Sánchez ha cambiado la posición tradicional sin debate previo ni en las Cortes y mantiene su apoyo al plan de autonomía propuesto por Rabat. Sin embargo, no hay que olvidar, que la autodeterminación, la elección libre de la forma de gobierno y de vida, es un derecho de los pueblos, en este caso de los saharauis, y no de gobiernos o estados ajenos.

Mientras, la sociedad civil española mantiene su simpatía por la causa saharaui e intenta aliviar la vida de los más pequeños que viven en los campamentos de Tinduf. Así, cada verano, familias de todas las comunidades autónomas acogen a centenares de niños saharauis para que disfruten de unas vacaciones en un entorno más seguro y agradable. Son “Las Vacaciones en Paz”. Unos días para disfrutar de esa agua tan escasa en la hamada, de la piscina, de otras comidas, de otros juegos, de otros amigos, de otros “padres” que les acogen durante unas semanas. Las Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui son la otra cara de este largo conflicto. La más humanitaria, la más solidaria.