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Prevención del suicidio: las señales de alarma y cómo actuar en un momento de crisis

  • Los expertos recomiendan avisar a emergencias y ganar tiempo ante una tentativa en marcha
  • Escuchar sin restar importancia a la situación puede salvar una vida: "La vacuna del suicidio es la comunicación"
Crisis suicida: cómo ayudar, qué decir y qué no hacer
Imagen de una persona prestando apoyo Getty Images

El suicidio es la segunda causa de muerte no natural en España, por encima de los accidentes de tráfico y solo por debajo de las caídas accidentales. Pero no todos los casos son inevitables. Hay formas de prevenirlo y de detectar aquellas señales de que un familiar o un amigo tiene ideas suicidas, incluso cuando ya ha planificado cómo quitarse la vida. En esos casos, se puede y se debe actuar. Pero, ¿cómo hacerlo? Los expertos nos dan las claves.

Algunas señales que pueden ayudar a prevenir el suicidio

Las señales de que existe un riesgo pueden ser "sutiles" o incluso "inexistentes", según el presidente de la Asociación Papageno, Daniel Jesús López Vega. De ahí nace la importancia de aprender a detectar esos pequeños detalles en el entorno familiar, social o profesional. Prevenir el suicidio "tiene que ver con el aprendizaje de este tipo de indicios" y de aplicar "un acompañamiento emocional adecuado", señala este experto.

¿Cómo reconocer que una persona está en una crisis suicida?

Las personas que están pensando en suicidarse pueden manifestarlo por palabras o por comportamientos. El presidente de Papageno explica que pueden verbalizar su deseo de acabar con la vida con frases como "no tengo ganas de seguir viviendo", "cualquier día desaparezco" o "todos estaríais mejor si muero". Pero también podemos encontrarnos con mensaje más sutiles, menos claros, como "la vida no tiene sentido" o que expresen que se sienten una carga para los demás: "No sirvo para nada", "soy un estorbo" o "nadie me quiere".

"Las señales conductuales tienen que ver con cambios bruscos en el estilo de vida", asegura Daniel Jesús López Vega. Por ejemplo, que se despreocupen por el aspecto personal, que tengan prisa "por solucionar problemas típicos de la última fase de la vida como el testamento" o que regalen pertenencias "con gran valor económico o emocional". Incluso se pueden detectar "despedidas inusuales" en las que sugieran que no volverán a vernos. Los expertos también aprecian como señal de ideación suicida que practiquen conductas de riesgo como una "conducción temeraria" o el "consumo de drogas", muestras de despreocupación por la propia vida.

El peligro del aislamiento y la tecnología en adolescentes

Fundación ANAR está especializada en prevenir conductas suicidas en niños y adolescentes. Por ello saben cómo detectar si un menor de edad tiene un grave problema, principalmente si se produce un "cambio brusco en el comportamiento", según nos cuenta su directora de líneas de ayuda, Diana Díaz. A veces estos detalles pasan inadvertidos en una etapa, la pubertad o la adolescencia, donde se experimentan muchos cambios por naturaleza. Además, pueden ser señales contradictorias: unos se sienten más irritables y otros más retraídos.

Una señal preocupante es el "aislamiento social", cuando el adolescente "no se relaciona con sus familiares, pero tampoco con sus iguales", con sus amigos o compañeros de clase. En muchos casos no quieren ir al colegio, se detecta un bajón en el rendimiento académico y "dejan de practicar sus hobbies". Las alarmas deben saltar si hay casos anteriores de depresión o de problemas de salud mental no resueltos, autolesiones o un intento previo de suicidio.

"Otro síntoma es un uso excesivo de lo tecnológico", señala Diana Díaz. Hoy en día, los adolescentes pueden encontrar "contenidos que incluso pueden retroalimentar" la conducta suicida si se produce un uso inadecuado. El presidente de Papageno puntualiza que "entre los más jóvenes está aumentando la costumbre de realizar despedidas o comentarios sobre el suicidio a través de redes sociales o mensajería instantánea".

Tras estudiar durante más de diez años 9.600 casos en niños y adolescentes, Fundación ANAR identificó que "casi siempre hay una visión muy negativa de sí mismos" y de su propia realidad. Creen que la vida no merece la pena y que la situación no va a cambiar y verbalizan que no encuentran una salida porque "están dentro de una visión túnel". Por ello buscan una salida drástica y permanente ante un problema que en realidad es temporal.

¿Qué decir y qué no decir a una persona que se quiere suicidar?

Nunca se puede restar importancia a una amenaza de suicidio. Hay que evitar expresiones como "está llamando la atención", indica López Vega. A menudo se piensa que cuando una persona dice que se va a quitar la vida, realmente no lo va hacer porque los verdaderos suicidas ocultan sus planes. "Es un mito", asegura la directora de Líneas de Ayuda de la Fundación ANAR.

"Si un ser querido muestra ideación u otras conductas suicidas" o si tenemos sospechas debemos "perderle el miedo a preguntar directamente", explica el presidente de Papageno, porque "la vacuna del suicidio es la comunicación".

Para entender por lo que está pasando alguien que se quiere suicidar es fundamental "la validación emocional, la escucha empática y la compasión", señala. Es decir, hay que aceptar y atender a los sentimientos de esta persona para tratar de regular sus emociones. Estrechando un lazo personal más fuerte se minimiza "la culpa y la vergüenza". Hay que ponerse en el lugar del otro para entender qué le pasa. "Por el contrario, invalidar puede intensificar el malestar y la conducta suicida", indica.

¿Y qué es lo que nunca se debe hacer? Según el Teléfono de la Esperanza, no podemos juzgarle ni reprocharle su manera de actuar. Nunca, bajo ningún concepto, podemos minimizar la situación que esta persona está viviendo decirle que está exagerando, entrar en pánico o crearle falsas expectativas. "Ya se te pasará" o "no te preocupes, todo va a ir bien, esto se solucionará" son expresiones que no debemos decir. En su lugar, tenemos que escuchar atentamente, respetar sus opiniones y, desde un punto de vista cercano, pedirle una oportunidad para ayudarle.

¿Qué se debe hacer para evitar un suicidio inminente?

Pongámonos en el escenario más preocupante. Un ser querido no solo ha pensado en suicidarse sino que ya ha planificado cómo hacerlo o incluso ha iniciado el intento. ¿Cómo le hacemos cambiar de opinión? ¿Cómo evitamos que la situación ya no tenga vuelta de hoja? Diana Díaz nos explica que "hay que abrir los canales de comunicación e iniciar el diálogo". Al mismo tiempo, es fundamental avisar a los equipos de emergencias y ponernos en manos de un profesional: hay que llamar al teléfono de emergencias 112 o al teléfono de prevención del suicidio 024. Entre tanto, "lo primordial es ganar tiempo".

Hace falta tiempo para que acudan los profesionales, tiempo para que baje la curva del dolor y tiempo para identificar los factores que provocan la conducta suicida. Debemos quitar del alcance de quien quiere suicidarse "cualquier medio lesivo" que pueda servirle para llevar a cabo su plan. "Tiene que estar acompañado en todo momento", pero lo fundamental es "identificar los factores que están detrás" de ese intento de suicidio, porque mientras no desaparezcan las causas, el riesgo va a estar presente. Diana Díaz explica que "esas personas están intentando dejar de sufrir, por eso hay que hacerles saber que existe una solución".

Estas son las claves ante una situación de crisis, pero todos los expertos coinciden en que lo más recomendable es actuar antes para no llegar a tal extremo: hay que hablar sobre los problemas, encontrar espacios de comunicación diaria, acudir a profesionales cuando sea necesario y, en el caso de los adolescentes, rodearse de un entorno familiar sin violencia y con diálogo.

¿Qué consejos debemos trasladar a quien quiera suicidarse?

La muerte supone cortar cualquier posibilidad de tener una vida diferente a la que se percibe ante una crisis suicida. El presidente de Papageno sostiene que para evitar una conducta suicida es imprescindible "el apoyo social". El primer nivel de ayuda para una persona que sufre es "la familia y sus amistades", e incluso cuando estas redes son más débiles "existen movimientos asociativos que te pueden ayudar".

"Es importante ser paciente y contemplar otras opciones ya que la muerte supone un hecho definitivo que produce un dolor inmenso en las personas que se quedan y veta el derecho de reconstruir nuestra propia vida y convertirla en una que merezca la pena de ser vivida", asegura López Vega.