Argentina inicia el mayor juicio de corrupción de su historia con Cristina Fernández como principal imputada
- El escándalo de los Cuadernos de las Coimas sentará en el banquillo a 86 imputados y 899 testigos
- La presidenta, en prisión domiciliaria por otro caso de corrupción, está señalada por liderar una asociación ilícita
Argentina inicia este jueves el mayor juicio por corrupción político-empresarial que jamás ha conocido el país. El escándalo de los Cuadernos de las Coimas sentará en el banquillo a 86 imputados y 899 testigos, pero quizás, el rostro más simbólico sea el de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Las coimas, sobornos en la jerga argentina, son el eje principal de esta causa y señalan directamente a la líder peronista como jefa de una asociación ilícita dedicada a recaudar pagos ilegales de empresarios a cambio de contratos públicos.
La exmandataria, en prisión domiciliaria por otro caso de corrupción, vuelve a los tribunales como imputada en una nueva causa. Si el tribunal fallase en su contra, la sentencia podría añadir entre dos y doce años de prisión a la pena que ya cumple por el caso Vialidad. Pero para esto todavía hay que esperar.
El juicio podría durar hasta dos años porque los jueces y la fiscal deberán escuchar las voces de 899 testigos, las defensas de los 86 imputados y analizar 13 informes periciales. El número de implicados no es su único récord. La causa llega al juicio oral con el mayor número de pruebas de la historia judicial argentina y con el testimonio de 31 arrepentidos que han admitido haber participado en esta macrotrama.
Los gobiernos de los Kirchner
Los hechos sucedieron entre 2003 y 2015 y salpican a todos los Gobiernos de los Kirchner. Según la fiscalía, Cristina Fernández y su pareja, el fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), tejieron un sistema de recaudación ilegal que operó desde las entrañas del Ejecutivo hasta extenderse por todos los rincones de la administración pública. Entre los acusados figuran exministros, exsecretarios, chóferes y ejecutivos de las principales compañías constructoras y energéticas del país.
Todo se destapó en 2018 gracias las anotaciones periódicas del chófer privado de Roberto Baratta, mano derecha del exministro Julio de Vido. Eran los viajes por Buenos Aires para recoger bolsas llenas de dinero negro. Aquel conductor era Óscar Centeno, un militar retirado que registró en ocho cuadernos fechas, protagonistas y recorridos por pura "costumbre castrense" consciente de que, en sus páginas, quedaba reflejado este macroexpediente de corrupción cuyo destino final era el matrimonio Kirchner.
Cuando su pareja de aquel momento, Hilda Horovitz, descubrió los escritos e intentó alertar a la justicia, Centeno trató de poner los cuadernos a buen recaudo y se los entregó a su amigo Jorge Bacigalupo. Pero, al pasar las páginas de aquellas libretas, Bacigalupo supo que el secreto no podía seguir oculto. "Mi intención era que esto se conozca. Esta gente se llevó puesto todo", dijo en una entrevista concedida a Diego Cabot, el periodista al que remitió los documentos, y que posteriormente los llevó a la fiscalía.
Otra parte clave de la trama tiene su origen en una investigación abierta un año antes, en 2017, cuando la justicia estudiaba presuntas irregularidades en la importación de gas natural licuado. La causa parecía, en un principio, un expediente independiente. Sin embargo, las anotaciones de Centeno terminaron por vincularla con un negocio millonario que involucraba a empresas y altos funcionarios, integrado en el sistema de abastecimiento energético del país. El entramado, marcado por sobreprecios y retornos ilegales, terminó por complicar aún más el panorama judicial y enlazar esta causa con otras investigaciones de corrupción vinculadas al kirchnerismo.
De hecho, De Vido y Baratta, aquellos que viajaban con Centeno, fueron condenados por la trama paralela del gas licuado el pasado septiembre y ahora están imputados también en el caso de los Cuadernos de las Coimas.
La corrupción en Argentina ya era un problema muy serio antes de la aparición de los cuadernos. La sociedad estaba cansada de los constantes escándalos, pero estas libretas representaron un golpe de efecto por la precisión y el detalle con el que se registró la complicidad entre el sector público y privado.
Para la justicia federal, las coimas revelaron la "mayor maniobra de corrupción de los últimos veinte años". La trama se sostenía sobre cuatro ejes principales: los cobros ilegales a empresarios, las maniobras fraudulentas en la adjudicación de contratos de transporte ferroviarios, las irregularidades en los contratos de corredores viales y el reparto ilegal de contratos públicos.
Los peronistas, incapaces de levantar cabeza
La causa de los cuadernos ha tardado siete años en llegar a juicio y el debate oral se realizará de forma telemática por la falta de espacio físico para albergar a todos los acusados. Sucede, también, en un momento especialmente débil para el peronismo.
La derrota de la oposición en las elecciones legislativas de octubre volvió a exponer las grietas internas del movimiento. El avance inesperado del partido de Javier Milei obligó al peronismo a mirarse en el espejo y afrontar una disputa inevitable. Las riendas del partido se concentran en Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires y heredero natural de la izquierda, y Cristina Fernández, expresidenta que aún permanece implacable sobre la política argentina.
Pese a las causas judiciales y los años fuera del poder, los kirchneristas mantienen un núcleo de seguidores fieles y una presencia simbólica que el movimiento no logra superar. Su figura, convertida en emblema y límite a la vez, impide a la izquierda renovar su discurso y conectar con una sociedad harta de la corrupción.