Francia vuelve al punto de partida tras la caída de Bayrou: "Es una crisis gubernamental y del régimen"
- Macron elegirá un nuevo primer ministro, que será el cuarto jefe de Gobierno en menos de dos años
- Los expertos coinciden en que con la actual Asamblea Nacional, salir del bloqueo se antoja casi imposible
Francia ha vuelto al punto de partida. La caída de François Bayrou, que el lunes perdió una cuestión de confianza hacia la que él mismo se precipitó, ha devuelto la pelota al tejado del presidente Emmanuel Macron, que tenía que elegir entre volver a las urnas en unas elecciones legislativas anticipadas o elegir otra vez a un primer ministro. El Elíseo ya ha adelantado que nombrará a un sucesor "en los próximos días"; será el cuarto jefe de Gobierno en Francia en menos de dos años —el quinto de la actual legislatura— y, de nuevo, tendrá el reto de sortear la inestabilidad ya asentada en la política gala.
"Ustedes pueden derrocar al Gobierno, pero no pueden borrar la realidad", decía Bayrou en su última intervención como primer ministro en la Asamblea Nacional, en la que defendió su plan de recortes como la única vía para abordar la deuda que ahoga al país y que ya es la más alta de la Eurozona. Ahora, se encargará de ella su sucesor, pero el escenario no ha cambiado en los nueve meses que ha durado este Ejecutivo, es el mismo que dibujaron las elecciones de 2024: una Asamblea fragmentada, dividida y, hasta la fecha, incapaz de alcanzar acuerdos.
Una decisión "incomprensible" y una nueva crisis política
Bayrou, coinciden los expertos, tomó una decisión "inexplicable" al convocar la cuestión de confianza que le derrocó. Decidió "tirarse por un barranco" en una suerte de "suicidio anticipado" que, independientemente del porqué, ha propiciado una nueva crisis política en Francia.
Desde 2022, "son cuatro gobiernos sucesivos que han caído, algo excepcional en nuestra historia. Estamos ante una crisis gubernamental y, al mismo tiempo, una crisis de régimen, porque es evidente que la falta de mayoría debilita al presidente a largo plazo y dificulta enormemente el funcionamiento de la institución", explica a RTVE Noticias el profesor de historia de la Science Po Pascal Cauchy, que insiste en que el problema que genera una Asamblea fragmentada "aún no se ha resuelto".
El investigador de política exterior del Real Instituto Elcano Pablo del Amo asegura que se trata de un escenario "complicado" en el que "no hay buenas soluciones". Aunque cree que la solución más estable sería un pacto del bloque de centro con el Partido Socialista, reconoce "muchas dificultades", entre ellas, que la derecha no quiere ni hablar de pactar con la izquierda. Por el momento, coincide, "parece que estamos en una crisis de régimen de la V República".
En la misma línea apunta el investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés), Jaime Coulbois. "Al final del día, la V República ya no es capaz de evitar una asamblea fragmentada. Y en estos casos se necesita un cambio de actitud por parte de las élites, que tienen que abrirse al compromiso de la negociación. Y ahora mismo no están en esta fase", sostiene.
La elección de Macron y una crisis de confianza que "se agrava"
La segunda legislatura de Macron ha estado marcada por la disminución de la esperanza de vida de los primeros ministros elegidos por el mandatario. Élisabeth Borne duró 18 meses en el Hotel de Matignon —residencia oficial del jefe de Gobierno en Francia— y Gabriel Attal apenas gobernó dos meses, ya que dimitió tras los malos resultados cosechados en las elecciones legislativas. El presidente adelantó esos comicios en busca de un resultado más favorable para los suyos, pero consiguió justo lo contrario.
Ahora, la Asamblea está dividida en tres bloques —centro, derecha e izquierda— no faltos de divisiones y rencillas internas, y todas las miradas están puestas en Macron y en la que será su tercera apuesta tras esos comicios. Michel Barnier, cuyo Gobierno no superó los tres meses de vida, presumió a su llegada de su capacidad de "escuchar" y "convencer". Tras su caída, Bayrou hablaba de elegir "el camino de la unidad" y de la "necesaria" reconciliación. La realidad es que ninguno logró vencer las divisiones que ahora rigen la política francesa.
Bayrou, dice Cauchy, ha durado más por una razón. "Llegó en primavera y el presupuesto (de 2026) se votará en octubre. Barnier llegó más cerca de los plazos presupuestarios, y eso le hizo caer". Sin embargo, insiste, "no ha habido cambios fundamentales en Francia desde hace un año, salvo que la crisis de confianza se agrava con el paso del tiempo, basta con mirar las encuestas" —el último sondeo de Ipsos refleja una bajada en la popularidad tanto de Bayrou, como de Macron—.
"El tiempo no ayuda en nada. Es un factor de erosión a veces muy poderoso", asegura el profesor, que plantea la posibilidad de que Macron elija esta vez a un candidato del Partido Socialista (PS). La formación se ha mostrado dispuesta a gobernar si Macron se lo pide, aunque ha puesto condiciones sobre la mesa —por ejemplo, piden gobernar en solitario— sin embargo, "el escenario no cambiará, y el socialismo tampoco tendrá mayoría" en ese caso.
La posibilidad existe, pero Macron no ha dado pistas al respecto. "No sé cuál es el candidato ideal, lo que es necesario no es tanto un candidato como una actitud. Una actitud dialogante dispuesta a construir mayorías, encontrar puntos medios y puntos de encuentro, a negociar", expone Coulbois, que lamenta que a los políticos franceses "todavía no les entra en la cabeza que ya no tienen mayorías absolutas" y asegura que la situación ha aumentado el hartazgo. "Cada vez más personas están hartas y quieren que todo explote", dice.
El movimiento 'Bloqueemos todo' (Bloquons tout) —que no tiene un organizador definido— ha convocado a través de las redes sociales movilizaciones para este miércoles, que han sido apoyadas por fuerzas políticos como la izquierda de La Francia Insumisa (LFI). Según recoge Le Monde, el jefe de policía de París espera "acciones bastante duras" y el ministro del Interior, Bruno Retailleau, ha movilizado a 80.000 agentes y ha avanzado que no tolerarán "ningún tipo de violencia" ni "boicot".
"Terreno abonado" para la ultraderecha
La salida de Bayrou, que este martes ha presentado su dimisión, y la sensación de que ha precipitado su salida porque "ya no quería gobernar" es "terreno abonado" para la ultraderecha de Marine Le Pen, defiende Coulbois. "Contribuye a la imagen de que los políticos están todo el rato haciendo sus cosas y no se preocupan de los problemas" de la ciudadanía, explica el investigador, que recuerda que tras los últimos comicios Agrupación Nacional (RN) defendió que "la voluntad del pueblo había sido corrompida por maniobras políticas".
El partido Le Pen fue el más votado en las legislativas, pero el pacto del resto de fuerzas para frenar a sus candidatos en la segunda vuelta hizo que tuvieran que conformarse con ser la tercera fuerza en la Cámara. Ahora "se presentan como una especie de baluarte de estabilidad, y lo cierto es que si hay un partido capaz de alcanzar una mayoría absoluta, es objetivamente RN. Si hay elecciones, son los que se quedarían más cerca", expone Coulbois. Si lo lograra, "habría más estabilidad, aunque los problemas serían otros", añade.
"El discurso que se escucha entre la gente es: lo hemos intentado con la izquierda; no funciona; con la derecha, no funciona; con el centro duro de Macron y con el centro blando, el de Bayrou, y tampoco funcionó. Entonces, ¿por qué no intentarlo con la extrema derecha?", plantea en RNE el politólogo Sami Naïr, que recuerda que RN es el partido más votado y la primera opción entre la clase obrera francesa.
En cualquier caso, el actual bloqueo no se podrá sortear del todo hasta que se produzca un cambio en el Elíseo, algo que, salvo que Macron dimita (por ahora se niega a hacerlo), no llegará hasta 2027. Un nuevo jefe de Estado podría "aclarar los métodos electorales", en la medida en que "puede pedir la confianza a los ciudadanos para elegir una mayoría en la Asamblea", asegura Cauchy, que recuerda que es algo que ya se ha hecho en el pasado.
Por ejemplo, cuando François Mitterrand se alzó con la presidencia en 1981, disolvió la Asamblea (dominada entonces por la derecha) y convocó legislativas con el fin de obtener una Asamblea de su color político.
Según el último sondeo de Ipsos, tanto Le Pen —ahora inhabilitada—, como su número dos, Jordan Bardella, son las figuras que más satisfacción suscitan (un 33% de los franceses estaría satisfecho con su elección) de cara a las próximas elecciones presidenciales, previstas para 2027. El ex primer ministro y alcalde de Le Havre, Edouard Philippe, completa el podio con un 27%. "Philippe no esconde sus ambiciones presidenciales, y es posible que ganara —en una segunda vuelta— frente a Bardella", sostiene Coulbois.
La sombra de la deuda y los presupuestos
Bayrou precipitó su salida tras presentar un plan de recortes que no convenció a los diputados y que, sobre todo, provocó el rechazo de las fuerzas de la izquierda. Su intención era hacer frente al "peligro del sobreendeudamiento" en Francia, cuya prima de riesgo ha escalado a los 81,5 puntos básicos tras la caída del primer ministro. Así, la deuda francesa ha superado a la de Italia y se sitúa como la peor de la Eurozona.
"Llega un momento en que sí o sí tienes que empezar a tomar medidas que nunca son populares, porque pasan o por reducir gasto público o por aumentar los impuestos", explica Coulbois, que asegura que a eso se suma la indignación que supuso la eliminación del impuesto a los superricos en Francia y otros beneficios a las grandes fortunas. "Hay sentimiento de injusticia muy grande [...] en un país con un enorme espacio rural donde la ciudadanía tiene menos servicios públicos y siente que paga para nada", asegura.
En la situación actual del Parlamento, Cauchy insiste en que "no hay una buena solución" y que el escenario "siempre será el mismo", aunque esta vez se suma la urgencia de tener un presupuesto para el 2026 —Bayrou aprobó el de 2025 evitando su votación en la Asamblea—. Además, recuerda que también debe aprobarse el presupuesto europeo del año que viene y que es probable que la Asamblea francesa lo rechace, provocando "un caos generalizado" en Europa.
"El verdadero tema no es saber quién va a ser primer ministro, sino quién es capaz de elaborar y conseguir aprobar un presupuesto mínimo", asegura el profesor, que no descarta que en los próximos meses, si el bloqueo continúa, Macron abandone su negativa y dimita. "Ya veremos dentro de seis meses, ¿hay que esperar dos años para resolver la situación? En dos años, la situación puede empeorar mucho", sostiene. "Pero no se le puede destituir, así que la decisión le pertenece solo a él".