Los ajustes para los próximos cuatro años que busca implementar el Gobierno del primer ministro francés, François Bayrou, incluyen recortes en el gasto social, el sanitario, la reducción del número de funcionarios o la congelación de las pensiones. Una de las medidas más criticadas también ha sido la supresión de dos días días festivos en el país porque, según Bayrou, Francia "no produce suficiente y hay que trabajar más".
Además, el primer ministro ha anunciado un plan contra el fraude fiscal y un impuesto solidario para los más ricos. El ahorro, defiende Bayrou, será de 43.800 millones de euros al año, una cifra que busca reducir la deuda pública, que está en el 115% del Producto Interior Bruto. En cambio, el único gasto que no se vera afectado es el de defensa, que seguirá creciendo en los próximos años.
Toda la oposición, desde la izquierda hasta la derecha, han criticado las medidas. Algunos partidos ya han amenazado con una nueva moción de censura. Los sindicatos, también en bloque, han anunciado movilizaciones si no hay cambios.