Marruecos juzga a la activista Betty Lachgar por blasfemia tras llevar una camiseta con el eslogan "Alá es lesbiana"
- La fiscalía de Marruecos ordenó su detención el pasado 10 de agosto, acusándola de atentar contra el islam
- Además de crear el Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales, Lachgar se define como feminista y atea
Tras colgar una fotografía en redes en la que se la veía con una camiseta en la que se leía "Alá es lesbiana" escrito en árabe y en ingles, la activista marroquí Betty Lachgar ha sido llevada a juicio por blasfemia en su país de origen. Entre los delitos que se le imputan, se incluye calificar al islam de religión "fascista y misógina". La Fiscalía ordenó su detención el pasado 10 de agosto, acusándola de atentar contra confesión oficial de Marruecos.
Lashgar no es una desconocida en el mundo del activismo marroquí. Además de ser cofundadora del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales, se define como feminista y atea, y en los últimos años se ha convertido en una de las voces más visibles en el país africano.
Entre sus acciones, convocó un beso multitudinario en defensa de la diversidad sexual en 2013 que acabó en altercados, rebautizó simbólicamente calles de Rabat con nombres de mujeres y tiñó de rojo el agua de fuentes públicas para denunciar la violencia machista.
En Marruecos, la blasfemia puede castigarse con penas de seis meses a dos años de prisión, ampliables hasta cinco si el delito se comete públicamente, como en redes sociales, además de multas que superan los 18.000 euros.
La justicia marroquí deniega su libertad provisional
Su juicio debía celebrarse la semana pasada, pero fue aplazado a petición de la defensa por motivos de salud. Aun así, el tribunal rechazó dejarla en libertad provisional. Uno de sus abogados, Mohamed Khattab, recordó que la activista recibe tratamiento contra un cáncer que afecta a su brazo, y que en septiembre deberá someterse a una cirugía que podría implicar la amputación de la extremidad.
Otra de sus abogadas, Naima el Gallaf, denunció además que Lachgar permanece en régimen de aislamiento en prisión, y sin poder comunicarse ni interactuar con otras reclusas durante el tiempo de recreo.
El caso ha reavivado el debate sobre la libertad de expresión y los derechos del colectivo LGTBIQ+ en Marruecos, un país donde el islam es religión oficial y las críticas contra ella están severamente castigadas.