Un agosto de temperaturas récord: ¿ha sido la peor ola de calor de la historia?
- La intensidad, duración y persistencia de la última ola de calor ha alimentado los incendios
- El avance del cambio climático ha aumentado los episodios de calor extremos en España
Del 3 al 18 de agosto, España sufrió la segunda ola de calor de 2025. No todas tienen las mismas características: algunas destacan por intensas, otras por extensas y otras por persistentes. Y la última lo hace simultáneamente por los tres aspectos. Se han batido algunos récords de temperatura y ha supuesto el culmen de unas condiciones extremas que han favorecido la propagación y la persistencia de numerosos incendios forestales.
La ola de nunca acabar
El día 3 de agosto comenzó la segunda ola de calor del verano. Un episodio que, de primeras, parecía que iba a durar tres días o algo más, pero se tuvo que corregir su extensión más de cuatro veces. Bajo condiciones de calor extremo y un estrés térmico que puso a prueba a la gran parte de la población, muchos no daban crédito de su duración. Finalmente, se alargó hasta el lunes 18.
Esta ha sido la tercera ola de calor más larga desde 1975. Han sido 16 días, lo mismo que duraron las de 2003 y 2022. En 2022 se registró otra más duradera, de 18 días de duración. Y en 2015 se anotó la ola de calor más extensa hasta la fecha, con 26 días.
“En la Península y Baleares, solo 5 olas de calor desde 1975 han durado más de 10 días“
Por tanto, las cinco olas de calor más largas en España se han registrado en el siglo XXI. Al analizar todas las que se han producido desde 1975, se observa cómo el número de días ha aumentado de forma clara.
Desde 1975 hasta 1999 se registraron 44 olas de calor y hubo 212 días en esta situación, mientras que en el periodo 2000 - 2024 ha habido 90 olas de calor que se traducen en 474 días. Un incremento del 50% en este siglo XXI.
Si se añaden los datos de lo que llevamos de 2025, hay que sumar 20 días más de ola de calor, los cuatro que duró la primera ola de calor, del 28 de junio al 1 de julio, y los 16 de esta segunda.
Casi nadie se ha librado
En cuanto a la extensión, es decir, la cantidad de provincias afectadas por una ola de calor, también son cada vez mayores. Si en el periodo 1975-1999 el número máximo de provincias afectadas era 36, desde el 2000 hasta 2024, seis olas de calor han alcanzado a 36 provincias y el máximo de afectación se registró en 2024: fueron 44 provincias.
Calor de récord: por encima de los 45ºC en Sevilla, Huelva y Badajoz
Respecto a esta última ola de calor, destaca Badajoz. De estos 16 días, en 13 se superaron o igualaron los 40°C de temperatura máxima. Es más, en lo que va de verano, desde el 1 de junio hasta finales de agosto, en Badajoz llevan más de 30 días superando o igualando los 40°C.
Algo similar, en persistencia de días con temperaturas máximas de 40°C, ha sucedido en Sevilla, con 26 días, o en Lleida, con ocho. Son récords que, aunque habituales en verano, no suelen registrarse tan frecuentemente.
Además de dejar varios récords absolutos de calor, algunos han sido llamativos: en Oviedo han llegado a registrar 41,2°C, superando por más de dos grados el anterior. Sin embargo, Asturias ha sido de las regiones menos afectadas por esta ola de calor: tan solo fue una jornada de temperaturas extremas, el viernes 15, con viento del sur.
Tres días entre los más calurosos desde 1941
Respecto a la temperatura media de las máximas de cada día de la ola de calor de este agosto, los días 11, 16 y 17 fueron los más cálidos. De hecho, estos tres días están entre los 10 más cálidos registrados desde 1941. En concreto, el lunes 11 de agosto de 2025 fue el tercer día más caluroso desde aquel año.
Sin tregua ni de día ni de noche
Las olas de calor caracterizan perfectamente a los episodios de calor extremo que se registran en un territorio, pero solo tienen en cuenta las temperaturas máximas, las que se alcanzan durante el día. En lo que llevamos de verano, el número de noches tropicales o tórridas también se ha disparado y, además, estas se registran en más lugares.
Estos días se han registrado mínimas cercanas a los 27 grados en Barcelona, Madrid, Sevilla, Castellón o incluso Segovia, batiendo su récord para un mes de agosto en las tres capitales. También cabe destacar las noches vividas en Canarias el 9 y 10 de agosto, donde en algunos puntos, como Tejeda, no se bajó en toda la madrugada de los 30°C.
Este agosto ni playa ni montaña: Sin lugar para refugiarse
Durante estos episodios se suele pensar que cerca del mar o en la montaña es posible escapar de las altas temperaturas, pero no siempre es así. En el caso del mar, depende mucho de la intensidad de las brisas. Por ejemplo, durante los primeros días de la ola de calor, la costa del este peninsular seguía con máximas cercanas a los 30°C.
En esos primeros días, las brisas suavizaron mucho las temperaturas. Introducen una masa de aire más húmedo y fresco de un espesor de unos 800-1000 metros que protege del aire cálido africano que se sitúa por encima. En la segunda semana de la ola de calor, la brisa se debilitó, refrigerando menos las zonas costeras y permitiendo que la masa de aire cálido se sintiera también en este sector del país.
Pensar que la altitud puede ser un aliado también puede llevar a error. Esta masa de aire africana tiene un espesor importante, con temperaturas que superan los 25°C a más de 1500 m de altitud, por ello, en localidades como Torla (Huesca), a 1000 metros, se han acercado a los 43 grados, una situación similar a la que se ha vivido en poblaciones de montaña del Pirineo catalán.
¿Cuál es la relación de la ola de calor con la ola de incendios?
Tras una primavera muy lluviosa —donde en regiones como Madrid y Extremadura llovió prácticamente tres veces más de lo normal— era de esperar que se complicara la situación si llegaba pronto el calor, como precisamente ocurrió: con la ola de calor de junio ya se vivieron temperaturas extremas y en mayo ya se habían comenzado a registrar máximas de 40 grados.
El estrés térmico, junto a la falta de precipitación —típica de los veranos españoles— tiene consecuencias claras en la fauna y en el territorio. Una atmósfera más cálida y seca tiene mayor capacidad de absorber la humedad de las plantas y el suelo. Es lo que se conoce como evapotranspiración potencial.
Un periodo largo con gran evapotranspiración potencial deriva en una vegetación y terreno extremadamente secos que favorecerá la ignición y posterior propagación de incendios forestales, que es lo que ha ocurrido estos días en España.
Una vez comenzados los incendios, otros factores como el viento y la orografía también juegan papeles fundamentales en la propagación de las llamas, como precisamente ha ocurrido con fuertes rachas de viento durante las tardes.