Gabriela Asturias, Premio Princesa de Girona en Investigación: "La IA puede llenar vacíos que los médicos no pueden llenar"
- La psiquiatra y emprendedora guatemalteca ha sido reconocida en la categoría de investigación internacional
- ALMA, su asistente virtual basado en inteligencia artificial, ha acercado la medicina a millones de personas en su país
Gabriela Asturias (Ciudad de Guatemala, 1995) es una neurocientífica, médica y emprendedora que ha sido reconocida con el Premio Princesa de Girona Internacional - Investigación 2025 por "combinar la ciencia, la salud pública y la tecnología con un enfoque aplicado, inclusivo y centrado en el impacto social".
Esta joven guatemalteca siempre ha mostrado su compromiso por llevar la salud y la educación a las comunidades más vulnerables, especialmente en su país, que siempre ha tenido en mente a pesar de desarrollar su carrera académica en Estados Unidos, donde se ha licenciado en Neurociencia por la Universidad de Duke y en Medicina por la Universidad de Stanford, en cuyo hospital realiza actualmente la residencia en Psiquiatría enfocada en la salud pública y comunitaria.
En 2018, Asturias fue una de las creadoras de la Fundación Desarrolla Guatemala para la Educación y Salud (FUNDEGUA), desde la que ha impulsado múltiples iniciativas, como ALMA, un asistente virtual basado en inteligencia artificial que durante la pandemia ayudó a aclarar las dudas de más de un millón de personas en Guatemala, y que actualmente sigue activo como herramienta de orientación sanitaria en un país donde no todo el mundo tiene acceso a los servicios médicos más básicos.
PREGUNTA: ¿Qué supone el Premio Princesa de Girona para ti?
RESPUESTA: Creo que es un momento de reflexión, primero para darnos cuenta como equipo que el sueño de ALMA que estamos construyendo es reconocido a nivel internacional, porque a veces los emprendedores no saben si sus ideas y las propuestas nuevas que tienen son buenas, y considero que este tipo de premios de alguna forma te inspiran a seguir, te dicen si estás en el camino correcto, y te dan ánimos para seguir trabajando. También creo que es un momento para pensar en cómo nuestro proyectito, que al final se ha enfocado mucho en Guatemala, podría tener algún impacto en la región latinoamericana.
P: Háblanos de este proyecto... ¿Pensabais que crecería como lo ha hecho cuando comenzó siendo un chatbot para aportar información fiable durante la pandemia de COVID-19, que se convirtió en el caldo de cultivo perfecto para la desinformación?
R: Cuando comenzó la pandemia, nadie sabía lo que iba a pasar, ni el nivel de impacto que iba a tener en la vida de todos. Recuerdo que me llamó Juan Roberto Alvarado para decirme que él y otro ingeniero, Juan Luis López, se habían juntado y habían pensado que para combatir el problema de la desinformación en Guatemala se podría utilizar un chatbot —un programa informático diseñado para simular una conversación con un usuario humano, ya sea a través de texto o voz—. Me consultaron porque yo tenía experiencia en sistemas de salud pública, y casi inmediatamente me sumé al proyecto.
“Cuando la ciencia, o la medicina, deja vacíos, alguien más va a llenar esos vacíos y va a haber otra información.“
Realmente lo que queríamos era, en el mismo sitio donde se estaba pasando la desinformación, que eran las redes sociales y WhatsApp a través de cadenas, de vídeos, etcétera, poner una fuente de información confiable basada en evidencia científica, pero que explicara las cosas de forma amigable, porque lo que yo creo es que cuando la ciencia, o la medicina, deja vacíos, en el sentido de que aunque sepamos la información no la comunicamos, alguien más va a llenar esos vacíos y va a haber otra información. Y ahí es donde salen mitos, que al final del día tienen un impacto gigante, porque la gente, de acuerdo con lo que cree y con lo que sabe, decide qué hacer sobre su salud y la de su familia.
P: ALMA nació con vocación de intimidad...
R: Lo bonito era que si tú tenías dudas y querías expresarlas en un espacio anónimo, de confianza, donde nadie te juzgara por lo que estabas preguntando, estaba el chatbot, y tú le podías escribir al igual que le escribes a un amigo. Pero ALMA se ha ido expandiendo, porque luego se pasó a un call center donde atendíamos llamadas telefónicas, y después también a un sitio web, para que aquellos que sí que se sienten cómodos con la tecnología puedan buscar la información directamente.
Si empiezas a sentirte enfermo y no sabes qué hacer, por lo general lo que uno hace es preguntar a su madre, a su abuela, a su pareja… A alguien cercano, en quien confiamos. Lo que buscamos nosotros con ALMA es ser ese alguien, ser tu amiga, esa que está ahí a tu disposición y puedes escribir en cualquier momento del día y consultarle tus síntomas. También te ayuda a saber si entre lo que tú sientes hay algo que puede esperar y ser manejado en casa, o tal vez se trata de una urgencia y hay que acudir inmediatamente al médico.
P: ¿Cómo ha cambiado la herramienta con la explosión de la inteligencia artificial?
R: Ha cambiado todo muchísimo, la tecnología en cinco años ha evolucionado de una forma enorme. Los primeros chatbots eran estilo menú, bastante prescrito, muy poco regenerativo; pero en la actualidad son más naturales, aprenden de todas las interacciones, y se siente como una conversación más humana.
P: ¿Crees que esta tecnología puede ayudar a acercar la medicina a todo el mundo, incluidos los que habitualmente no tienen acceso a ella?
R: Cien por cien. La realidad es que los recursos humanos son finitos, el tiempo de los profesionales de salud capacitados, en cualquier país, es finito, y las necesidades son casi infinitas, porque hay muchísima gente que puede requerir el tiempo de estas personas. ¿Cuáles son las ventajas de los chatbots? Pueden llenar los vacíos que los médicos no pueden llenar. Mientras tú estás entre diagnóstico, evaluación y tratamiento, el chatbot te puede estar respondiendo dudas. Por ejemplo, te explica qué es la diabetes si te lo acaban de diagnosticar, te habla de insulina…
“La inteligencia artificial puede llenar los vacíos que los médicos no pueden llenar.“
Tú le puedes preguntar tus dudas, y al mismo tiempo que tú, le pueden hablar otras mil personas, no hay un límite. A diferencia de un humano, porque yo no puedo estar hablando con mil personas al mismo tiempo, pero una inteligencia artificial sí, y creo que ahí es donde está el impacto. En el 2020 ya se podían tener conversaciones simultáneas con muchas personas, pero las conversaciones eran muy similares, mientras que hoy en día la conversación puede estar muy personalizada y puedes sentir que realmente te está hablando a ti, lo que en mi opinión es muy poderoso.
P: ¿ALMA está diseñada para las comunidades más vulnerables?
R: Es para todos los guatemaltecos, no importa el estrato social, ni el servicio de salud que utilices, todos lo pueden utilizar. Nosotros tenemos coberturas de servicios privados, de seguro social y públicos, y atendemos a todos. Claro que hay un enfoque en poblaciones vulnerables y empobrecidas, porque son las que están más lejos de la salud. Y la razón de por qué el WhatsApp y el call center son tan importantes es que la penetración del WhatsApp es más alta en Guatemala que la de los servicios de salud. Todos tiene WhatsApp, por lo que les estás poniendo en la palma de sus manos acceso a una información que de otra forma les costaría mucho más llegar a ella.
“Hay un enfoque en poblaciones vulnerables y empobrecidas, porque son las que están más lejos de la salud.“
P: Durante los últimos años, has desarrollado tu carrera académica en Estados Unidos, pero nunca te has olvidado de tu país...
R: Definitivamente. Yo desde que era niña lo que quería estudiar era Neurociencia. Era mi sueño, pero la realidad es que en Guatemala no existía esta posibilidad, y yo quería estudiar Neurociencia y Medicina para eventualmente especializarme en Psiquiatría. Quería hacer esa mezcla de investigación combinada con el entendimiento clínico de la salud, y por eso me fui a los 18 años. Hoy en día, estoy especializada en Psiquiatría, y trabajo como doctora en el hospital de Stanford. Estoy sacando Psiquiatría y Salud Pública, y me están dando el permiso de enfocar parte de mi carrera en el trabajo que desarrollo a nivel nacional en Guatemala.
P: Tu trabajo siempre se ha caracterizado por su compromiso social…
R: Definitivamente. Mi trabajo ha sido guiado por cómo poder regresarle a mi país todo lo aprendido fuera.
P: ¿Cómo ves tu futuro? ¿Seguirás intentando acercar la salud a todo el mundo, incluidas las personas que más lo necesitan?
R: Creo que las herramientas digitales que hemos creado en el universo de ALMA seguirán creciendo y mejorando. Siempre vamos a poder ir mejorando la tecnología y siempre vamos a poder hacer un mejor trabajo. Pero también creo que hay algo que me ha hecho reflexionar este premio, y es que aunque mi enfoque durante los últimos diez años, cuando estudiaba fuera, siempre fue cómo me conecto con mi país, cómo ayudo a Guatemala, mucho de lo que hemos logrado puede ayudar a otros países de la región, que son similares y tienen problemas similares.