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Expertos alertan de la "nueva pandemia de la hiperconexión digital" que afecta al desarrollo de niños y adolescentes

  • Nace la plataforma Control Z para concienciar sobre los riesgos para la salud del abuso de dispositivos electrónicos
  • Durante el fin de semana, los menores pasan una media de cinco horas frente a pantallas que perjudican su bienestar
Los expertos alertan de la "nueva pandemia de la hiperconexión digital"
Una niña pasa tiempo en la cama con su teléfono móvil sin supervisión GETTY

La luz azul del móvil que ilumina una habitación infantil cerca de la medianoche es una de las estampas que ilustra la "pandemia silenciosa" de la que advierten cada vez más profesionales de la salud. Dormir menos, moverse poco y relacionarse peor es el peaje que pagan niños, niñas y adolescentes por vivir hiperconectados. La recién nacida plataforma Control Z ha reunido a representantes de diversas sociedades científicas en el Consejo General de la Psicología en España para responder a esta crisis.

"No estábamos preparados para lo que nos venía encima y ahora lo estamos sufriendo", resume el secretario de la Asociación Española de Pediatría, Julio Álvarez Pitti. Los menores pasan de media 200 minutos diarios frente a una pantalla entre semana y 300 minutos durante el fin de semana. Como resultado, se reduce el tiempo que dedican al juego activo, aumenta el sedentarismo, empeora la condición cardiorrespiratoria y crece el consumo de snacks ultraprocesados. Al mismo tiempo, sube la tasa de obesidad infantil, que ya afecta a dos de cada diez niños de entre seis y nueve años. También se empobrece el sueño, ya que la luz de los dispositivos retrasa la melatonina y deteriora la calidad del descanso. Y de la mano del cansancio, llega la desgana, la irritabilidad y el abandono de hábitos saludables. En las consultas pediátricas, crecen los casos de cefaleas, miopía y fatiga visual.

Menores pegados al móvil: el abuso de pantallas perjudica la salud

Para la representante de la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia, Abigail Huertas, la revolución digital es "profunda pero invisible". Ahora, cuenta, los adolescentes construyen su identidad, perciben el mundo y forjan vínculos a través de una pantalla. Cuando el contacto con el entorno se reduce a ese filtro, la capacidad de conectar con la vida real se atrofia. Aumenta la ansiedad, las autolesiones y la distorsión de la imagen corporal. El riesgo aumenta en función del "exposoma digital", es decir, "la dosis de exposición que acumulamos a lo largo de la vida". Cuanto antes y más intensa sea, mayor será el daño a largo plazo, como sucede con la radiación solar, que dispara el riesgo de padecer cáncer de piel. Preocupa especialmente su impacto sobre los más pequeños, en los que se detecta una afectación del lenguaje y la atención. Dejar a los menores solos en internet, apunta la experta, "es como abandonarlos en mitad de la Gran Vía de Madrid".

Los móviles funcionan como una especie de tragaperras de bolsillo, señala el vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología, David Ezpeleta. Es como una lluvia de microestímulos que alimenta la adicción y deteriora la atención. Las resonancias magnéticas avanzadas han demostrado que las zonas del cerebro relacionadas con la memoria, la abstracción o la interpretación de la ironía muestran un desarrollo menor en los adolescentes que pasan más horas conectados. En niños en edad preescolar, el llamado "chupete digital" deja ya alteraciones cerebrales medibles. A medida que crecen, aparecen las dificultades para concentrarse, menor rendimiento escolar y una sensación de soledad.

El exceso de pantallas afecta a la salud mental y a la formación cerebral

Pulsar "Control Z" para la desescalada digital

Los síntomas que detallan los expertos describen el diagnóstico y Control Z nace con la intención de convertirse en su tratamiento. La plataforma se ha presentado este martes con el objetivo, en palabras de su directora, Mar España, de "recuperar el control de nuestra atención voluntaria, las relaciones personales directas" y, en definitiva, "acortar nuestra vida virtual para recuperar nuevamente la vida real, con las personas de carne y hueso en el centro".

Estamos ante un grave problema de salud pública

Mar España tiene una larga trayectoria vinculada a la protección digital. Dirigió la Agencia Española de Protección de Datos entre 2015 y 2024 y es autora de Así se somete a una sociedad. Al frente de Control Z, advierte de que "estamos ante un grave problema de salud pública, tocamos más el móvil que a nuestros seres queridos".

La alianza ha conseguido afianzarse en menos de dos meses y medio sin apenas recursos. La componen 16 entidades, que abarcan desde sociedades médicas —como la Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española de Neurología y la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia, entre otras— hasta organizaciones civiles —entre las que están la Fundación ANAR, Aldeas Infantiles y la Asociación Adolescencia Libre de Móviles— y los grandes grupos mediáticos RTVE, Mediaset y Atresmedia. Su directora celebra que la plataforma sirva para lanzar un mensaje de unidad.

Sus tres grandes objetivos son concienciar a las familias, los centros educativos y los políticos; visibilizar las acciones que ya impulsan entidades médicas y sociales; y promover cambios legislativos, como verificadores fiables de edad y leyes que blinden el derecho al neurodesarrollo. "La OMS habla de la mayor crisis de salud mental de la historia", recuerda España: "Si no reaccionamos por bienestar, quizás lo hagamos por coste económico. El Fondo Monetario Internacional cifra en seis billones de dólares el impacto mundial para 2030".

"Control Z" es el popular atajo de teclado con el que se puede deshacer una acción. Con ese espíritu, la plataforma promueve una "desescalada digital" inspirada en los protocolos de la covid. Durante la pandemia provocada por el coronavirus, se prestaba atención a las indicaciones de los expertos.

Urge un matrimonio entre Sanidad y Educación

Ante los riesgos de la hiperconexión, defiende España, se debería hacer lo mismo. Para ello, "urge un matrimonio entre Sanidad y Educación", explica Abigail Huertas.

Educar en lo digital para prevenir adicciones

A pesar del impacto profundo de la hiperconexión en la salud mental y física, los expertos insisten en que no todo está perdido. Del mismo modo que existen factores de riesgo, también hay herramientas de protección que pueden marcar la diferencia. "Es un problema que nos afecta a todos: a las familias, los políticos, los centros y los profesionales de la salud", subraya el representante del Consejo General de Psicología, José Tenorio. Para mitigar los riesgos no es suficiente con retrasar o filtrar la llegada del móvil a los menores, también es fundamental "fortalecer al receptor". Es decir, la clave está en dar a niños y adolescentes las herramientas emocionales, el pensamiento crítico y el acompañamiento que les permita desarrollar una relación sana con la tecnología.

Tenorio recuerda que no todos los usos son iguales. No es lo mismo un videojuego que una red social o contenidos pornográficos. Tampoco todos los niños son iguales. Hay que tener en cuenta su edad, madurez emocional y el entorno familiar. Sin embargo, según el índice UPI —Uso Problemático de Internet— uno de cada tres menores muestra un uso de internet ligeramente o muy problemático. Cuando esto ocurre, aumentan los problemas para regular las emociones, se refuerza el aislamiento social y se dispara la preferencia por los vínculos virtuales frente a los reales. El camino de intervención que propone Tenorio se vertebra en tres ejes: fortalecer la autorregulación emocional, mejorar las habilidades personales y sociales y fomentar entornos familiares y escolares protectores.

Pautas para resistirse a la pandemia de la hiperconexión

Con el objetivo de poner límites sensatos que protejan a los menores, sin demonizar la tecnología, los expertos de Control Z sugieren una serie de pautas claras que ayuden a los distintos actores a tomar acción. En cuanto a la edad, recuerdan que no existe el uso seguro de pantallas para menores de seis años. Entre seis y once, se recomienda un máximo de una hora al día, que incluiría el tiempo de uso en la escuela. A partir de doce años, no se deben superar las dos horas diarias. En cualquier caso, cuanto más tarde reciban un dispositivo digital propio, mejor. Una vez lo tengan, siempre deben utilizarlo acompañados y sus cuidadores tienen que saber qué ven, cuándo lo ven y cómo les hace sentir. En casa, hay algunos hábitos que se pueden incorporar para mantener rutinas sanas:

  • Evitar el uso en habitaciones cerradas y a la hora de dormir
  • Promover actividades que resten espacio a las pantallas: deporte, juegos, naturaleza y tiempo con sus seres queridos
  • Proponer un pacto familiar de uso tecnológico. "Los padres somos el ejemplo", recuerda Pitti.
  • "Supervisar no es prohibir, acompañar no es espiar", apunta Huertas.

Los centros educativos son otro lugar en el que el empleo de pantallas se ha vuelto habitual. "Por primera vez, el sistema educativo está contribuyendo a perjudicar el neurodesarrollo de los menores", advierte España.

El sistema educativo está contribuyendo a perjudicar el neurodesarrollo de los menores

Señala directamente a la LOMLOE, la actual ley de educación, y reclama su modificación urgente para evitar que el uso obligatorio de tablets en las aulas y para hacer deberes imponga a los niños y niñas una digitalización excesiva. "Tenemos a los menores empantallados en casa y en clase", denuncia.