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Análisis

Netanyahu logra arrastrar a EE.UU. a la guerra contra Irán: ¿y ahora qué?

Netanyahu arrastra a Trump a la guerra con Irán: ¿Ahora qué?
Cartel contra la intervención de EE.UU. en Irán en una protesta en Nueva York. REUTERS / DAVID 'DEE' DELGADO

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, lo ha conseguido. Bombardeó Irán y ha arrastrado a los Estados Unidos a la guerra que hasta ahora, en los 16 años que acumula Netanyahu como primer ministro, EE.UU. le había frenado.

En el artículo anterior, publicado horas antes de que el presidente Donald Trump ordenara los ataques contra Irán, explico cómo, en los cinco meses que lleva de presidente, Trump ha pasado de querer evitar este paso y criticar las guerras anteriores de Estados Unidos en Oriente Próximo a involucrarse directamente en la guerra contra Irán.

Desconcierto y miedo

A la pregunta del titular no esperen respuesta, nadie se atreve a decir en estas primeras horas qué va a pasar, cuál va ser la respuesta de Irán ni cuáles los siguientes pasos de Estados Unidos. Las guerras, cuando empiezan, nunca se sabe cómo van a evolucionar y adónde van a llevar.

Lo que sí es común es el miedo a lo que pueda ocurrir. Una es el miedo, llamemos científico, a las consecuencias que pueda tener bombardear laboratorios nucleares, y otro, el que más conversaciones ocupa, es el miedo a una guerra a gran escala y las consecuencias para la región y más allá.

Citaba en el artículo anterior una conversación en la que, según fuentes de los medios estadounidenses, el presidente Trump advirtió a Netanyahu de no atacar directamente Irán, los "asesinatos selectivos" de personalidades iraníes llevaba años haciéndolo Israel porque "había demasiadas implicaciones para Washington. "Esas implicaciones son fundamentalmente las bases militares que tiene en Oriente Próximo, unos 40.000 militares.

¿Atacará Irán esas bases estadounidenses? ¿Atacará embajadas de los Estados Unidos? ¿Ordenará atentados a intermediarios como Hizbulá o los hutíes de Yemen? ¿Impedirá de algún modo la navegación por el estrecho de Ormuz, por donde transita una cuarta parte del petróleo mundial? ¿Los bombardeos contra sus instalaciones nucleares, instalaciones que Irán sostiene son solo para fines civiles, acabarán con la posibilidad de que se haga con la bomba atómica o todo lo contrario, convencerán a sus líderes de la necesidad de lograrla como garantía de seguridad, la misma lógica de quienes la tienen ya, como es el caso de los Estados Unidos e Israel? En ese caso ¿cómo reaccionarán los vecinos árabes?

Los Estados Unidos son para el régimen de los ayatolás "el gran Satán" desde el triunfo de la revolución islámica en 1979, Israel es el "pequeño Satán". El primer golpe contra Estados Unidos fue la toma de rehenes en la embajada de EE.UU. en Teherán al poco de triunfar la revolución, desde entonces, en más de 45 años, Estados Unidos e Irán no tienen relaciones diplomáticas directas y hacen gala de su hostilidad. El "eje del mal" al que se refirió George W. Bush en 2002 lo componían Irán, Irak y Corea del Norte. Pero en estos 45 años Estados Unidos ha evitado siempre llegar a un enfrentamiento abierto, como Israel, el país optó por asesinar a personas concretas o el sabotaje, pero no una guerra abierta contra Irán. Hasta esta madrugada.

Recomposición de Oriente Próximo

Lo dijo Netanyahu, que estaban rediseñando Oriente Próximo, siempre con el argumento de que desaparezcan las amenazas que Israel considera como existenciales, es decir, que ponen en en peligro la existencia del Estado de Israel fundado en 1948.

En Gaza, y como respuesta a la matanza perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, el Gobierno de Netanyahu no ceja en su empeño de erradicar la presencia de la milicia que gobernaba la Franja y, a este paso, no dejar más que un solar en ruinas con más 55.000 muertos ya. En Cisjordania los asentamientos judíos siguen avanzando haciendo oídos sordos a la llamada de la comunidad internacional, que los critica. La otra amenaza cercana territorialmente que tenía Israel era Hizbulá en el Líbano, la organización considerada terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos. No ha desaparecido, pero Israel logró darle golpes espectaculares que han debilitado considerablemente su capacidad de acción. Hizbulá, de la rama chií del islam, eran unos intermediarios de Irán en la guerra que Israel y el régimen de los ayatolás mantienen desde hace décadas.

Tras el derrocamiento de Sadam Husein en Irak, también con la intervención y la invasión militar de los Estados Unidos en 2003, y en Siria, primero con la guerra y el posterior derrocamiento de Bachar Al Asad, Irán se había convertido en la gran potencia de Oriente Próximo. Los iraníes no son árabes, son persas, y pertenecen mayoritariamente a la rama chií, en un entorno árabe y de la rama suní. Es decir, el poder de Irán, un país grande, con 90 millones de habitantes, petróleo y, potencialmente, armamento nuclear, infundía mucho temor al resto de países y, muy especialmente, en Arabia Saudí.

Ese enemigo común, Irán, hizo posible el acercamiento entre los países árabes e Israel en estas últimas dos décadas. Esos gobernantes árabes no pueden aplaudir en público los bombardeos israelíes contra las capacidades nucleares de Irán, no pueden aplaudir a Israel, el Estado judío, pero tampoco les incomoda que se debilite a los persas. Otra guerra a gran escala en la región con la intervención de los Estados Unidos, gran aliado de Israel y de Arabia Saudí, ya es otro nivel.

Donald Trump llegó por segunda vez a la Casa Blanca hace ahora cinco meses, hasta hace apenas un mes criticó el intervencionismo de sus predecesores, demócratas y republicanos, en "guerras ajenas" y en especial en Oriente Próximo, y se autoproclamó el presidente con quien Estados Unidos no se involucra en guerras y un "gran pacificador". Trump llegó con dos guerras, Ucrania y Gaza, con las que prometió terminar. Cinco meses después, tiene tres y él ha hecho esta madrugada lo que tanto ha criticado a sus antecesores: dirigirse al país para anunciar que había dado la orden de bombardear otro país.

Dice que no es una declaración de guerra, pero lo importante es cómo reciban esta acción los iraníes. Irán es la guerra de Trump y no sabemos adónde nos va a llevar.