Enlaces accesibilidad

'La Estampida' huye del cambio climático del Congo al Ártico y remueve conciencias a través del arte

  • Decenas de marionetas de animales salvajes de tamaño real llegan Madrid para denunciar los efectos del cambio climático
  • Los expertos alertan que una de cada tres especies desaparecerá si continua el calentamiento global
'La Estampida' llega a Madrid para denunciar el cambio climático
Uno de los titiriteros maneja la marioneta del kudú a través de la calle Preciados, Madrid, 8 de junio de 2025 RTVE.es

Huyen a través de selvas, desiertos, mares y ciudades. Una fuga de 20.000 kilómetros desde la cuenca del Congo hasta los glaciares del Ártico. Escapan de una de las mayores emergencias de nuestros días; algo de lo que no tienen la culpa y que no han provocado ellos, sino el ser humano. Huyen de los efectos del cambio climático.

Cientos de garras, pezuñas y pies patean el asfalto abrasador de la Puerta del Sol. No son de verdad, sino de madera y cartón. Son marionetas a tamaño real de jirafas, chimpancés, elefantes, leones y cebras que ha construido la compañía sudafricana Ukwanda y que, junto a The Walk Productions, se ha propuesto remover conciencias sobre la emergencia climática a través del arte y la cultura.

Ambas compañías lanzaron en abril 'La Estampida', una iniciativa que describen como "un inmenso acto teatral" y que cuenta con más de 1.200 titiriteros y decenas de marionetas hechas con materiales reciclados. Con sus más de 50 eventos en 11 países diferentes a un lado y al otro del Mediterráneo, 'La Estampida' quiere poner el foco en cómo el "desastre climático es un detonante de la migración forzada".

'La Estampida' en Madrid

Las marionetas de 'La Estampida' se pierden por el centro de Madrid reclamando un espacio que el cambio climático provocado por el ser humano les ha quitado

anterior siguiente
7 Fotos 1 / 7 ver a toda pantalla

"La magnitud del proyecto es parte de la idea. Queremos transmitir que a través del arte se pueden lograr grandes cosas. Para poder proteger a esas personas a las que el cambio climático les afecta tanto, se necesita un gran cambio. Tú solo no lo puedes generar, pero el problema es cuando la gente piensa 'no puedo hacer nada'", asegura a RTVE.es el productor de la compañía británica sin ánimo de lucro, The Walk Productions, David Lan.

"Lo que queremos fomentar [con este proyecto] es [que la gente] haga algo, que se comprometa, que encuentre dónde está esa energía. Más allá de las fronteras lingüísticas, culturales y nacionales. Necesitamos trabajar juntos en esto", continúa Lan.

La idea de esta iniciativa la tuvo Amir Nizar Zuabi, director artístico de 'La Estampida' y cerebro del anterior proyecto, 'La pequeña Amal', una marioneta de tres metros de altura de una niña refugiada siria que viajó en 2021 desde Turquía hasta Reino Unido. Lan explica que con 'La pequeña Amal" se dieron cuenta de que "la cultura –ya sea arte, imaginación, escritura, danza o teatro– puede contribuir en mayor medida a que la gente reflexione sobre el clima".

La cultura puede contribuir en mayor medida a que la gente reflexione sobre el clima

"Queremos perturbar esta indiferencia. Crear momentos inolvidables de calamidad distópica. 'La Estampida' será la historia de la humanidad perdiendo el control. Nos dan datos, explicaciones científicas, pero nunca se nos ofrece una experiencia sensorial emocional. Nunca se nos hace sentir que esto es nuestro. Y queremos cuestionar eso. En el momento en que añades belleza a la ecuación, se convierte en algo tuyo, en algo por lo que merece la pena luchar", explicaba hace un año Nizar Zuabi durante su charla en la plataforma TED.

Acción a través de la emoción

No son de verdad, pero les sientes respirar. Sus ojos te miran. Cada movimiento, cada gesto y cada meneo de estos animales de madera y cartón son como los de carne y hueso. "Cada vez que hacemos una marioneta, antes siempre pasamos un tiempo con el animal y estudiamos sus movimientos. Sabemos exactamente qué parte del cuerpo se mueve cuando la cebra respira o cuando la cebra piensa", explica a RTVE.es uno de los diseñadores de Ukwanda, Sipho Ngxola.

Han sido horas y horas diseñando a base de prueba y error para crear estos animales a tamaño real. Ngxola cuenta que tardaron tres meses en tratar de descubrir cómo hacer los huesos del kudú, su primera marioneta. La estructura es fundamental para que el movimiento sea lo más realista posible, pero los titiriteros también tienen un papel clave.

La marioneta de un kudú camina por las calles de la medina de Marrakech, Marruecos

La marioneta de un kudú camina por las calles de la medina de Marrakech, Marruecos Oussama Oulhiq

"Es algo espiritual, de verdad. [La marioneta y tú] tenéis que respirar juntos, os tenéis que sentir el uno al otro. Tienes que ser capaz de cerrar los ojos y sentir que [el resto de titiriteros que manejan la marioneta] están ahí", relata a RTVE.es una de las artistas encargadas de darle vida a estas marionetas, la joven británica India Martin. Esta titiritera explica que aunque los animales sean de materiales reciclados, pesan, y se necesita entrenar duro para poder manejarlos.

Martin, junto con cientos de artistas más de al menos 20 países diferentes, forma parte de Emerging Company (E-Co). Esta compañía se unió a 'La Estampida' en San Fernando, Cádiz, localidad donde se realizó el primer evento europeo. Ahí, los titiriteros que venían de participar en las actuaciones del Congo, Nigeria, Senegal y Marruecos enseñaron a los artistas de E-Co a manejar las marionetas.

"Los profesores dedicaron mucho tiempo a explicarnos los aspectos fundamentales. Cosas como la respiración, la emoción, la motivación, todo aquello que mueve a un animal. Es algo muy frágil, muy delicado, porque también tienes que interpretar al personaje, tienes que hacerlo respirar, que reaccione al mundo y asegurarte de escuchar atentamente [a tus compañeros]", explica Martin.

Ese aliento, ese movimiento, esa vida que tienen que dar a las marionetas es un reto para todos los artistas. Un gran reto físico y mental. "El entrenamiento es duro. Hay que mantener la marioneta y también la concentración, porque en cuanto la pierdes, la marioneta deja de estar viva", cuenta a RTVE.es otro de los titiriteros de E-Co, el canadiense Logan Robins. El joven artista resalta lo "desafiantes" que son estos animales de madera y cartón, "pero en el buen sentido". "Cuando logras darles respiración y movimiento es algo muy satisfactorio", confiesa Robins.

Pura simbiosis entre animal y persona; entre marioneta y artista. "Es algo mágico, es precioso", remata Martin.

'La Estampida' en África

Los titiriteros llevan las marionetas a través de República Democrática del Congo, Nigeria, Senegal y Marruecos para crear conciencia sobre el cambio climático a través de actos culturales y artísticos

anterior siguiente
6 Fotos 1 / 6 ver a toda pantalla
  • Marionetas de animales africanos, construidas con materiales reciclados, son manipuladas por titiriteros vestidos de negro a orillas de un río.  Posible espectáculo al aire libre.

    Marionetas y titiriteros en la Cuenca del Congo en Kinsasa, República Democrática del Congo (c) Berclaire for The Walk Productions

  • Marioneta de orangután de cartón, sostenida por una persona con camiseta negra, en un jardín botánico con abundante vegetación.

    Marioneta de un orangután en el Jardín Botánico de Kinsasa, República Democrática del Congo (c) Berclaire for The Walk Productions

El 28% de las especies está en riesgo de extinción

En estampida, decenas de cebras, leonas, kudús y orangutanes se pierden por las calles de Madrid. "Están enfadados con nosotras porque les estamos quitando tooodo el espacio donde viven", le explica una madre a su hija, que no puede parar de mirar estas marionetas tan realistas y se asusta cuando la cebra resopla tan cerca de ella. "Chicos, sé que hace calor, pero ¡mantened esa energía!", anima a los titiriteros Nizar Zuabi, el director artístico, pendiente de cada detalle del desfile. De aquí, las marionetas seguirán escapando a través de Francia, Italia, Reino Unido, Dinamarca y Noruega. Hasta llegar al círculo polar ártico; lo más al norte posible, lo más frío posible.

Estos 20.000 kilómetros del trópico al Ártico es un reflejo de las migraciones hacia climas más fríos que la crisis climática está forzando a hacer a ciertas especies. Muchas huyen al Polo Norte o al Polo Sur y las que viven en montañas suben hacia latitudes más altas. Es donde pueden encontrar alimento, criar o aparearse.

Algunos datos: el hielo del Ártico se ha reducido un 95%; el nivel medio del mar ha alcanzado un máximo histórico; islas en el Pacífico como Tuvalu o San Bernardo en el Caribe están desapareciendo; la capital de Indonesia, Yakarta, se hunde. Además, 2024 fue el año más cálido jamás registrado; al menos 42.000 personas se vieron afectadas por los incendios forestales en Europa en 2024 y otras 335 personas murieron por tormentas e inundaciones, más de la mitad en Valencia por la dana. El 28% de las especies está en riesgo de extinción y la inseguridad alimentaria sigue empeorando por los efectos del cambio climático.

"Hay una brecha muy importante entre acción y ambición. Y resulta evidente que no podemos seguir con este ritmo. Hay que revertirlo (...) Se trata de cambiar el modelo de sociedad y económico que llevamos construyendo durante prácticamente varios siglos en apenas unas décadas. Pero realmente, no nos queda otra", alerta el técnico de Clima y Energía de WWF España, Sergio Bonati.

Los expertos coinciden en que el norte global es el que más contamina y el sur global, el que más sufre los efectos de la crisis climática. Según la plataforma Africa Climate Insights, el continente africano "contribuye con menos del 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, sufre las consecuencias más graves del cambio climático".

"La conservación se basa en la emoción"

Migrar es inherente al ser humano. Así se pobló el planeta, así se formó la humanidad. También es inherente a los animales: las grandes migraciones de casi dos millones de ñus y cebras en el Serengueti, el viaje de miles de kilómetros de las ballenas jorobadas a través de los océanos del planeta, el vuelo de cientos de mariposas monarcas que cruzan Norteamérica, la travesía de Polo Norte a Polo Sur del gaviotín del Ártico.

Pero ahora, esas migraciones se ven modificadas por el cambio climático, provocando que todo el ecosistema cambie. "Hay ciertos lugares del mundo [donde] la capacidad del ecosistema para volver a su condición inicial de equilibrio ha pasado el punto de no retorno", alerta el científico del Museo Nacional de Ciencias, Robert Wilson, y pone como ejemplo el colapso de un glaciar en los Alpes suizos a finales de mayo que sepultó el pueblo entero de Blatten. Aunque Wilson aporta una gota de esperanza: "A nivel mundial tenemos margen de tiempo para poder corregir las causas [del cambio climático]".

Cada vez estamos más desconectados de la naturaleza. Las megaurbes roban el espacio a lugares verdes; los residuos de las ciudades contaminan las aguas de los ríos y nuestras industrias emiten una gran cantidad de gases de efecto invernadero. La naturaleza es fundamental para nuestra supervivencia, nuestro bienestar y nuestra salud, pero aún así, el ser humano es el primer causante del cambio climático y de las extinciones de los animales, según coinciden los expertos.

Cada galope y cada rugido de estas marionetas pretende ser un golpe de conciencia; un golpe de realidad. "La idea es poner delante de la gente esta emergencia; no con hechos científicos, sino con emociones", decía en una entrevista con The Guardian la productora de 'La Estampida' en Senegal, Sarah Desbois.

Uno de los biólogos más reconocidos del mundo, George Schaller, dijo una vez que "se puede hacer la mejor ciencia del mundo, pero a menos que haya emoción de por medio, no es realmente relevante. La conservación se basa en la emoción. Proviene del corazón y nunca lo debemos de olvidar".