El Gobierno devuelve siete cuadros incautados por el franquismo durante la Guerra Civil
- Los beneficiarios son los familiares del primer alcalde de Madrid de la Segunda República, Pedro Rico
- Los cuadros estaban dispersos en cinco museos nacionales
El Gobierno ha devuelto siete obras incautadas durante la Guerra Civil a la familia de Pedro Rico, abogado y primer alcalde republicano de Madrid. Así lo ha anunciado este jueves el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que ha presidido el acto de restitución de las obras en el Museo Nacional del Prado: "Es un acto de justicia y reparación histórica. Estos cuadros cuentan una historia de reparación tardía. Sería imposible sin las familias que sufrieron esas violencias", ha indicado.
Las obras se encontraban dispersas en cinco museos nacionales: La Nota de prensa romería estaba en el Museo Nacional del Romanticismo; El viático y El bautizo, en el Museo del Traje; Romería, en el Museo de Bellas Artes de Valencia; Salida de toreros, en el Museo de Málaga; y Escena de majos y celestina y Asalto a la diligencia, en el Museo Nacional del Prado.
Una de las obras recuperadas por el Gobierno tras haber sido incautada durante el franquismo. Ricardo Rubio / Europa Press
"La Madrid de Rico encarnaba una preocupación por la cultura"
Urtasun ha dedicado unas palabras a Pedro Rico por su trabajo durante la Segunda República: "Impuso el desarrollo del transporte público, la primera Feria del Libro de Madrid en el Paseo de Recoletos y la Ciudad Universitaria. El Madrid de Rico fue el de la eclosión de la Generación del 27, cuyo legado seguimos reflejando. Una ciudad que encarnaba una preocupación por el arte, la cultura y su gente", ha confesado.
Además, el ministro ha hecho hincapié en una de las reformas del alcalde durante su mandato: "Abrió la Casa de Campo para 'recreo e instrucción de los vecinos del pueblo de Madrid'. Así descartó el uso de este parque para la especulación urbanística y suscribió las grandes reformas del Gobierno de la Segunda República", ha apuntado.
Una mirada al pasado: "Detrás de estos cuadros hay una familia y una herida"
El ministro de Cultura ha aprovechado la ocasión para recordar cómo la etapa de represión del franquismo hizo que se diese un estancamiento nacional: "En 1923, tras el golpe militar, aquellos ensayos de progreso fueron interrumpidos por la guerra. El Gobierno de la Segunda República salvaguardó miles de bienes culturales", ha señalado.
"Hoy, esas piezas las entregamos a sus legítimos propietarios. Detrás de cada uno de estos cuadros hay un relato y un expediente. Hay una familia y una herida. Resuena en cada tela el fragor de las bombas, el silencio de una dictadura, el olvido, la desmemoria y la memoria, hoy, otra vez recuperada. Son el espejo de un siglo y el retrato de nuestra historia felizmente restaurada. Es un trabajo tan sólido e invisible como las raíces de un árbol: no se ven, pero está ahí, sosteniendo el milagro que hoy estamos logrando", ha indicado.
El ministro también ha agradecido a la familia de Pedro Rico y al Museo del Prado, entre otros, y ha reflexionado: "Resulta conmovedor que aquel periodo de muerte y represión no consiguiese borrar el rastro de lo que estamos celebrando hoy aquí en este acto: la cultura como emblema".
Los nueve museos estatales que han identificado entre sus fondos bienes procedentes de incautaciones realizadas durante la Guerra Civil e inmediata posguerra son el Museo del Traje-Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico, el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional del Romanticismo y el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo Nacional de Antropología, el Museo de América y el Museo Sorolla, en Madrid; el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias Gonzalez Martí, en Valencia; y el Museo Nacional de Escultura, en Valladolid.
Además, se ha identificado una pintura conservada en la sede del Ministerio de Cultura con el mismo origen.
6.000 piezas incautadas por el franquismo
En el acto también ha participado el presidente del Patronato del Museo Nacional del Prado, Javier Solana, que ha calificado el momento de "histórico" y le ha dado la enhorabuena a la familia. "Os devolvemos lo que es vuestro. Os lo merecéis", ha señalado.
Por otro lado, la subdirectora general de museos estatales del Ministerio de Cultura, Mercedes Roldán Sánchez, también ha estado en el acto y ha desvelado más detalles de cómo se recopilaban las piezas de arte en tiempos de guerra: "Las obras siempre permanecieron en concepto de depósito, nunca fueron adquiridas por el Estado. La Junta de Incautación adquiría las obras para protegerlas durante la Guerra Civil. Algunas de ellas han sufrido robos, recuperaciones o movimientos de un museo a otro. Ha sido una investigación apasionante de ese periplo", ha indicado.



Esta es una de las piezas.
Según vamos, tengo noticias documentales
de las que fueron entregadas por la Junta Republicana
al almacén depósito del Museo del Prado.
Pero fíjate Arturo cómo está el estado de conservación
de que prácticamente no hay capa pictórica.
Es un es una pena.
Arturo Colorado, Catedrático Emérito de la Universidad Complutense
de Madrid
y Andrés Úbeda, Director de Conservación e Investigación
del Museo del Prado,
conversan sobre una de las 25 piezas de su colección que aparecen
en la lista de obras incautadas durante la Guerra Civil
publicada por el museo.
Yo creo que fueron obras entregadas a veces por milicianos
o personas que salían del frente
y pensaban que tenía valor y lo tiene,
y lo entregarían a la Junta Republicana
para que ésta procediera a su depósito en algún lugar
para escapar de los bombardeos.
Con la probable intención de devolverlo a la ermita,
a la parroquia de donde venga, pero que aquí quedó por sorteo.
Pero reintegrar las obras a sus legítimos propietarios
más de ocho décadas después no será una tarea sencilla.
Por el momento, y a falta de su desarrollo reglamentario,
la Ley de Memoria Democrática,
que ha entrado en vigor esta misma semana,
reconoce el derecho al resarcimiento de los bienes incautados,
incluyendo las obras de arte.
Según las últimas investigaciones,
durante la guerra y la posguerra se calcula
que fueron trasegados
y desubicados unos 17 000 bienes culturales.
Menos de la mitad fueron devueltos a sus dueños
y otros depositados en museos y otros lugares.
Pero se estima que unos 600 siguen desaparecidos.
Durante la posguerra franquista,
el franquismo devolvió una parte de esas obras
a sus legítimos propietarios
y otra parte de las obras que se pueden calcular
hasta la fecha 8000, de las 17 000
que hemos controlado, fueron desubicadas, fueron
entregadas en depósito a museos,
a la Iglesia, a organismos públicos e incluso a particulares.
Arturo Colorado es el coordinador de la investigación abierta
por el Museo del Prado.
Por ahora el museo ha hecho pública una lista de 25 obras incautadas
y depositadas en él,
pero quiere averiguar si existen más en la misma situación.
Queremos llegar hasta el final del conocimiento,
allí hasta donde sea posible,
del conocimiento de la procedencia de estas obras.
Y en segundo lugar,
el proporcionar toda esta información
a quien quiera poseerlas con el objetivo
que considere oportuno y con la pretensión final de conocer
los legítimos propietarios.
Para entender este asunto hay que situarse
en el contexto histórico y por lo tanto,
partir del golpe militar contra la República
que se produjo en julio del año 36.
Primero, la reacción revolucionaria contra ese golpe de Estado
con la quema de iglesias,
ocupaciones de palacios que se produjo realmente,
y la decisión del Gobierno
de la República de atajar esos movimientos, digamos,
que producían destrucción en el patrimonio.
Y así, nada más estallar la guerra,
el gobierno republicano creo la Junta del Tesoro Artístico.
Un organismo encargado de localizar las obras de arte,
incautarlas y almacenarlas, para protegerlas,
en grandes depósitos.
Uno de ellos, fue el Museo del Prado.
El grado de conocimiento del procedimiento de acceso
de llegada al Museo del Prado es muy diverso.
Tenemos algunas obras, no tantas,
en las que conservamos incluso el acta de depósito.
Es decir, no existe ninguna duda sobre la naturaleza
de obras incautadas fundamentalmente por la República a través
de la Junta de incautación.
Eso es un grupo relativamente pequeño y frente a ese grupo
Una vez acabada la guerra,
los bienes culturales incautados fueron entregados
al Servicio de Defensa del Patrimonio Nacional franquista
que sería el encargado de las devoluciones.
Sin embargo,
algunos de los legítimos dueños habían marchado al exilio
por su relación con la República.
Las incautaciones se convirtieron, de facto,
en auténticas confiscaciones.
Fue el caso de Pedro Rico, alcalde de Madrid
por Acción Republicana,
cuya familia está reclamando ahora la devolución de sus bienes.
Estamos ante una oportunidad maravillosa de poder
hacer justicia con algunos hechos ocurridos en una época tan,
tan dura como la guerra civil española.
Y existiendo herederos vivos que pueden acceder a un legado
que tenía que haber continuado en su familia y no ocurre así.
Era un hombre pues muy, muy divertido.
Le encantaba, no sé, recorrer el Madrid continuamente.
Y en fin, yo creo que era un hombre pues de estar en la calle.
Vamos, sí había alguna situación,
le daba un mitin al sereno, popular y campechano,
Pedro Rico fue elegido alcalde de Madrid
en las trascendentales elecciones municipales
de abril de 1931
que culminarían con la proclamación de la Segunda República.
Fue el encargado de entregar la Casa de Campo,
hasta entonces propiedad de la monarquía,
al pueblo de Madrid.
Durante la guerra huyó al exilio en Francia,
donde fallecería en 1957 sin saber qué pasaría
con su colección de arte y su biblioteca.
Lo que sí conocí desde el principio de que era pequeñita,
era el, el asunto de la biblioteca.
O sea, eso es que es una cosa que a mí no me entraba en la cabeza.
Cómo se podían coger una, una biblioteca de 2000 libros
y que si no sé qué,
que si se la habían llevado a no sé dónde a tal, en fin.
Amante del arte y del toro,
reunió una colección de pinturas de Lucas Villamil
y otros pintores del siglo XIX,
con escenas populares y taurinas.
En las actas de incautación levantadas por la Junta republicana,
constan 25 cuadros cuyo paradero ahora se conoce gracias
a los archivos del Instituto del Patrimonio Cultural Español
y otras instituciones.
Ha sido un trabajo conjunto durante estos meses con la abogada
mano a mano, con la abogada, de nuestros técnicos
para conseguir encontrar prácticamente el paradero de todas
esas 25 obras e incluso de algún bien más que gracias a los fondos,
a los documentos de nuestros archivos
que para esa época en concreto se custodian
en el Centrode la Memoria Histórica en Salamanca,
pues pudimos encontrar que además de las pinturas,
pues había una alfombra
que de la que no tenía constancia la familia.
En nuestra Constitución, en su disposición,
disposición derogatoria, dice que cualquier acto,
cualquier norma anterior a ella que se oponga a su contenido
queda automáticamente derogada.
En teoría deberíamos considerar que hay que revisar la legalidad
de esos actos.
Además de las obras incautadas por la Junta republicana
y luego apropiadas por la dictadura,
están aquellas que fueron confiscadas directamente
por las tropas y los servicios franquistas.
Se puede citar el caso del Pedro Rico,
como ya hemos hablado,
el caso del coronel republicano José Ricardo, por ejemplo,
y la colección de la Sota, de Ramón de la Sota,
un naviero nacionalista que fue multado con 100 millones
de pesetas de la época y todos sus bienes muebles
e inmuebles confiscados.
Ramón de la Sota y Llano, había creado a finales del siglo XIX
un imperio empresarial basado en la minería
y el comercio marítimo.
Él y su hijo, Ramón de la Sota Aburto,
estuvieron ligados al Partido Nacionalista Vasco
y por eso, al acabar la Guerra Civil
fueron sometidos a un proceso político ,
con el patriarca de la familia ya fallecido
y el hijo en el exilio.
Ramón Aburto se fue al exilio dejando toda su colección
de arte en su sitio,
porque nunca pensó o nunca supo lo que le iba a venir encima.
Y entonces el régimen franquista requisó todas sus obras,
pese a las quejas del director del Museo de Bellas Artes,
entonces Manuel Losada, quien se ofreció a guardar, digamos,
la colección de Arte.
En el museo se llevaron todas las obras a Burgos
y de ahí, en torno a un tercio de las obras desaparecieron.
Había obras, por ejemplo,
procedentes de la familia de la Sota,
en el despacho de don Ramón Serrano Súñer.
El cuñadismo de Franco.
Y ahí tenía obras de Goya, del Greco, de Morales,
que eran procedentes de la incautación
de aquellas colecciones, de aquellos exiliados
que habían marchado fuera de España y cuyas colecciones
fueron incautadas y repartidas a distintos destinos.
En un organismo público, el Parador de Almagro,
se encontraban los dos cuadros que el pasado septiembre
fueron devueltos a los herederos de Ramón de la Sota gracias
a un acuerdo pre judicial con el Ministerio
de Industria Comercio y Turismo.
La recuperación de estos dos cuadros
para mí es un homenaje a Ramón de la Sota Aburto,
quien se fue al exilio, vivió en el exilio, y murió en el exilio.
Y tuvo la gran generosidad de luego, de dejar un legado importante,
artístico a diferentes museos en Euskadi.
Es un hito histórico porque nos enfrentábamos
a un escenario legal adverso,
en el sentido de que las reclamaciones anteriores
no habían tenido una resolución favorable en favor
de su restitución
y tampoco existe una normativa específica para atenderlas.
Gracias a un rico archivo familiar con un amplio epistolario
que demuestra que la familia De la Sota
nunca había dejado de reclamar la devolución de sus bienes,
los cuadros localizados en Almagro,
Retrato de caballero, de Frans Pourbus el Joven,
y Retrato de la reina María Cristina de Borbón, de Vicente López,
ahora se encuentran depositados
en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Pero no fue sólo arte lo que el franquismo confiscó
a la familia de la Sota.
A resultas del proceso político,
la familia perdió el control del grupo empresarial.
E incluso su domicilio familiar, el Palacio de Ibaigane,
hoy sede de la Fundación del Athletic Club de Bilbao,
les fue incautado.
No solamente se lo juzga a un señor muerto
y se le condena a un señor muerto,
sino que se le atribuye delitos que habían incluso pasado en 1893.
Con esto te quiero decir que la familia nunca supo
o entendía que iba a haber tal revanchismo contra la familia
y se le aplicó una serie de responsabilidades
y delitos que no se cometieron, primero.
Segundo, se le impuso una serie de multas para expropiar
sus empresas y sus bienes de una forma
perfectamente orquestada en el que, y todo hay que decirlo,
una serie de personas se beneficiaron increíblemente bien.
La verdad histórica se está imponiendo sobre algo
que había estado oculto durante décadas.
Pero sin duda alguna,
toda restitución lo que pretende es restituir y por lo tanto,
el hecho de que la devolución de los cuadros sea efectiva
y se produzca desde el punto de vista legal,
es incuestionable.
Una reparación efectiva que,
afortunadamente, se ha podido llevar a cabo en el caso de los cuadros
hallados y devueltos a sus legítimos propietarios.
Pero quedan miles de incautaciones,
confiscaciones e incluso expolios pendientes
de ser investigados y, llegado el caso, restituidos.
Cada caso es particular y cada caso tiene dos esferas.
La esfera de lo moral, la esfera de lo ético,
y la esfera de lo legal.
En la esfera de lo moral y de lo ético, desde luego,
el Ministerio de Cultura tiene que actuar
con la máxima transparencia y colaboración.
Y en la esfera de lo legal,
lo que tenemos que hacer siempre es ponernos a disposición del juez,
que encada caso tenga que armar un expediente
con toda esta historia,
que es como como vemos es enorme y tomar una decisión
que considere que es la justa, la adecuada.
La Ley de Memoria Democrática, ya en vigor, establece el derecho
de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura al reconocimiento
y la reparación integral por parte del Estado.
Una exigencia que requiere de voluntad política,
instrumentos legales y, sobre todo, un mayor conocimiento
de nuestra historia.
Hemos llegado al final.
Ya saben que pueden volver a ver nuestros reportajes en RTVE Play,
y en las redes sociales.
Nos vemos el próximo sábado.
Adiós.
El Ministerio de Cultura publicó en junio de 2024 el inventario de obras, que ya cuenta con casi 6.000 piezas, según ha actualizado el propio Urtasun, que fueron incautadas por el franquismo durante la Guerra Civil y que se encuentran en los museos estatales, abriendo la puerta a familiares y herederos a reclamar su devolución.
En el registro, aparecen piezas que ya se sabía de su presencia, como las de la colección Weissberger, ubicada actualmente en el Museo de Artes Decorativas o, una acuarela de Sorolla, ubicada en el Museo Sorolla.