Inocentes entre rejas: "Me identificaron y empezó la pesadilla"
- Ahmed estuvo 15 años en prisión siendo inocente y como él muchos otros
- En España, un 20% de los errores judiciales tienen que ver con las identificaciones
*En Portada estrena cada miércoles —a las 22:00 h. en RTVE Play y en La 2— un documental producido por RTVE
Estremece solo imaginar la impotencia que tuvieron que sufrir nuestros protagonistas. Inicialmente, todos pensaban que el error se aclararía rápidamente. Eran inocentes y confiaban en la justicia. El tiempo demostró que la justicia se equivoca hasta el punto de destrozar vidas durante años. Ahmed y Jorge son el ejemplo de inocentes que acabaron en la cárcel por error. Aunque sorprenda, a día de hoy, muchos otros están en prisión y nunca podrán demostrar su inocencia, así lo explica un juez experto en derecho penal.
De ahí la necesidad de realizar este documental, ya que nadie está libre de verse en una situación así. Todas ellas son historias que bien podrían formar parte de una película. La realidad en estos casos ha superado con creces a la ficción.
Quince años en la cárcel, sin rencor hacia las víctimas
Ahmed Tommouhi tiene una mirada limpia, tranquila y una voz calmada. Le cuesta hablar castellano, su nieta Firdaous nos traduce. Para ella su abuelo es un ejemplo de lucha y sobre todo de resistencia. Ahmed pasó 15 años en la cárcel acusado de unas violaciones que no cometió.
Fotografía de Ahmed Tommouhi junto con su nieta.
Ruedas de reconocimiento mal ejecutadas, restos de ADN que en su día no se tuvieron en cuenta, testigos que no llamaron a declarar en el juicio, y así continúan los errores. El resultado: condenas que sumaban más de 160 años de cárcel. Las víctimas lo reconocieron sin género de dudas. "Yo no guardo rencor hacia las víctimas, no las conozco", nos dice Ahmed. "Yo guardo rencor hacia los jueces porque tenían todo encima de la mesa para demostrar que no era yo y me condenaron, igual yo no tengo sentimientos, ¿qué clase de justicia es esta?", se sigue preguntando a día de hoy.
Fotografía de Ahmed Tommouhi durante la grabación de la entrevista.
Estando en la cárcel se seguían cometiendo violaciones con la misma forma de operar. Fue entonces cuando detuvieron a otra persona, muy parecido a él físicamente. El ADN encontrado en la ropa de una de las víctimas demostró que era del recién detenido. Así consiguió que anulasen una de las causas, pero quedaban otras dos por demostrar con lo que siguió en la cárcel. Le ofrecieron el indulto, pero él lo tenía claro, lo rechazó: "Ningún inocente va a aceptar un indulto. El indulto es para los culpables. Yo quería que me devolvieran mi libertad".
También anularon la segunda condena y recientemente, el Supremo acaba de anular la tercera y última condena por aquellas violaciones. Su sueño era, según nos dijo en su entrevista, que "me dejen limpio, como estaba al llegar aquí, para poder volver a Marruecos en paz". Ahora podrá cumplirlo.
De la cárcel salió otra persona totalmente distinta
"En la cárcel entró una persona y salió otra totalmente distinta". Así lo explica Delia Trigo, madre de Jorge Casaleiro. Su hijo fue condenado por presuntamente robar 50 euros a un anciano al que maniató. Un testigo le reconoció en una rueda de reconocimiento. Con esa única prueba entró en prisión pese a que había un pasamontañas y se recogieron huellas. Su juicio se celebró sin esperar los resultados de las pruebas de ADN que lo exculpaban.
Fotografía de Jorge Casaleiro junto a su madre
Meses después, estando entre rejas, sufrió un brote psicótico que cambiaría su vida. Según recuerda Jorge, "fue por el estrés y la angustia de estar allí". Su madre Delia Trigo insiste en que a su hijo la cárcel le destrozó la vida. "Él trabajaba, instalaba parquet, después del brote ya no es el mismo, toma siete pastillas cada noche, no duerme". El medicamento lo tiene atado y es difícil, según nos dice, que pueda volver a trabajar.
A pesar de todo esto, el Supremo ha rechazado indemnizarlo porque considera que no hubo errores. Asegura la sentencia que juzgaron con los elementos de los que disponían en ese momento. Una situación incompresible para su abogado Guillermo Presa. “En la justicia nunca hay autocrítica, jamás y los sesgos con insoportables, porque no es lo mismo ir a un juicio con un gitano que ir con un payo” por eso pide a los jueces más profesionalidad y sensibilidad.
Un abogado confundido con un ladrón
"Dime todas las personas que están en la cárcel solo por una rueda de reconocimientos y te aseguro que la mayoría son inocentes”. Así lo piensa José Manuel Rodríguez, abogado, que vivió en sus propias carnes la pesadilla de ser identificado por numerosas víctimas en ruedas de reconocimiento. Temblaban al verlo. Le condenaron a nueve años de cárcel por atracar numerosos bancos en Galicia.
Durante años apuntaba dónde y con quién estaba cada hora, cada día. Cambiaba su fisionomía, se dejaba perilla, pelo largo, luego bigote, incluso pensó en hacerse una marca en la cara para diferenciarse del verdadero atracador. "Era yo, era yo, daba igual los testigos que presentase, yo no era el presunto inocente, era el presunto culpable", comenta desde su despacho en Ourense.
"Pensé que no volvería a ver a mis hijos, porque no permitiría que me visitaran jamás en prisión", asegura.
Fotografía de José Manuel Rodríguez.
Tenía que demostrar su propia inocencia y encontró cómo hacerlo. Cada día firmaba ante notario a las 9 y las 14 horas, coincidiendo con el horario de apertura de los bancos, que eran las horas en las que se producían los robos. Hasta que un día se produjo un atraco en Caldas de Reis y "coincidió por fin". "Pude demostrar que no era yo porque tenía el acta notarial firmada a esa hora en Ourense", rememora y terminó así su pesadilla. A su casa se llevó 182 actas notariales.
La memoria es muy poco fiable
Los expertos en psicología del testimonio no se cansan de repetirlo. "No nos podemos fiar de nuestra memoria", así de tajante lo explica Antonio Manzanero, director de investigación en psicología del testimonio de la UCM. "En general pensamos que la memoria funcionaria como una cámara de video y no es así, "nuestra memoria es en el mejor de los casos una mala caricatura de la realidad".
Es más, matiza el experto, "lo recuerdes no significa que ocurriera". Por este motivo, insisten en recordar que el margen de error en identificaciones es muy alto. "En EE. UU. un 70% de los errores judiciales tienen que ver con las identificaciones", explica.
Fotografía de Antonio Manzanero, director de investigación en psicología del testimonio de la UCM.
En España estaríamos en un 20%. "Muchos jueces basan sus decisiones en la prueba de identificación", recuerda también Margarita Diges, catedrática de psicología de la memoria de la UAM, quien insiste en tener en cuenta otros factores. "Nos tenemos que poner en la situación y ver en una situación de estrés, cuánto tiempo pudo realmente verle la cara, con qué nitidez. Cuando hay gente que dice que lo ha visto a 100 metros", asegura Margarita, "resulta muy difícil que haya podido verlo".
Fotografía de una ficha policial antigua.
"Esta es una de las cosas que no suelen mirar los juristas". El ejemplo lo tenemos en uno de los casos que abordamos en este trabajo. Houcine Nmeg, un joven camionero que podría entrar en prisión este mismo año, teniendo como única prueba contra él una rueda de reconocimiento, a pesar de que en el lugar de los hechos se recogió un guante y un pasamontañas que se podrían analizar. La juez que lo condena ha rechazado hacer estas pruebas porque no se pidieron en primera instancia.
Intentando mejorar el sistema
Buscando una mejora del sistema encontramos en Anteproyecto de Ley de Enjuiciamiento criminal 2020. José Luis Ramírez ha formado parte de la comisión redactora. El primer gran avance de este anteproyecto es que impide condenar a una persona tenido como única prueba una identificación, así lo explica el juez Ramírez. Es decir, para condenar necesitará otros elementos de corroboración como geolocalización o tener en su poder un objeto de la víctima, por ejemplo. Aunque parezca increíble, algunos jueces siguen dando una importancia preponderante a las identificaciones.
Fotografía de José Luis Ramírez.
Un ejemplo lo tiene el abogado Guillermo Presa. Cuenta el caso de un cliente que fue identificado por la nariz. "No hubo manera de tumbar ese reconocimiento, esto es algo que no se puede permitir", defiende. Por eso cada vez son más las voces que piden más profesionalidad y más autocritica a jueces, policías, fiscales y abogados para evitar, según apuntan, a que sigamos mandando a prisión a más de un inocente y a su vez dejando en libertad a los verdaderos culpables.