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Análisis

Los desafíos del nuevo Ejecutivo alemán tras el acuerdo de coalición para investir a Merz

  • Friedrich Merz empieza como un pato cojo al no conseguir la mayoría suficiente en la primera votación para canciller
  • Uno de los retos principales es lidiar con la formación extremista de derechas AfD, más fuerte y más radical que nunca
Los desafíos del nuevo Ejecutivo alemán tras el acuerdo de coalición para investir a Merz
El canciller alemán, Friedrich Merz, firma el acuerdo de coalición el pasado 5 de mayo. Filip Singer / EFE/EPA
PILAR REQUENA (EXCORRESPONSAL EN BERLÍN Y DIRECTORA DE DOCUMENTOS TV)

Con el acuerdo de Gobierno firmado el lunes entre los cristianodemócratas y los socialdemócratas (SPD) de Lars Klingbeil se daba el último paso para el comienzo de la nueva gran coalición, la quinta en la historia de la Alemania federal. Pero Merz y su Ejecutivo no lo van a tener fácil. La hipoteca de no haber conseguido la mayoría necesaria en la primera votación debilita al nuevo canciller, aunque haya resultado investido en segunda votación. Nunca había ocurrido en la República Federal.

Además de sacar al país de las múltiples crisis que padece, tienen que vérselas con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), el segundo partido más votado y el primero de la oposición en el Parlamento alemán. Sus diputados son ahora más y también más radicales.

Otra de las prioridades es devolver al país al lugar que le corresponde en Europa y en el mundo.

Responsabilidad en un camino lleno de obstáculos

El acuerdo de coalición lleva 'Responsabilidad para Alemania' como título, algo que no han cumplido los "disidentes" que no han votado en la coalición a favor de Merz en la primera votación. Es complicado saber quiénes son porque el voto es secreto, pero no se puede ignorar lo ocurrido. La estabilidad es imprescindible para sacar al país de la crisis.

El líder de la CDU, Friedrich Merz, ya dijo que la nueva coalición quiere impulsar Alemania con reformas e inversiones, a sabiendas de que Europa espera que su país vuelva a aportar una contribución decisiva al proyecto común. "Estoy muy seguro de que conseguiremos gobernar con fuerza, de forma planificada y digna de confianza", aseguró.

Un acuerdo sensible

El camino que tiene por delante está lleno de curvas y puede derrapar si comete cualquier error. Conservadores y socialdemócratas consiguieron cerrar el acuerdo de gobierno antes de Pascua, como se había propuesto Merz. El objetivo es reactivar la economía y limitar la inmigración. Las políticas principales se centrarán en disminuir la carga impositiva, flexibilizar el mercado laboral, reducir la burocracia, el número de cargos y funcionarios, limitar las ayudas sociales si se rechazan ofertas de empleo, crear un Consejo de Seguridad Nacional o reformar y rearmar el Ejército.

En migración se rechazarán solicitudes de asilo en las fronteras "en coordinación con nuestros socios europeos". El derecho de asilo sigue y no habrá reagrupación familiar en dos años para quienes tengan asilo subsidiario. Se suprime la nacionalización acelerada a los tres años, introducida por la coalición semáforo, y el periodo de espera seguirá siendo de cinco.

El líder de la CDU consigue, por fin, ser canciller, 23 años después de que Angela Merkel le desbancara de la presidencia del grupo parlamentario y siete después de su regreso a la política tras años en la empresa privada. Pero, bajo su liderazgo, su partido ha obtenido el segundo peor resultado de su historia en unas elecciones federales. Y tendrá que ganarse de nuevo a la parte de su electorado que se siente engañada por el pacto con socialdemócratas y Verdes para flexibilizar el freno al endeudamiento y obtener fondos especiales para defensa e infraestructuras.

Reinventarse para sobrevivir

Alemania es un país amante de la estabilidad y la seguridad. Pero el modelo alemán basado en buenas relaciones con Rusia para tener energía barata, con China —antes cliente, ahora competidor— para asegurarse un gran mercado y en el paraguas de Estados Unidos para la seguridad ya no funciona. Y Alemania tiene que reinventarse de nuevo.

Si la gran coalición quiere tener éxito, será decisivo aplicar rápidamente las medidas previstas y aparecer unida. Han de cambiar también el estado de ánimo en el país y volver su mirada hacia el este y escuchar a sus ciudadanos. En el exterior, el fin es fortalecer Europa y contribuir a la estabilidad internacional, con Donald Trump en la Casa Blanca y Vladímir Putin en el Kremlin. Merz ya ha dicho que, ante un abandono de Europa por Trump, luchará por una Unión Europa más fuerte y unida, empezando por la seguridad y la defensa.

Las dos partes saben que el fracaso no es una opción. El país no está para experimentos y la no elección de Merz como canciller en la primera votación hace presagiar negros nubarrones, si los líderes de las fracciones parlamentarias de la coalición no consiguen que sus diputados cierren filas con el nuevo gobierno. Hay que Es un matrimonio de conveniencia que debe ser eficaz y duradero. El país no está para experimentos. Tienen que resolver varias crisis al mismo tiempo, la económica, la migratoria, la energética, la automovilística, la de las infraestructuras, la de la confianza, la de la digitalización y más. Y mantener el cordón sanitario a la extrema derecha, a la vez que se la debilita. La clasificación de la AfD como "extremista de derecha" por parte de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, los servicios secretos internos, complica la situación.

La AfD, combativa y agresiva, es el gran desafío

Según el dictamen del pasado viernes de la Inteligencia interior alemana, las ideas de Alternativa por Alemania son incompatibles con la Constitución. Las violaciones del principio de dignidad humana consagrado en la Carta magna alemana justifican esta medida. En Berlín se ha reabierto el debate sobre su ilegalización.

Además, la Oficina para la Protección de la Constitución ve en la AfD una "agitación continua" contra los refugiados y los inmigrantes, así como una desvalorización generalizada de los musulmanes. Y certifica que el partido tiene una "concepción étnica" basada en el origen y la ascendencia. Todo esto hace que no pueda ser tratado como un partido normal. En la campaña electoral, la líder de la AfD, Alice Weidel, utilizó el término extremista "remigración" y afirmó que Adolf Hitler era comunista. El partido mandó imprimir corazones azules con el lema "Alice für Deutschland" (Alice por Alemania), inspirado en el eslogan prohibido de las SA "Alles für Deutschland" (Todo por Alemania).

Nunca antes en la historia de la República Federal había habido un partido extremista a la derecha de los conservadores con un 20,8%. La segunda fuerza más votada en las elecciones de febrero, pero algunas encuestas la han llegado a situar en las últimas semanas como la primera en intención de voto. La AfD ha prometido una oposición dura y acelerar poniendo dos marchas más con la idea de "cazar", sobre todo a los cristianodemócratas de Merz que tiene claro que tiene que solucionar los problemas para quitarle el sustento a la AfD.

Quizás esta gran coalición sea la última oportunidad. La AfD supo convertir su tema estrella, la migración, en el principal de la campaña electoral. Los demás le siguieron y la grave crisis que vive el país quedó en un segundo plano. El reto ahora es lograr que Alternativa para Alemania no consiga imponer sus discursos en el Bundestag ni en el debate público y lograr debilitarla.

AfD exige la rectificación de la inteligencia alemana que le clasifica como "organización extremista de derechas"

Se mantendrá el cordón sanitario, pero nadie puede ignorar los más de diez millones de votantes que tiene detrás. Alemania del Este es claramente el bastión de la extrema derecha, como lo fue desde el principio de la unificación. Si el Gobierno no desarrolla una política clara en y para esa zona del país cometerá un tremendo error que jugará a favor de la AfD.

El partido pasará ahora a estar sometido a vigilancia especial por los servicios secretos internos, pero su prohibición o el debate sobre su ilegalización podrían no ser lo más apropiado en estos momentos. Jugarían el papel de víctimas y eso podría fortalecerles o hacerles más atractivos, en lugar de debilitarles.

Es un desafío para la democracia y los partidos democráticos que tienen que ponerse a trabajar más pronto que tarde en devolver la confianza a la población. AfD va a ser más agresiva y radical. Ha dicho que la decisión de los servicios secretos internos es una vergüenza y antidemocrática. Ya ha presentado una demanda contra esa reclasificación ante el Tribunal Administrativo de Colonia. Durante el proceso, tendrá acceso al informe y también la prensa y la sociedad podrán conocer más detalles de su contenido.