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'El cuento del zar Saltán' llega al Teatro Real con la magia del mar de Rimski-Kórsakov

  • La ópera del compositor ruso sobre una isla mágica, un cisne y un zarévich puede verse desde el 30 de abril
  • El Teatro Real acoge siete funciones de esta premiada coproducción con el Théatre Royal de La Monnaie
'El cuento del zar Saltán', la ópera de Rimski-Kórsakov, llega al Teatro Real
Fragmento del cartel de 'El cuento del zar Saltán' Teatro Real

La isla de Buyán, perdida en medio del mar, acoge a un cisne mágico, al zarévich Guidón y a su madre la zarina Militrisa. Los naúfragos han llegado en un barril y allí se enfrentan a diversas pruebas y desafíos arropados por la música de Rimski-Kórsakov, el compositor que "mejor refleja los sonidos y las sensaciones del mar", según el director musical Ouri Bronchti. Ese es el argumento de El cuento del zar Saltán, una ópera estrenada hace 125 años y que ahora llega a España.

Basada en un poema de Aleksandr Pushkin con libreto de Vladímir Belski, el Teatro Real ofrece del 30 de abril al 11 de mayo siete funciones de esta "maravilla de Kórsakov", apunta Joan Matabosch, director del coliseo madrileño. Los más pequeños podrán disfrutar de una versión infantil en el Real Teatro del Retiro con una máquina de viento, un tambor medieval, campanas y cascabeles.

El cuento del zar Saltán es una ópera coproducida con el Théatre Royal de La Monnaie de Bruselas, donde fue un éxito en su estreno en 2019, y obtuvo el premio internacional de Ópera a la mejor nueva producción de 2020.

Claroscuros y anhelos

El director de escena Dmitri Tcherniakov ha bromeado con que el título original es "el más largo de todas las óperas jamás compuestas": El cuento del zar Saltán, de su hijo, el célebre y poderoso bogatyr príncipe Gvidón Saltánovich, y de la bella Princesa-Cisne y asegura que se propone "como misión" dar a conocer las óperas de Rimski-Kórsakov en España.

Explica que todos los rusos conocen este cuento y pueden citar fragmentos de memoria, cuya pieza más popular es "El vuelo del abejorro", pero al escenógrafo no le interesa el optimismo infantil de la fábula, sino "los claroscuros, la tristeza, los anhelos que expresan también esos cuentos de hadas" y aclara que la obra se dirige a todos los públicos no solo a los niños.

Como las matrioskas, en las que una muñeca aloja otra más pequeña, el cuento tradicional está metido dentro de otro relato sobre "el vínculo especial, el amor entre una madre y su hijo, que son realmente los verdaderos protagonistas de la historia y no el zar Slatán". Así, hay dos historias paralelas, en las que una mujer utiliza el cuento de Pushkin para comunicarse con su hijo "frágil, indefenso, casi autista", que a través de la imaginación puede llegar a entender el complejo mundo real.

El tenor que encarna al príncipe Guidón, Bogdan Volkov, indica que está "encantado" de interpretar a uno de sus roles favoritos en Madrid y que el personaje que ha crecido con su madre se relaciona con "muchas situaciones actuales de familias monoparentales". Añade que quiere conocer a su padre ausente, transmutado en mosquito, mosca y abejorro, pero no está claro si le mueve "la curiosidad o el deseo de venganza".

Para evitar los clichés de Hollywood sobre el autismo, Volkov preparó el papel leyendo artículos y viendo documentales. Cita Life Animated que le resultó "muy conmovedor", en el film el protagonista está obsesionado con las películas de animación y su padre comprueba que "la mejor forma de conectar con este niño que permanece incomunicado, aislado del mundo, es imitar las voces de los personajes de Disney".

En esta ópera la madre hace algo parecido y usa el cuento de hadas de Pushkin para llegar a su hijo: "Ellos mantienen, entre ambos, una burbuja muy poética. Una relación muy conmovedora, pero muy frágil a la vez, en la que la madre trata de preservar ese espacio de seguridad para su hijo", señala el tenor.

Ver el mar

Bronchti destaca que Rimski-Kórsakov es uno de los compositores que mejor "refleja los sonidos y las sensaciones que produce el mar" con una orquestación "extremadamente pictórica". La música "cuenta la historia y se dice que Disney se vio influido por Kórsakov en estos temas". En El cuento del zar Saltán hay "interludios fantásticos" y las imágenes en vídeo apoyan la narración de la ópera.

El director musical narra que el compositor conocía muy bien los mares porque fue miembro de la Armada imperial y recorrió todo el mundo en barco, pero desde que era "un niño tímido, con un mundo interior muy rico" escuchaba las historias de su hermano, 22 años mayor que él, marino y explorador. "El mar es el lugar donde todo puede ocurrir, la puerta a otro mundo y tiene una gran influencia en la música de Rimski-Kórsakov", describe Brontchi.

En la isla de Buyán pueden suceden las cosas más fantásticas que podamos imaginar, el director musical detalla que "hay un interludio orquestal que precede al segundo acto de esta ópera en el que la música expresa el barril que se mueve con las olas, el brillo de las estrellas porque es de noche, la ansiedad de la madre, el mar que se agita, que se calma, y el bebé que crece dentro de ese tonel".

"Ya está, aquí acaba el cuento: es todo lo que ustedes necesitan saber", Vladímir Belski.