'Emmie Arbel. El color de los recuerdos', el desgarrador testimonio de una superviviente del Holocausto
- Barbara Yelin narra el paso de Emmie por un campo de concentración nazi y las secuelas que sigue sufriendo
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En la actualidad, Emmie Arbel es una mujer de 86 años que vive en Israel. Nacida en La Haya, en 1937, cuando apenas tenía cuatro años y medio fue deportada por los nazis, junto a su familia, al campo de tránsito de Westerbork, en 1942. Luego, en 1944, la llevaron al campo de concentración Ravensbrück, para mujeres y niños. Su padre fue asesinado en Buchenwald y sus abuelos en Auschwitz. Ella sobrevivió, junto con su madre y su hermano mayor Rudi, hasta que fueron liberados en 1945. Pero días después de esa liberación su madre falleció. Menachem, su otro hermano, también sobrevivió y se reunió con sus hermanos en Holanda, donde fueron adoptados por una familia. Pero su nuevo padre abusó de Emmie sin que ella pudiera hacer nada para defenderse.
Una infancia y juventud marcada por la muerte, la violencia, los abusos, el silencio y la soledad, que la persiguieron hasta que decidió "coger las riendas de su vida", y que ha contado a la dibujante Barbara Yelin (Múnich, 1977), que decidió convertir esta historia en la novela gráfica Emmie Arbel. El color de los recuerdos (Garbuix Books), que ha ganado el Premio de la Paz Gustav Heinemann para libros infantiles y juveniles, además de estar nominado al Premio Alemán de Literatura Juvenil de 2024 en la categoría de no ficción. Y que, a pesar de su desgarradora historia, también está llena de pasión por la vida, rebeldía, autoafirmación y sentido del humor.
Barbara Yelin nos ha atendido por mail y nos ha comentado cómo conoció a Emmie y qué le impulsó a narrar su historia en una novela gráfica: "Nos presentaron a través del proyecto internacional Visual Narratives (que tiene como objetivo recoger los testimonios de supervivientes de genocidios a través de proyectos artísticos y priorizando su bienestar). La directora, Charlotte Schallié, es profesora de estudios sobre el Holocausto y derechos humanos, y me preguntó si estaba interesada en conocer a Emmie Arbel y crear una novela gráfica basada en sus recuerdos".
"Emmie y yo nos conocimos en 2019, en el Memorial de Ravensbrück -añade la autora-. Fue una conversación breve, pero me impresionó mucho su franqueza, amabilidad y humor, y poco después decidimos empezar el libro. Por supuesto, no sabíamos que nos llevaría 4 años".
Página de 'Emmie Arbel. El color de los recuerdos'
Una niña que estuvo a punto de morir varias veces
"Poco antes de conocernos en persona -nos explica Barbara-, vi dos retratos de Emmie, ambos mostrándola de niña. El primero era de 1942, Emmie tiene 4 años y medio, fue tomado en un estudio fotográfico poco antes de que los nazis deportaran a Emmie y a toda su familia de Den Haag, Holanda, al campo de Westerbork, y en esa imagen se ve a una niña feliz. La segunda fue tomada pocos años después, en 1945 o 1946, tras la liberación, Emmie era huérfana, sus padres y abuelos habían sido asesinados en el Holocausto, había sobrevivido a los campos de concentración de Ravensbrück y Bergen-Belsen y había estado a punto de morir varias veces, y la niña que se ve en el retrato es una persona tan diferente, se ve una expresión tan profunda y desesperada y rebelde, fue impactante y conmovedor al mismo tiempo. Me dejó sin palabras. Ya entonces quise contar la historia de Emmie.
El título elegido para esta novela gráfica no es casual, porque el color es fundamental en la narración y Barbara Yelin nos confiesa que: "Quiero mostrar la presencia contemporánea de los recuerdos, y cómo la experiencia de sus recuerdos irrumpe en la vida cotidiana de Emmie. Quiero que el lector comprenda la complejidad de una vida como la de Emmie. No hay preguntas ni respuestas fáciles. También quiero contribuir a hacer llegar al lector el mensaje de Emmie: "Acepta a la gente que es diferente. Y trae cosas buenas al mundo, no malas".
Página de 'Emmie Arbel. El color de los recuerdos'
"Debo ayudar a que algo así no vuelva a ocurrir"
Emmie estuvo años yendo a una psicóloga que fue a la única que le contó sus vivencias durante muchos años, hasta que sacó fuerzas para contar su experiencia, sobre todo a niños y jóvenes, y, finalmente, poder contárselo a Barbara para esta novela gráfica: "A Emmie le resulta muy difícil hablar de lo que vivió, de sus recuerdos del Holocausto. Lo explica en el libro. Y, sin embargo, quiere hablar de ello porque dice: "Tengo que hablar de lo que pasó, debo ayudar a evitar que algo así vuelva a ocurrir".
Emmie asegura varias veces en el cómic que no le gusta la palabra superviviente. "No le gusta esa palabra porque no quiere que la vean como una víctima, no quiere que la victimicen -nos cuenta Barbara-. Es fuerte. Tuvo que serlo. Si sobrevivió al Holocausto fue, esto es importante, sobre todo gracias a su fuerza. Sobrevivir a eso por suerte y coincidencia era muy poco probable. Era casi imposible sobrevivir al Holocausto siendo un niño en un campo de concentración, incluso más que para los adultos".
Pero, aunque sobrevivió, los recuerdos de ese sufrimiento (en el cómic cuenta como creía que podía morir en cualquier momento), han acompañado a Emmie toda la vida. "No lo superó de niña, era una niña profundamente traumatizada y no podía hablar de nada de lo que había pasado -nos comenta Barbara-. A mitad de su vida, tuvo una crisis nerviosa y empezó terapia. Durante 10 años, aprendió en esa terapia a enfrentarse a sus recuerdos y a encontrar palabras para ellos. Sólo entonces empezó a hablar de ello, primero con su familia y luego, poco a poco, con más gente. Desde hace 20 años, visita regularmente el memorial de Ravensbrück para hablar allí como testigo. Eso demuestra su enorme fortaleza".
Página de 'Emmie Arbel. El color de los recuerdos'
Sufrió abusos por parte de su padre adoptivo
Tras sobrevivir al Holocausto y perder a toda su familia, Emmie y sus dos hermanos fueron adoptados por una familia de Holanda, pero sus sufrimientos no habían terminado, ya que sufrió abusos por parte de su nuevo padre. "El maltrato era otra capa de trauma y una profunda traición a la posibilidad de que alguna vez pudiera haber un rescate. No podía denunciarlo porque tenía claro que eso la llevaría a la calle, a ser expulsada de la única familia que le quedaba, como dice en el libro".
También fue cuando, según cuenta en el libro Emmie decide tomar las riendas de su vida y no dejar que nadie más abusara de ella, de ninguna manera. Tuvo tres niñas de relaciones fracasadas a las que terminó criando sola combinando hasta tres trabajos a la vez. Y tuvo que enfrentarse, también sola, a la pérdida de una de ellas a consecuencia de una enfermedad. "En todos esos momentos Emmie siguió demostrando su enorme fuerza" -destaca Barbara-.
Página de 'Emmie Arbel. El color de los recuerdos'
"Para mí, dibujar es una forma de sentir"
Destacar los dibujos de Barbara Yelin que también hacen de esta historia una obra de arte. "Utilizo lápices de colores, acuarelas... Me encanta la acuarela cuando flota y empapa el papel. Me recuerda la dinámica incontrolable de los recuerdos, como si fueran y vinieran, nunca en un orden, nunca de manera cronológica. Necesitaba una técnica que me permitiera reaccionar a las ideas y a las nuevas preguntas que me iban surgiendo mientras dibujaba. Poruqe mi dibujo es un proceso por capas. Dibujar es para mí una forma de pensar, de sentir, de acercarme a mis temas, de encontrar nuevas preguntas".
"Cuando dibujaba -añade-, me surgían preguntas en las que Emmie y yo no habíamos pensado antes: ¿Qué temperatura hacía? ¿Qué ropa llevabas? ¿Había gente en la habitación? ¿Había un guardia? ¿Se sentaron en el suelo? ¿Cuántas capas tenía la cama? ¿Estaba oscuro fuera? Y por supuesto: ¿Qué sintió?"
"Me gustaría añadir algo sobre nuestro diálogo: siempre estuvimos en contacto sobre el proceso del libro. Le enseñé a Emmie los bocetos y storyboards desde el principio, y Emmie tuvo la oportunidad de juzgarlos, corregirlos y comentarlos. Todo el proceso consistió en varias capas de interacción: Yo hacía un dibujo y luego le preguntaba: "¿Podría haber sido así?", a lo que ella podía responder "sí", "no", "no lo sé" o incluso: "Lo conozco mejor que esto". Entonces, yo incorporaba su respuesta al dibujo. Emmie siempre fue muy precisa en los detalles de sus recuerdos, pero también muy generosa a la hora de dejarme las decisiones artísticas a mí".
Página de 'Emmie Arbel. El color de los recuerdos'
"Ha sido un trabajo muy intenso y emotivo"
En cuanto a cómo se siente tras realizar una obra tan especial, Barbara Yelin nos comenta que: "Fue una conversación sobre toda una vida y se basó en la construcción de confianza que se produjo a lo largo de los años. Fue un trabajo muy intenso y emotivo".
"La motivación de mi trabajo es, por supuesto, también política -nos comenta-. Ahora, cuando vemos que en Alemania, en Europa y en todo el mundo surgen y crecen peligrosos fascistas, necesitamos -para comprender y combatir el enorme peligro- aprender, ser conscientes y reflexionar sobre el pasado fascista de la Alemania nazi".
"Pero mi motivación también ha sido mucho más que eso. Estoy muy contenta de haber podido dialogar con Emmie, que es una persona tan especial, rebelde, humorística, franca, amable y joven. Tuve mucha suerte de que Emmie me dedicara su tiempo y su confianza. Sólo sobre esta base pudo desarrollarse este libro".
"Y también me hizo muy feliz colaborar con tantos investigadores, historiadores, expertos... con ese gran proyecto internacional, que me permitió conocer e intercambiar ideas, con otros grandes artistas internacionales".
Un libro tan emocionante como necesario, sobre todo por ese nuevo auge de los extremismos, que menciona Barbara. Y que debería hacernos reflexionar sobre el mundo al que nos dirigimos.
Nos gustaría destacar la traducción de Julia Gómez Sáez.
Portada de 'Emmie Arbel. El color de los recuerdos'