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Elecciones en Ecuador

Noboa vs. González: dos modelos antagónicos para gobernar un país atravesado por la inseguridad y la polarización

  • El presidente de Ecuador busca la reelección frente a la candidata correísta en unas elecciones que se prevén muy ajustadas
  • Independientemente de quién gane, la inseguridad será uno de los grandes retos de la legislatura
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Ecuador decide entre Noboa y González en la segunda vuelta de las presidenciales

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, no contaba con decidir su futuro político en un segundo asalto. Daba por hecho que renovaría su mandato en la primera vuelta, celebrada el 9 de febrero, pero la correísta Luisa González dio la sorpresa al cosechar un inesperado resultado — se quedó a apenas 17.000 votos de la opción oficialista—, que vendió como una victoria. Los dos se enfrentan de nuevo este domingo en una segunda vuelta que determinará quién será el próximo dirigente de un país atravesado por la inseguridad y la polarización.

Son candidatos radicalmente distintos que han logrado convencer a un porcentaje de población muy similar. En la primera vuelta, Noboa obtuvo el 44,3% del escrutinio frente al 43,8% de su rival y entre los dos concentraron el 90% de los votos válidos, pese a que había 14 candidatos en contienda. Ahora están muy igualados en los sondeos, por lo que cualquier paso en falso puede inclinar la balanza hacia una opción u otra.

"Ha sido una campaña muy sucia de los dos lados, llena de insultos y noticias falsas y vacía de contenido. No creo que la mayoría de la población sepa cuáles son sus propuestas, qué país es el que ofrecen", explica a RTVE.es la politóloga ecuatoriana Patricia Hidalgo, que subraya la polarización instalada en el país y apunta que "cualquiera" podría ganar el domingo. Dependerá de quién haya cometido "menos errores" en los días previos a la votación.

Como ventaja, "Noboa juega la carta de la continuidad y la estabilidad que desea la gente. En cambio, González llega con la carta del cambio, con la idea de que el Ecuador necesita una reforma muy fuerte", subraya a este medio la politóloga Selene López.

Noboa: un año de desgaste en el Gobierno y la baza de la continuidad

A los 35 años y con escasa experiencia política, Noboa ganó las elecciones de 2023 —también frente a González— y se convirtió en el presidente más joven de la historia democrática de Ecuador (y de toda Latinoamérica). Con un estilo informal y una fuerte presencia en redes sociales, prometió iniciar una "guerra" contra el crimen organizado que aún no ha logrado ganar y en su estancia en el Ejecutivo ha tomado decisiones polémicas e impredecibles por las que algunos de sus adversarios le tildan de "dictatorial".

"Es un joven irreverente, rico, con una esposa y unos hijos preciosos, que se vuelve aspiracional porque todo el mundo quiere esa familia", afirma Hidalgo sobre Noboa, que es hijo del millonario empresario y cinco veces candidato a la Presidencia, Álvaro Noboa. Sin embargo, "algo novedoso es que, en tan poco tiempo, poco más de un año, hay gente que ya es antinoboísta", añade. A su Gobierno, dice, le falta "un plan".

Ahora bien, dice López, de cara a la votación del domingo, "a Noboa le beneficia el deseo de continuidad de la población". Aunque ya se ha ganado algunos detractores, "no ha estado el tiempo suficiente en el Gobierno que le permita a la gente percibir que todo está mal y que no se avanza a ningún lado. No les entusiasma Noboa pero, por ahora, tampoco es visto como alguien malo", matiza.

Su campaña ha girado en torno a las críticas al correísmo y, entre sus promesas electorales, está la de reformar la actual Constitución —aprobada durante el mandato de Correa (2007-2017)—, ya que, asegura, "no ha servido en los últimos años". Plantea, además, levantar la prohibición para que se instalen bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano. Para Noboa, contribuiría a reforzar la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico; para González significa un menosprecio a las Fuerzas Armadas ecuatorianas y a la soberanía nacional.

Tanto él como el oficialismo "solo pueden echar mano de la misma retórica anticorreísta que ha utilizado la oposición desde hace una década, destacando la corrupción, el mal manejo del Estado y de la economía durante el Gobierno de la Revolución Ciudadana (RC)", explica a este medio la politóloga Angélica Abad. Sin embargo, estos argumentos, "aunque son verdaderos, parecen ser cada vez más insuficientes".

González: el legado del correísmo y la carta del cambio

En contraposición a los de Noboa, los orígenes de Luisa González son humildes. Aunque nació en Quito, se identifica como montubia, un pueblo de campesinos y ganaderos de la costa ecuatoriana donde se crio junto a su familia. A sus 47 años y tras una larga trayectoria política, podría convertirse en la primera mujer presidenta de Ecuador, aunque no goza de todos los apoyos por parte de los sectores feministas, que critican, por ejemplo, su postura antiabortista. Pese ser la líder de un movimiento de izquierdas, la candidata de Revolución Ciudadana es una cristiana devota que no oculta su fe.

Su carrera política se ha forjado en el seno de la RC y cuenta con la confianza y el beneplácito del expresidente Correa, cuyo legado persigue a la candidata para bien y para mal. Como explica Abad, aunque el expresidente ha estado presente en su campaña (especialmente en redes), "es cierto que González ha intentado distanciarse de él en un esfuerzo por fortalecer su figura de liderazgo". No obstante, añade, "persisten las dudas respecto de si estará o no en la capacidad de ejercer un verdadero liderazgo y comandar a su partido en caso de ganar la Presidencia".

"Rafael Correa polariza mucho. Tiene un liderazgo carismático fuerte que hace que haya gente que le adora, la base correísta, pero que también genera mucho rechazo al ser percibido por algunos como alguien autoritario y vertical", señala López. Quizás por eso el exdirigente "no ha tenido un rol tan protagónico en esta segunda vuelta", afirma la politóloga, que asegura que "quien ha tejido la política ha sido la facción de Luisa González" y no la suya.

González llega a estos comicios fortalecida. Ha pasado un año en la oposición a Noboa y eso le ha dado un valor adicional que le ha permitido ejercer un distanciamiento de Correa que le podría ayudar, coinciden las expertas, a atraer a los indecisos. Ahora bien, su "capital político" viene dado del exdirigente y parte de su éxito se explica por el legado de un partido estructurado como Revolución Ciudadana.

La candidata correísta se beneficia de "la percepción generalizada de que con Correa estábamos mejor", afirma Hidalgo. "Cuánto de ladrones hayan sido, ese es otro tema, pero la gente tiene el recuerdo de que había carreteras, de que afiliaron a los docentes. Ahora Ecuador está hecho pedazos y esa es una percepción que todavía tienen".

"De todos los Gobiernos que vinieron después, no ha habido ninguno que haya tejido una red de bienestar, un ejercicio de política pública que sí funcionaba durante la época de Correa", explica López, que coincide en que "en la mente de la gente permanece la idea de que, si alguna vez hubo orden en Ecuador, fue bajo el Gobierno de la Revolución Ciudadana". Además, esta es la primera vez que el correísmo compite con una opción continuista y se presenta como alternativa de cambio, lo que podría beneficiarles en las urnas.

Asimismo, durante la campaña, González y su partido "han logrado capitalizar los errores del oficialismo", explica Abad. Han calado los mensajes que perjudican a la imagen de Noboa, algunos relacionados con su exmujer, que lo ha denunciado por violencia vicaria, o con "el uso de la imagen de su hija en campaña" (pese a que la ley prohíbe la aparición de menores en publicidad política). También aquellos que apuntan a su "falta de respeto a las instituciones democráticas" y, en concreto, a la tensa relación del mandatario con su vicepresidenta, Verónica Abad, quien lo acusó de haberla forzado a dimitir.

Noboa, de hecho, ha jugado esta elección siendo candidato y presidente al mismo tiempo y ha hecho campaña sin pedir licencia del cargo, tal y como establece la normativa ecuatoriana para los mandatarios que buscan su reelección inmediata. Eso habría implicado delegar su poder en Abad, que ahora se encuentra suspendida por el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) y a quien Noboa ha tachado de "traidora".

La complicada relación entre ambos se remonta a la campaña de las elecciones de 2023 y, de hecho, en septiembre de 2024, Noboa envió a su vicepresidenta a Turquía como "consejera comercial de la embajada" con la intención, según la propia Abad, de silenciarla.

Dos modelos frente al reto de la inseguridad

Noboa lleva 14 meses en el sillón presidencial ejerciendo una política de "mano dura" que, sin embargo, no ha logrado los resultados que sí han cosechado otros regímenes en los que se inspira, como el de Nayib Bukele en El Salvador. La inseguridad, coinciden las analistas, es el principal reto que enfrenta la política de Ecuador, el país con el índice de homicidios más alto de América Latina, según un estudio de Insight Crime.

Noboa ha prometido destinar 72 millones de dólares a las Fuerzas Armadas y la Policía; González plantea la misma inversión para la creación de lo que llama "gestores de paz" formados por ciudadanos que actúen en los barrios. "Nadie cuida mejor su barrio que el que vive allí", ha afirmado la candidata correísta sobre su propuesta. El actual presidente, que también apuesta por pedir ayuda a países como EE.UU., dice que la medida planteada por su rival pasa por la creación de "grupos paramilitares de expandilleros rebautizados, ahora armados y leales solo al partido".

"Cualquiera de los dos tendrá que enfrentar este desafío si llega a la Presidencia y plantean modelos muy distintos", asegura López. Noboa apuesta por la "militarización", ofrece un modelo similar al de Bukele, aunque "ineficiente", explica la politóloga. Mientras tanto, "González plantea afrontar la política de seguridad y de pobreza de forma conjunta. Es decir, que primero se tienen que resolver los problemas de pobreza para que no haya delincuencia". Es un modelo, dice esta politóloga, "difícil de explicar a la gente, que da resultados solo a largo plazo y que no suele ser rentable electoralmente".

La importancia del voto indígena en una elección muy ajustada

Luisa González firmó la semana pasada un pacto con dirigentes de la formación indígena Pachakutik para recibir su respaldo este domingo. Daniel Noboa, sin embargo, ha insistido en afirmar que "no es verdad" que el movimiento indígena esté respaldando a su rival. Ambos candidatos saben que en una elección que se prevé tan ajustada, la diferencia puede marcarla el voto de este sector de la población que, sin embargo, está también dividido.

"Parte de las afirmaciones de Noboa son ciertas. [...] El movimiento indígena y Pachakutik no son lo mismo. Es muy diverso y existe un sector que no perdonará nunca los agravios cometidos en su contra durante el Gobierno de Correa", afirma Abad, que explica que este sector en concreto está promoviendo el voto nulo y que, otros, son más cercanos a la derecha.

Aún así, como sostiene Hidalgo, "son los indígenas los que van a decidir realmente". "No irá todo el voto para Luisa, no será un 5%, pero quizás sí un 3,5% y eso puede determinar la diferencia", asegura la experta, que señala que otro de los grandes retos que se abren paso en la próxima legislatura es la falta de confianza en las instituciones por parte de la población y la necesidad de una "limpieza institucional".

La diferencia entre ambos aspirantes es mínima y se decidirá con muy pocos votos. Lo que ocurra el domingo, dice López, "dependerá de lo que pese más para el electorado: si el miedo al retorno del correísmo o al desgaste del oficialismo".