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La pugna entre PNV y EH Bildu en el País Vasco, una carrera de una década que llega a la recta definitiva

  • Desde las elecciones de 2023, la formación ‘abertzale’ amenaza la hegemonía del PNV, al que podría ganar el 21A
  • Con un perfil de votantes transversal y creciente, saca rédito a su estrategia más alejada del independentismo

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Pugna entre PNV y EH Bildu en las elecciones vascas 2024
Los candidatos a las elecciones vascas de 2024 Imanol Pradales (PNV) y Pello Otxandiano (EH Bildu). DISEÑO RTVE

Acostumbrados a que el País Vasco sea un feudo histórico del PNV, el hecho inédito de que en las próximas elecciones al Parlamento Vasco EH Bildu tenga posibilidades ciertas de ser el partido más votado puede sorprender a espectadores casuales de la política. Pero cambios de este calado no ocurren de un día para otro, son consecuencia de tendencias y movimientos de largo plazo.

En las elecciones autonómicas de 2020, Bildu fue el partido más votado en 104 de los 251 municipios del País Vasco. Un gran crecimiento de la izquierda ‘abertzale’ en dos décadas si se compara con los cinco pequeños pueblos, todos de Gipuzkoa, donde Euskal Herritarrok (coalición independentista en la que estaba Herri Batasuna) fue la primera fuerza en 2001. 

Los siguientes mapas muestran el duelo particular entre el PNV y Bildu -y otras marcas previas de la izquierda ‘abertzale’, como fueron EH y el PCTV- en los comicios autonómicos de los últimos 20 años, a nivel municipal.

Desde la provincia de Gipuzkoa, donde la izquierda independentista ha sido siempre más fuerte (y con la excepción de 2009, cuando ninguna candidatura ‘abertzale’ fue considerada legal por los tribunales al ser estimadas continuadoras de Batasuna), las marcas electorales que desembocan en la actual EH Bildu han ido expandiendo su apoyo por todo el territorio y en todas las arenas electorales.

No se ha vivido todavía una elección al Parlamento Vasco en la que el PNV se haya visto superado en votos por otra candidatura soberanista. En particular, en los comicios autonómicos era donde mayor distancia solía manifestarse entre ambos partidos. Al menos, hasta hace tres años. Desde entonces, urna a urna, la diferencia de 12 puntos entre PNV y Bildu en las elecciones al Parlamento Vasco de 2020 se ha visto recortada en 2023 a menos de seis puntos en las elecciones forales, dos en las municipales y tan solo una décima, 1.000 votos, en las generales, los últimos comicios celebrados en la comunidad.

De hecho, EH Bildu se ha anotado victorias parciales significativas en los comicios más recientes. Hace menos de un año, en las municipales, rompió su techo electoral en unos comicios locales, superó al PNV en número de concejales en el País Vasco, además de ser el partido más votado en 104 municipios, incluida la capital, Vitoria-Gasteiz. Y en las elecciones forales de mayo y en las generales de julio, se alzó como la primera fuerza en Gipuzkoa, con una amplia ventaja en el caso de las elecciones al Congreso. A punto estuvo también de ganar en las elecciones a las Juntas Generales en Álava, provincia donde se prevé una reñida pugna el próximo 21 de abril.

La estrategia de Bildu, centrada en políticas sociales

¿Cómo se ha llegado a este punto? El fin de la violencia de ETA declarado en 2011 supuso un punto de inflexión para el rendimiento de la izquierda ‘abertzale’ en las siguientes citas electorales, pero sería un error vincular su crecimiento únicamente al cese de los atentados de la banda terrorista. 

“EH Bildu nace después de la gran crisis económica y financiera de 2010, cuando se articulan nuevas ofertas políticas”, explica Braulio Gómez, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Deusto y director del Deustobarómetro. “Termina ETA, por un lado, y se termina la credibilidad de los partidos socialdemócratas, fundamentalmente con la crisis financiera que obligaba a medidas de austeridad” y a recortes en el Estado del bienestar. 

Surge ahí Bildu, “muy cargado de movimiento feminista y ecologista”, y alcanza una penetración grande en espacios urbanos como Vitoria-Gasteiz, donde ganó las elecciones municipales en 2015, aunque no pudo gobernar. “Se presentan como nueva formación con ingredientes de la época en la que están, acercándose al electorado vasco buscando la centralidad; no se acercó Bildu buscando la independencia y luego en diez años se ha pasado a lo social”, aclara el profesor.

En ese sentido, en el contexto de una década tranquila en el País Vasco, libre de la amenaza del terror y al margen de las refriegas de la política en España, EH Bildu ha dejado de ser un partido de “nicho” enfocado en el soberanismo para alcanzar mayor transversalidad, ocupando poco a poco espacios electorales que antes dominaba sin oposición el PNV. Y en la negociación con Madrid, a base de centrarse en políticas sociales con efecto en la vida cotidiana de los ciudadanos, han fraguado “muy rápidamente una reputación de ser un partido útil de izquierdas que compite como un partido socialdemócrata más”, argumenta Braulio Gómez. 

El nuevo rumbo político, más ideológico que identitario, ha dado cabida a electores con perfiles más variados, hasta el punto de que el debate territorial ya no es una prioridad para todos: más de un tercio de votantes de Bildu afirman que no querrían que Euskadi fuera independiente, según la última encuesta del Deustobarómetro, publicada en diciembre. 

De esta forma, EH Bildu ha captado el voto de la izquierda que antes se dirigía a Elkarrekin Podemos y, en menor medida, a los socialistas; aprovechando además -añade el profesor Gómez- el “suicidio político del espacio que antes ocupaba Podemos”, incapaz de acordar una oferta unitaria con Sumar para apuntalar su actual representación en el Parlamento Vasco.

Este gráfico, (encuesta del CIS en 2020 previa a las elecciones autonómicas), muestra qué partido preferían los vascos en función de su posicionamiento ideológico en una escala de 1 a 10, donde uno es izquierda y 10 es derecha.

Antes de las elecciones de 2020, el PNV era el partido hegemónico entre los votantes de centro y derecha e incluso entre los que se consideraban de centro-izquierda (posición 3-4 en la escala), mientras que EH Bildu destacaba entre los votantes más a la izquierda.

Esta es la imagen de la encuesta preelectoral del CIS de este 2024. Un gran cambio de preferencia ha tenido lugar en la izquierda (1-4): EH Bildu se ha convertido en la fuerza hegemónica e incluso compite por el elector de centro con el PNV, algo 'desplazado' a la derecha.

EH Bildu ha crecido entre los electores vascos de izquierda a costa del PSOE, Elkarrekin Podemos y Sumar, estos a su vez penalizados al concurrir por separado y competir entre sí por los seis escaños de Podemos en 2020.

Expresado de otra manera, Bildu no es solo el partido con más votantes fieles (el 89,9% de quienes le votaron en 2020 muestran su disposición a repetir en 2024), sino que recibe un importante trasvase de votos de Podemos (32,7%) y hasta un 9,5% del PNV.

El crecimiento del apoyo a EH Bildu se evidencia en todos los perfiles demográficos. En 2020 era una formación con mayor calado entre la población joven lejos de un PNV claramente dominante entre los mayores de 45 años.

De cara a las próximas elecciones, supera con mayor claridad al PNV entre los adultos más jóvenes y desafía el predominio del PNV en el resto de franjas, salvo los mayores de 75.

Del mismo modo, si hasta las elecciones de 2020 Bildu recibía más apoyo relativo en pueblos de menor tamaño y decaía en las ciudades...

... a las puertas del 21A, la intención de voto hacia los 'abertzales' pugna en todos los territorios con la del PNV: le supera en los pueblos de menor tamaño, le iguala en pequeñas ciudades y se le aproxima mucho en las principales urbes.

La última prueba de la transversalidad del nuevo voto a Bildu se ve al examinar el nivel de estudios de los votantes. Si en 2020 la preferencia hacia la izquierda 'abertzale' era mayor entre ciudadanos con mayor nivel de estudios...

... en 2024 la tendencia es menos marcada y, sobre todo, el apoyo a EH Bildu rivaliza mucho más con el que reciben los nacionalistas del PNV entre votantes de todo nivel educativo.

Como se ve en los gráficos anteriores, el duelo entre PNV y Bildu no se produce como una mera competición. De hecho, ninguno de los dos ha descartado un pacto futuro entre ellos, que el propio coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ha sugerido, aunque el PNV ha dicho durante la campaña que el pacto con los 'abertzales' es "prácticamente imposible". En realidad, el pulso entre ellos está estrechando el espacio político de las fuerzas no soberanistas, que en las últimas elecciones autonómicas han cosechado menos escaños en las tres provincias vascas. 

Que la carrera electoral por liderar el nacionalismo vasco hoy se convierta en una alianza mañana dependerá de una situación política que va más allá de los designios inmediatos de las elecciones del 21 de abril. De momento, lo que está en juego, y no es poco, es cuál será en 2024 el partido más votado en el País Vasco.